Los psicodélicos, conocidos por alterar las conexiones entre diferentes regiones del cerebro, provocan cambios que pueden perdurar durante años, lo que subraya su prometedor potencial terapéutico

La psilocibina, el compuesto psicodélico presente en las setas alucinógenas, modifica la comunicación entre regiones cerebrales implicadas en el pensamiento introspectivo, como la ensoñación o el recuerdo. Estos cambios, que pueden durar semanas, explican tanto las alucinaciones inducidas por los psicodélicos como su potencial en el tratamiento de trastornos mentales como la depresión o el estrés postraumático, según revela un estudio publicado en la revista Nature.

La psilocibina actúa “reseteando” el piloto automático del cerebro, un conjunto de regiones activas cuando la mente está en reposo, o cuando una persona reflexiona sobre sí misma, sobre los demás, o planifica el futuro. Los cambios son tan profundos que la manera en que las regiones cerebrales se comunican, un patrón tan único como una huella dactilar, se homogeneiza. Este rasgo distintivo desaparece, y bajo los efectos de la droga, los cerebros de diferentes individuos muestran más similitudes entre sí que con su propio estado previo.

Alteraciones Duraderas

Después de este reseteo inicial, la psilocibina induce pequeños cambios en las conexiones cerebrales que pueden perdurar durante semanas.

“Lo que sucede es que estamos desincronizando temporalmente un sistema fundamental para que el cerebro relacione el yo con el mundo,” explica Joshua S. Siegel, profesor de psiquiatría en la Washington University School of Medicine (WUSM), Estados Unidos. “Esto genera una experiencia psicodélica a corto plazo”, describe Siegel, uno de los autores del estudio. “A largo plazo, el cerebro se vuelve más flexible, potencialmente capaz de regresar a un estado más saludable.”

Esta flexibilidad podría ayudar a personas con adicciones a reconsiderar su relación con las sustancias, o a individuos con depresión a escapar de patrones de pensamiento negativos, según analiza Petros D. Petridis, psiquiatra de la Universidad de Nueva York, en un comentario también publicado en Nature. Sin embargo, Petridis subraya que es necesario realizar ensayos clínicos robustos y diversificados para validar estas posibilidades.

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Un efecto temporal pero significativo

El reseteo inicial ocurre en el punto álgido de la experiencia psicodélica, justo después de tomar la droga. Posteriormente, el cerebro reconstruye las conexiones que lo hacen único, pero mantiene pequeños cambios que pueden persistir durante semanas.

“Es exactamente lo que se busca en un medicamento potencial. No queremos que las redes cerebrales de las personas se desintegren por días, pero tampoco que todo vuelva a la normalidad de inmediato. Se busca un efecto que dure lo suficiente para marcar una diferencia,” detalla Nico Dosembach, coautor del estudio y neurólogo también en la WUSM.

Efectos individualizados

Las personas que experimentan una vivencia psicodélica más intensa muestran mayores cambios en la conectividad cerebral.

El potencial terapéutico de la psilocibina y otros compuestos psicodélicos en patologías como la depresión ha sido objeto de estudio durante años. Diversos estudios han demostrado que, combinada con terapia verbal, la psilocibina mejora los síntomas en pacientes con enfermedades psiquiátricas. Sin embargo, la falta de comprensión sobre los mecanismos subyacentes a sus efectos ha limitado su aplicación más allá de los ensayos clínicos.

Los científicos de la Universidad de Washington han dado un paso importante en este sentido administrando psilocibina a siete voluntarios sanos, y analizando, mediante un promedio de dieciocho resonancias magnéticas por persona (129 en total), los cambios en su actividad cerebral. Este exhaustivo seguimiento, que cubre desde antes de la ingesta de la droga hasta tres semanas después, ha permitido observar cómo responde cada individuo al compuesto, revelando diferencias significativas entre ellos.

Los investigadores también realizaron una encuesta para conocer las sensaciones subjetivas de los voluntarios durante el pico de la experiencia psicodélica. Al cruzar estos datos con los cambios en la función cerebral, observaron que aquellos que reportaron una experiencia más intensa mostraron mayores alteraciones en su conectividad cerebral.

Este enfoque, que relaciona las sensaciones subjetivas con los cambios en la actividad cerebral, abre nuevas vías para evaluar mejor los efectos de las sustancias psicoactivas en los pacientes y desarrollar tratamientos más personalizados.

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“En psiquiatría, a menudo no sabemos quién debe tomar un medicamento, en qué dosis, ni con qué frecuencia. Esto nos lleva a probar diferentes fármacos y ajustar las dosis hasta encontrar algo que funcione. Usando esta nueva aproximación en ensayos clínicos, podríamos identificar los factores que determinan quién se beneficia y quién no, optimizando así el uso de los medicamentos disponibles,” explica Ginger E. Nicol, profesora asociada en la WUSM y coautora del estudio.

Blindfolded psycho woman in bed, psychedelic

Los voluntarios que participaron en el ensayo estuvieron acompañados en todo momento por expertos, quienes les prepararon para la experiencia psicodélica, mitigaron los efectos de un posible “viaje” negativo, y les ayudaron a procesar las alucinaciones una vez concluidas. Los investigadores insisten en que estos resultados no deben interpretarse como una promoción de la automedicación con sustancias psicoactivas, que conlleva riesgos para la salud.

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Acerca del autor

Raúl del Pino es un destacado psiconauta, escritor y autoridad en sustancias psicoactivas, especialmente psicodélicos.

Fundador de www.psiconautica.org en 1996, el primer portal en lengua hispana sobre drogas, se ha enfocado en los Estados Modificados de Conciencia y la Psicología Transpersonal. Autor del libro "MDMA, sexo y tantra", Raúl combina rigor científico con introspección personal, explorando la relación entre psicoactivos, sexualidad y prácticas espirituales. Su trabajo contribuye significativamente a la comprensión y uso responsable de sustancias psicoactivas.