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Cómo aumentar el porcentaje de hembras (II)

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Segunda parte del artículo dedicado a los procedimientos para aumentar el número de hembras a partir de semillas no feminizadas. Leer primera parte.

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Sección de cultivo del foro

Que no les falte de nada

Para empezar, las plántulas recién nacidas no deben carecer de nada, ni de luz ni de nutrientes, porque cualquier circunstancia estresante aumenta los porcentajes de machos. Por supuesto, que les falte humedad o luz es nefasto en cualquier circunstancia. En la naturaleza lo normal es que la proporción de machos sea algo inferior al de hembras, no un 50/50 exacto sino 40/60 o por ahí, ya que lo mejor para la propagación de la especie es que haya más hembras, pues un solo macho puede polinizar a docenas (y hasta centenares) de ellas; el ratio de machos aumenta para asegurar la supervivencia de la especie cuando las situaciones son hostiles. Y darle un abono demasiado fuerte también es un factor estresante, lo suyo es empezar con 1/3 de lo que recomiendan los fabricantes, para pasar a ½ al cabo de tres o cuatro semanas y a la dosis completa algo después.

En varios Bancos afirman que el porcentaje de hembras aumenta bajando la temperatura ambiental. Esto es lo único que no he podido comprobar –aún-, pero recordemos que el ambiente idóneo de crecimiento del cannabis, y mucho más en su primera fase, es de 20-22ºC. Quizá interese dejarlo (si se puede) en 16-18ºC para tener más hembras, pero no menos. El problema es que esto sólo puede conseguirse si dispones de aire acondicionado, pero nunca está de más plantearse cuál es la zona más fresquita de la casa… con el problema de que lo más normal sea que ésta sea la menos soleada, con lo cual perdemos luz y eso NO COMPENSA NADA.

Añadamos que, si tienes aire acondicionado en casa, tendrás que gastar la electricidad necesaria para climatizar una habitación entera cuando en realidad sólo necesitas el equivalente a medio metro cúbico o incluso menos. Hay algún aparato de tipo “pingüino” que vale la pena, sin ser demasiado caro (los encontrarás más baratos de segunda mano si los buscas en invierno, en verano sube la demanda), pero sólo sirven para algo los de dos unidades, el compresor que va en la ventana y la unidad interna. Los que se mueven con ruedas por la casa y carecen de compresor externo son una engañifa vil y no valen para nada.

Seguimos. Tanto en el caso de funcionar con esquejes como con semillas, siempre es beneficioso que la superficie –vulgo, tierra. O coco, o cubos de fibra, o…- tenga una temperatura de dos o cuatro grados centígrados superior a la del aire, salvo que seas de los que cultivas bien tarde, en pleno verano (por mala planificación, haber estado demasiado liado, querer plantas pequeñas para que no den el cante, tirar de autoflorecientes o la razón que sea) y haya un calorazo tremendo (en cuyo caso te recomendaríamos tirar de genéticas africanas o afghanas, las holandesas igual palman con esa temperatura porque están aclimatadas a todo lo contrario. O alguna todoterreno de las que lo aguantan todo, como la Shep Stone de Zenith Seeds –muy purista Banco que, por cierto, no produce feminizadas-, por citar alguna).

 

Mini-invernaderos para todos los gustos

Los mini-invernaderos que vende cualquier growshop son fundamentales para cualquier cannabicultor ¿no? Con sólo poner un vaso de agua dentro ya le das a las plántulas la humedad debida.

Pues hay algún modelo con suelo calefactado, pero cuesta el triple que los normales. Si tu presupuesto es mínimo (maldita crisis macroeconómica global) hay un truco: las mantas térmicas son muy baratas y, a nada que te muevas para conseguir una de segunda mano (¡qué útil es internet!), más. Por no hablar de que la abuelita o la tía de todo el mundo siempre tiene una.

Seguimos. Es básico que las plantitas crezcan con buena luz, independientemente de que vengan de semilla feminizada o estándar. Si las intentas sacar adelante en una habitación y no están al lado de la ventana, se “espigarán”. Es decir, crecerán a lo alto como desesperadas buscando la luz que les falta, los tallos serán demasiado débiles para su longitud y, cuando te quieras dar cuenta, habrán fallecido todas masivamente.

Incluso si las pones a crecer al lado de la ventana, siempre es bueno darle alguna luz adicional, sobre todo si es de uso específico cannnábico (en el próximo número hablaré cumplidamente sobre el particular). Eso no sólo repercute en más hembras, sino en más plantas vivas y en que éstas crezcan más sanas y hermosotas. También importa que las plántulas crezcan en un sitio en que haya un mínimo de brisa, porque eso refuerza sus tallos. En el peor de los casos, un ventilador es baratísimo y no gasta casi nada de electricidad. Pero uno pequeñito, de los de taxista o de refrigerar ordenadores, uno más grande seguro que las troncha.

Y ahora atentos a este truquito molón. Combinando calefacción con luz adicional puedes poner a las plantas a crecer en febrero, incluso en enero o antes. En el caso de que puedas plantar en suelo, bien en huerto o bien en guerrilla (debidamente acondicionado/compostado, en ambos casos), o dispongas de macetas gigantescas, del tamaño de barriles (y espacio para que crezcan a lo alto y a lo ancho, claro está), obtendrás así plantas mucho más grandes, del tamaño de árboles, salvo que sean de las que no pasan de un metro hagas lo que hagas por ser “lanraces” en ese plan o genéticas muy específicas para indoor. Las transplantas al huerto en mayo y ya está (siempre es útil darle buen abono foliar y radicular en ese caso… y en todos), aunque yo siempre recomiendo protegerlas en esas fechas con un plástico transparente por encima (y eso siempre, independientemente del mes en que las pusieras a germinar) porque en nuestra latitud ese es el mes de las granizadas a traición.

Si pones a las plántulas a germinar en la terraza o patio correspondiente, hay un truco para hacerlo en febrero, enero, diciembre…: fabricas un habitáculo con plástico transparente, del que se usa para los invernaderos “a lo Almería” (las varillas las puedes hacer con cualquier cosa: listones, alambres, varillas…) y lo calientas con un calefactor, de los que llevan ventilador. Salvo que vivas en una zona en que los inviernos sean brutales, tampoco gasta tanta electricidad. Tienes que hacer un par de pruebas con un termómetro para ver en qué punto debes poner el termostato (así las plantas ni se asan ni se congelan y tú no te arruinas con la factura del contador), pero es fácil.

En ese caso puedes ir a por la famosa “cosecha de primavera” para tener dos cosechas en un año (la de reportajes que habremos publicado en esta revista sobre ello) y/o a por plantas que se acaben poniendo gigantescas en otoño si tienen mucho suelo disponible. En ambos casos debes reforzar el fotoperiodo con luz artificial para que no se pongan a cogollar antes de tiempo. Lo cual le vendrá de maravilla a las plántulas, ya que en esas fechas la luz solar tiene menor intensidad que en el verano. Es decir, las tienes con luz adicional durante todo el ciclo diurno y dos o tres horitas más, con unos simples fluorescentes vale (y si son de uso agrícola, mejor aún). Pero de iluminación de refuerzo hablaré en el siguiente número, en éste se me acaba el espacio.
 
  
 
 

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