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Drogas que no son lo que parecen

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Artículo sobre Ai Laket, un programa vasco de análisis de drogas.

Las drogas ilegales no vienen acompañadas de prospecto informativo. A lo sumo, para hacerse con un buen material, el usuario puede encomendarse a su ‘camello’ de cabecera, si es que existen traficantes de menudeo de fiar. Pero muchas veces ni con esas. El ‘gato por liebre’ está a la orden del día y lo que parece una ‘raya’ de speed puede ser una muestra en la que en lugar de anfetamina, predomina la cafeína. En otras palabras: un timo puro y duro.

Y no son casos aislados. Casi nueve de cada diez muestras de speed que circulan por las fiestas de pueblos y ciudades del País Vasco están adulteradas. Si se trata de cocaína, la proporción de adulteración baja a seis de cada diez. El cannabis, en cambio, apenas se adultera «a pesar de lo que se escucha en la calle».
Los datos se derivan del trabajo de la asociación Ai Laket, reponsable de Testing, un programa subvencionado por la Dirección de Drogodependencias del Gobierno Vasco. La iniciativa lleva ocho años recorriendo pueblos y ciudades del País Vasco, ofreciendo información y un servicio de análisis de drogas in situ a los usuarios que así lo deseen. Para ello disponen de una carpa y un laboratorio móvil en el que, al momento, se ofrece información sobre la sustancia que se va a consumir.
Los responsables del programa aseguran que, con la llegada de la época estival, la proliferación de drogas adulteradas aumenta. «Es la ley del mercado. En verano hay una tendencia a consumir más drogas y, consecuentemente, hay más sustancias en circulación. Cuanta más demanda existe hay más proporción de adulteración», explican desde Ai Laket, una asociación sin ánimo de lucro que se ocupa de minimizar las consecuencias nocivas del uso de las drogas.
Ante este panorama de adulteración, se dan situaciones como que en la misma noche los responsables del programa encuentren circulando muestras de anfetaminas «con un 2% de pureza y otras con el 80%». Esnifar una muestra de speed adulterada u otra sin adulterar no tiene nada que ver. Los efectos no son los mismos, ni de lejos.

Riesgo de sobredosificación

No obstante, según explican, la mayoría de los adulterantes que se utilizan en estas sustancias son «menos tóxicos que los propios principios activos» de las drogas ilegales. Pero no por ello el usuario está exento de riesgos. «Desconocer lo que tiene una sustancia puede producir sobredosificación o sobreestimulación», por aquello de que un usuario se puede tomar varias muestras para lograr las sensaciones que se desean. Y existe un peligro todavía mayor, el de las mezclas, que puede suponer «una bomba de relojería» para quien consume las sustancias.
El programa Testing se puso en marcha hace ochos años, después de dos años de experiencias de intervención de riesgos en discotecas y salas de fiesta. En todos estos años, el laboratorio móvil ha visitado 55 lugares diferentes del País Vasco y ha analizado una media de 800 muestras de drogas ilegales.
Este año, el programa visita 33 lugares diferentes en Euskadi, de ellos, diez en Gipuzkoa: Bergara, Arrasate, Tolosa, Beasain, Irun, Zarautz, Zumarraga, Ordizia y Azpeitia. El próximo 18 de septiembre estarán en Urretxu.
El año pasado la iniciativa llegó a contactar directamente con cerca de 7.000 personas, la mayoría jóvenes. De ellos, 3.600 llegaron a entrar directamente en la carpa instalada y recibieron información escrita y verbal. Además, 950 de ellos entregaron sus sustancias para ser analizadas.

Usuarios de 16 a 50 años

El programa funciona durante todo el año, aunque concentra su actividad en primavera y verano, meses que coinciden con la mayoría de fiestas patronales y conciertos al aire libre en los que, según explican sus responsables, hay una tendencia a «consumir más drogas».
Las sustancias ilegales que más se consumen en las fiestas y conciertos del País Vasco son el cannabis -sobre todo en forma de hachís-, seguida del sulfato de anfetamina (speed), la cocaína y el éxtasis (MDMA). Además, dependiendo del lugar, circula ketamina y, finalmente, otro tipo de sustancias minoritarias como «metanfetaminas, heroína, opio, LSD, mezcalina, hongos…, que no suponen el 3% de todas las sustancias que se analizan» en el programa Testing.
A la carpa de Ai Laket se acercan consumidores de drogas de entre 16 y 50 años, aunque la mayoría son jóvenes. Unos acuden a recibir información, a despejar dudas y otros directamente ofrecen la sustancia para ser analizadas, para conocer así el contenido de lo que van a consumir. Además, el personal de Ai Laket recorre los alrededores informando de la existencia del servicio y resolviendo pequeñas dudas.
Cada vez se acercan más personas a analizar las muestras. No en vano, la gente es consciente de que «no existe ningún control sanitario sobre las sustancias que va a ingerir» y desea tener más información, explica Ricardo Caparrós, miembro de Ai Laket.
En los análisis se utilizan test colorimétricos, que indican la presencia del principio activo, y la cromatografía de capa fina, una técnica que permite detectar por comparación los adulterantes. «Con la información que le damos en el recinto, el usuario va a tener datos para saber qué es lo que va a consumir», explica Andrea Izagirre, de Ai Laket.
El consumidor conoce al momento si esa muestra está adulterada por una sustancia determinada, pero no conocerá al 100% todos los componentes de la sustancia. «Podemos dar algún valor aproximado de psicoactividad. También podemos asegurar el principio activo dominante, es decir, si nos trae cocaína le decimos si tiene clorhidrato de cocaína; si nos trae speed, le decimos si tiene anfetamina; si nos trae una pastilla de éxtasis le decimos si tiene MDMA (metilendioximetanfetamina)….», añade Izagirre.
Además, se pueden identificar los adulterantes principales que suelen presentar las sustancias. No obstante, si el usuario quiere conocer el porcentaje de adulteración o identificar otras sustancias de corte, tiene la opción de entregar la muestra para que se analice en un laboratorio.
En estos casos, los menos -ya que el usuario, a priori, ha comprado la sustancia para consumirla-, la muestra se envía «al laboratorio de Química Orgánica de la UPV, en Donostia», afirma Caparrós. Según explican en Ai Laket, los adulterantes son las sustancias que se añaden a la droga y que contienen características similares. Son sustancias activas que simulan en parte los efectos del principio activo de la droga. Por ejemplo, en el caso del speed, habitualmente se añade cafeína, que también es un estimulante con efectos similares a los de la anfetamina. El año pasado, el 87% de la muestras de speed que analizaron en Ai Laket estaba adulterada. «En los últimos cuatro años hemos notado un descenso en la calidad de la pureza del speed, cada vez está más adulterada», añaden.
La cocaína se adultera con paracetamol (analgésico) o con anestésicos locales que «utilizan los dentistas, como la benzocaína y la lidocaína, que lo que hace es adormecerte un poco las encías o la boca». El 60% de las muestras de cocaína analizadas por Testing en 2009 estaban adulteradas.
Con el éxtasis, el año pasado hubo más muestras adulteradas que de costumbre. «Fue algo coyuntural. Hubo escasez de éxtasis y nos encontramos con más timos. La gente llegaba a la carpa y nos contaba que había ingerido la pastilla y le había sentado diferente a otras veces», señalan. Un 34% de las muestras de éxtasis analizadas no contenían MDMA, pero sólo el 5% estaban adulteradas con otros psicoactivos. El resto tenían más proporción de diluyentes como azúcares, yeso…
Según explican en Ai Laket, conocer la composición de lo que se va aconsumir sirve para saber gestionar «el placer y el riesgo» que supone ingerir esa sustancia. No en vano, el desconocer qué tiene esa muestra «puede producir sobrestimulación o sobredosificación. El usuario tiende a consumir más si la primera muestra de speed, por ejemplo, tiene el 10% de anfetamina. Como no es suficiente, ingiere otra que puede tener el 80%. El mayor riesgo es desconocer la dosificación que se necesita para obtener unos efectos normales deseados».

Adulteración menos tóxica

Izagirre recuerda que los adulterantes que simulan los efectos (cafeína, paracetamol…) generalmente son menos tóxicos que el propio principio activo de la droga. No obstante, en ocasiones, en la asociación Ai Laket han dado con muestras adulteradas que contenían adulterantes con mayor toxicidad, como metanol (un alcohol), pero en cantidades pequeñas.
Eso sí, no todas las sustancias ilegales que circulan por ahí se adulteran. El cannabis, por ejemplo, es una sustancia que apenas se adultera. «Por la calle se oyen muchas cosas, pero en el fondo lo que aparece cuando analizamos el cannabis no dejan de ser restos orgánicos de la marihuana o del cáñamo o impurezas», explica Carrasco. La ketamina tampoco presenta adulteración. «Los análisis nos dicen que normalmente tiene un 98% de pureza», añade Izagirre.
En el programa Testing hacen hincapié en el problema de las mezclas. «El policonsumo -mezclar alcohol con cannabis, con estimulantes…- es habitual, pero hay que tener en cuenta que cada uno tiene unos efectos y al final se introduce en el organismo una bomba de relojería», explica Carrasco.
En Ai Laket aconsejan a los usuarios que «si están tomando alcohol, que es un depresor, eviten otro tipo de depresores como el GHB, opiáceos.. Si están tomando estimulantes, como la anfetamina, y toman otro tipo de estimulantes como la cocaína, pueden tener una sobrestimulación…».

Drogas y sexo

En la carpa del programa testing, además de analizar las sustancias, ofrecen información personalizada sobre los efectos a corto, medio y largo plazo de las drogas y las pautas de reducción del riesgo. Además, resuelven dudas y acaban con mitos. «Nos preguntan sobre sexo, porque hay un mito sobre sustancias que ayudan en las relaciones sexuales. Pues bien, en general cualquier droga dificulta la llegada al orgasmo», explica Carrasco.
Y también hablan sobre el alcohol, la droga que más se consume en las fiestas de pueblos y ciudades del País Vasco. «Hay veces que un joven entra en la carpa con un vaso en la mano y nos dice que él no se droga. Entonces le decimos: ¿Y qué es el cubata que tienes en la mano?».

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