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Cannabis y rendimiento (II)

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Cannabis Magazine

Tras la introducción que realizamos en la primera parte (ver Spannabis Magazine nº 23, páginas 44-48), pasamos ahora a revisar algunos estudios que tratan los efectos del cannabis sobre el rendimiento, comenzando por los que inciden en los aspectos negativos. Evitaremos muy a propósito términos en apariencia científicos, pero en realidad cargados de connotaciones peyorativas y sin fundamento real, como el famoso “síndrome amotivacional” –la pasividad y falta de motivación supuestamente atribuidas al porreta–, del cual ni sus mismos defensores saben si es debido al consumo de cannabis o si se trata más bien de características previas del sujeto y no achacables a la sustancia.

Nos ceñiremos a las investigaciones que describen acciones concretas (no invenciones terminológicas) realizadas con sujetos experimentales, y nos centraremos en los efectos sobre las facultades intelectuales, el campo al que me he dedicado en estos últimos años. Existen también bastantes datos empíricos acerca de cuestiones somáticas, especialmente el impacto sobre las hormonas sexuales (testosterona y gonadotropinas), pero mis publicaciones sobre rendimiento físico y deporte están aún en proyecto, por lo que me limitaré al ámbito cognitivo. Por hacer una mención al trillado asunto de los efectos hormonales, reconozco que hace años –en la era pre-Internet, cuando sólo contaba con algunas referencias de artículos y libros de nutrición y medicina deportiva– me atenía a varios estudios de los años ochenta que describían daños producidos por el cannabis. Más tarde, cuando la Red me permitió el acceso a una gran abundancia de literatura científica, he ido modificando mi opinión, y ahora –a partir de los resultados contradictorios que las investigaciones ofrecen– creo que en varones sólo puede afectar temporalmente a los niveles de hormona luteinizante y de testosterona, así como al recuento de espermatozoides, efectos que parecen remitir a medio plazo y que posiblemente no tengan mayor trascendencia, a no ser en el caso de consumidores habituales de cantidades masivas. Al final del artículo ofrecemos algunas referencias sobre este asunto, para quien desee consultarlas. Volviendo al tema que nos ocupa, el cáñamo actúa sobre los procesos cognitivos por su influencia en determinados receptores de neurotransmisores del sistema nervioso. Estos procesos no son bien conocidos por diversas razones: porque se han descubierto hace pocos años, porque son complicados en sí mismos y porque existe bastante reticencia a la hora de investigar algo que puede desmontar todos los prejuicios hacia una droga controlada y obligar a reconocer sus beneficios. Lo que sí se sabe con seguridad es que el tetrahidrocannabinol (THC), el principal alcaloide, actúa sobre los receptores de cannabinoides localizados en diversas partes del encéfalo. Existen receptores de esta clase en el cerebelo (encargado de la coordinación de movimiento, entre otras funciones), el hipocampo (aprendizaje y memoria, entre otras), en varias zonas de la corteza cerebral (capacidades cognitivas superiores) y en el hipotálamo (metabolismo). El hecho de que tengamos receptores de cannabinoides ya nos induce a pensar que deben ejercer alguna función y que el cáñamo no es un producto extraño para nuestro organismo. Asimismo, existen endocannabinoides, sustancias producidas por el propio organismo y similares al THC; si éste deteriorara ciertas funciones, también lo haría su versión endógena (1). Como el lector ya sabe, la comunidad científica, al no ser inmune a la presión social, tradicionalmente ha insistido en los problemas de salud que origina el consumo de drogas. Así, grandes autoridades médicas suelen decir que el cannabis deteriora la memoria. Sin embargo, es más que probable que se trate sólo de un efecto transitorio, mientras dura la acción de la sustancia. Además, algunos estudios apuntan al extremo contrario y afirman que mejora la capacidad intelectual gracias a ciertas propiedades antioxidantes.  

Definición de conceptos

Definimos ahora algunos conceptos, para una mejor comprensión de las investigaciones descritas.Memoria operativa (anteriormente conocida como “memoria a corto plazo”): sin entrar en la difícil cuestión de si se trata de una estructura o tan sólo de un proceso, la memoria operativa es el sistema donde almacenamos de forma temporal la información necesaria para desenvolvernos en nuestro entorno. En inglés se denomina “working memory” (memoria de trabajo), lo cual deja claro que sirve para fines prácticos e inmediatos; lo almacenado en ella se olvida si no se refuerza mediante el repaso, que permite trasladar los conocimientos a la memoria a largo plazo.Memoria explícita: recuerdos conscientes que pueden expresarse de forma directa. Memoria implícita: recuerdos de los cuales el sujeto no es consciente, pero que influyen en alguna conducta o capacidad actual.La atención es un constructo teórico que engloba un conjunto de procesos neurológicos; en el caso concreto de la atención selectiva, su función consiste en enfocar nuestros sentidos y conciencia sobre un objeto o fenómeno determinado que se percibe como relevante. La atención dividida aparece cuando los recursos se distribuyen entre varias tareas a las que debemos atender simultáneamente.Diseño cruzado: en este tipo de estudio todos los sujetos reciben todas las dosis de tratamiento, es decir, pasan por todas las condiciones posibles. Si contamos con dos grupos, uno experimental y otro de control (el que recibe el placebo), en la mitad del ensayo el grupo experimental pasa a ser de control y viceversa, una vez disipados los efectos del tratamiento anterior.Diseño de doble ciego: en este caso ni los sujetos que reciben el tratamiento ni los clínicos que lo administran conocen las dosis, ni tampoco si se trata de una sustancia activa o de un placebo.Resonancia magnética funcional: esta herramienta de investigación neurológica incorpora a la excelente resolución que ya ofrece la resonancia magnética, la detección de la actividad fisiológica del cerebro a través de los cambios en el nivel de oxígeno del flujo sanguíneo. 

Algunos estudios relevantes

Como puede suponer el lector, sobre esta materia existen miles de estudios, de los cuales hemos elegido cuatro por considerarlos representativos. Todos los citados y la mayoría de los más importantes pueden consultarse en el portal del National Center for Biotechnology Information estadounidense (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/).  “Behavioral pharmacokinetics of marijuana” (“Farmacocinética conductual de la marihuana”)(2) En esta investigación se midió el rendimiento de los sujetos en tres pruebas motoras y perceptuales, efectuadas durante las veinticuatro horas posteriores a fumar un cigarrillo de marihuana con 100, 200 ó 250 microgramos/kg de THC. Se observó una correlación significativa entre los errores cometidos en pruebas de atención dividida y los niveles de THC en sangre por encima de 5-25 nanogramos/mililitro, medidos dos horas después de administrar la sustancia.   “Cognitive functioning of long-term heavy cannabis users seeking treatment” (“Función cognitiva de consumidores habituales de cannabis que solicitan tratamiento”)(3) 

Se trata de un estudio de larga duración efectuado en distintos lugares de los Estados Unidos (Seattle, Farmington y Miami), a partir de ensayos realizados entre 1997 y 2000 con 102 usuarios habituales de cannabis (51 con una media de 23,9 años de consumo; 51 con una media de 10,2 años de consumo), en comparación con un grupo de control de 33 sujetos no consumidores. Se valoró la atención y la memoria con medidas de nueve tests neuropsicológicos, realizados antes y después de diecisiete horas de abstinencia.

Resultados: en las pruebas de memoria y atención los consumidores a largo plazo rindieron significativamente peor que los consumidores a corto plazo y que los sujetos de control. En la prueba de aprendizaje verbal los consumidores a largo plazo recordaron menos palabras que los usuarios a corto plazo y que los sujetos de control, con diferencia nula entre estos dos últimos grupos. Los usuarios a largo plazo mostraron peores resultados en aprendizaje, retención y recuperación de conocimientos que los individuos de control. Los dos grupos de consumidores (corto y largo plazo) rindieron peor que los de control en una prueba de estimación temporal. Las medidas del rendimiento correlacionaban significativamente con la duración del consumo de cannabis, con menor puntuación a medida que aumentaban los años de consumo; además, no tenían relación con los síntomas de retirada de la sustancia y persistían a pesar de no haber tomado nada recientemente.Conclusiones: los resultados confirman que los usuarios habituales y a largo plazo muestran deterioros en la memoria y en la atención que perduran más allá del periodo de intoxicación y que empeoran según aumentan los años de consumo.  “Cognitive and subjective dose-response effects of acute oral Delta 9-tetrahydrocannabinol (THC) in infrequent cannabis users” (“Efectos cognitivos y subjetivos, en respuesta a la dosis, de la administración puntual de THC en consumidores no habituales de cannabis”)(4) Objetivo: detallar las posibles alteraciones cognitivas inmediatas y crónicas del THC, en consumidores no habituales de cannabis.

Método: diseño cruzado de doble ciego, con objeto de comparar, en quince sujetos varones, los efectos de la administración de 7,5 y 15 miligramos de THC con un placebo. Se tomaron medidas antes del tratamiento, y 1, 2, 4, 6, 8, 24 y 48 horas después.

Resultados: el consumo de 15 miligramos de THC perjudicó el rendimiento en dos tareas de memoria explícita en el momento de máxima concentración en sangre (dos horas después de la administración). El rendimiento en tareas de memoria implícita no experimentó alteraciones. Los efectos subjetivos eran muy marcados a las dos horas, pero persistieron más tiempo, llegando a ocho horas en algunos sujetos. En las pruebas realizadas 24 y 48 horas después no se observaron efectos negativos, lo cual indica que los efectos residuales son mínimos.   “Long-term effects of frequent cannabis use on working memory and attention: an fMRI study” (“Efectos a largo plazo del uso habitual de cannabis sobre la memoria operativa y la atención: un estudio con imágenes de resonancia magnética funcional”)(5)

El propósito de este estudio es valorar la función cerebral, en los ámbitos de la memoria operativa y la atención selectiva, de consumidores habituales de cannabis que toman dosis moderadas.Método: imágenes por resonancia magnética funcional, para examinar la memoria operativa verbal y la atención selectiva viso-auditiva, de diez consumidores habituales de cannabis que han pasado una semana sin tomar nada, y de diez individuos de control no consumidores. Los grupos eran del mismo sexo y con edad y CI similar.Resultados: los dos grupos rindieron igual durante las pruebas de memoria operativa y atención selectiva. Tampoco hubo diferencias en los patrones de actividad de las regiones cerebrales implicadas en estas funciones cognitivas. Sin embargo, en los consumidores de cannabis se observó una alteración en la actividad cerebral de la corteza parietal superior izquierda.

Conclusión: no hay evidencia que indique déficits a largo plazo en la memoria operativa y la atención selectiva, en usuarios habituales de dosis moderadas de cannabis que han estado una semana sin consumir. No obstante, parece existir alguna alteración cerebral basándose en lo observado en la corteza parietal izquierda.

 Como hemos mencionado, existen muchos otros estudios que describen efectos negativos en mayor o menor grado, pero sus pautas son similares a los aquí presentados. En la próxima entrega resumiremos algunos de los que inciden en la ausencia de trastornos originados por el cannabis o en los beneficios que conlleva su uso. Las conclusiones finales serán difíciles, y probablemente consistan en admitir cierto deterioro de algunas capacidades cognitivas a corto plazo y una falta de pruebas sobre daños a medio y largo plazo, a no ser en el caso de un consumo excesivo y prolongado durante años: ya sabemos que cualquier sustancia activa, tomada en exceso, puede originar problemas de salud. Si me permiten la sugerencia, al usuario de cannabis preocupado por sus facultades cognitivas pueden ayudarle productos como la hydergina® creada por el genial Albert Hoffman, con propiedades vasodilatadoras y oxigenadoras del cerebro y potenciadoras de algunos neurotransmisores y la sulbutiamina derivada de la vitamina B1, estimulante suave y neurotrópica, prácticamente carentes de efectos secundarios y que clasifico dentro del grupo de las drogas inteligentes y sustancias para mejorar el rendimiento.   Referencias: 1 Ott, Jonathan. Pharmacophilia o los paraísos naturales. Editorial Phantástica 2 “Behavioral pharmacokinetics of marijuana”, Barnett G, Licko V, Thompson T. Psychopharmacology 1985; 85(1):51-6. Springer-Verlag, Berlín, Alemania 3“Cognitive functioning of long-term heavy cannabis users seeking treatment”, Solowij N, Stephens RS, Roffman RA, Babor T, Kadden R, Miller M, Christiansen K, McRee B, Vendetti J; Marijuana Treatment Project Research Group. Journal of the American Medical Association, 2002 Mar; 287(9):1123-31 4 “Cognitive and subjective dose-response effects of acute oral Delta 9-tetrahydrocannabinol (THC) in infrequent cannabis users”, Curran HV, Brignell C, Fletcher S, Middleton P, Henry J. Psychopharmacology 2002 Oct;164(1):61-70 5“Long-term effects of frequent cannabis use on working memory and attention: an fMRI study”, Jager G, Kahn RS, Van Den Brink W, Van Ree JM, Ramsey NF. Psychopharmacology, 2006 Apr;185(3):358-68   Sobre la acción del cannabis en las hormonas sexuales: “Endocrine effects of marijuana” (“Efectos endocrinos de la marihuana”) , Brown TT, Dobs AS. Journal of clinical pharmacology, 2002 Nov;42(11 Suppl):90S-96S Effects of chronic marijuana use on testosterone, luteinizing hormone, follicle stimulating hormone, prolactin and cortisol in men and women” (“Efectos del uso crónico de marihuana sobre la testosterona, hormona luteinizante, hormona estimuladora del folículo, prolactina y cortisol, en varones y mujeres”), Block RI, Farinpour R, Schlechte JA. Drug Alcohol Dependence, 1991 Aug;28(2):121-8

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.

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