El cannabis como fuente de placer

El cannabis puede ser una planta muy adecuada para intensificar ciertos placeres de la vida cotidiana o ayudarnos a llevar a cabo actividades, ejercicios o tareas que aumentan nuestra calidad de vida. En el mejor de los escenarios expande nuestros sentidos, haciéndolos capaces de recibir más información, y nos vuelve más creativos, provocando que todo parezca un poco más intenso, más excitante. Sin embargo, también hay una considerable cantidad de informes individuales que consideran al cannabis una droga muy perjudicial. Hoy hablamos del cannabis como fuente de placer.

El efecto eufórico o high del cannabis se debe a su acción sobre el centro cerebral del placer y la gratificación. A grandes rasgos, nuestro cerebro alberga una región encargada de dar respuesta al placer y la marihuana activa dicho sistema de gratificación.

Cabe aclarar, puesto que muchos consumidores confunden estos conceptos, que la euforia poco o nada tiene que ver con el nerviosismo. Mientras que la euforia está médicamente reconocida[1] como un estado mental y emocional en el que una persona experimenta sentimientos intensos de bienestar, felicidad, excitación y júbilo; el nerviosismo está más relacionado con la tensión que con la excitación, y se entiende como un estado anímico de impaciencia, de ansiedad, propiciando un estado de oposición u hostilidad en algunos casos.

Dopamina y placer

La sensación de placer está causada, principalmente, por la liberación de dopamina (C6H3(OH)2-CH2-CH2-NH2), una feniletilamina que cumple funciones de neurotransmisor en el sistema nervioso central. También es una neurohormona liberada por el hipotálamo y su función principal en éste es inhibir la liberación de prolactina en el lóbulo anterior de la hipófisis.

En resumidas cuentas y en lo que respecta a lo que aquí nos ocupa, la dopamina se asocia a la experimentación del placer, deseo o motivación por parte del cerebro humano, propiciando sentimientos de gozo y refuerzo para estimular a una persona proactivamente, posibilitando que realice ciertas actividades.

Cabe destacar que en el caso de los cannabinoides, y a diferencia de otras sustancias, se ha demostrado que pueden modular el placer proporcionado por el consumo de alimentos y su palatabilidad o sabor[2]. Esto no es más que una muestra anecdótica de su potencial, muchas veces infravalorado y todavía muy poco estudiado.

También es cierto que el papel de la dopamina en la experiencia del placer ha sido cuestionado por varios investigadores. Su argumentación se basa en la relación entre dopamina, deseo anticipatorio y motivación (querer), en contraposición al placer consumado (gustar)[3], al que suele asociarse normalmente el consumo de marihuana.

Otras sensaciones y efectos indeseados

Además de euforia, cuando consumimos cannabis sentimos relajación, aumento en la percepción sensorial, incremento del apetito, hilaridad y percepción alterada del tiempo, entre otros posibles efectos. Cuando la euforia desparece, normalmente, se experimenta sensaciones similares al cansancio y al sueño.

Resultaría parcializado no decir que varios estudios han reportado repuntes de depresión cuando desaparece la sensación de euforia, así como ansiedad o ataques de pánico en el punto álgido de los efectos producidos por el cannabis[4].

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En numerosas ocasiones, el cannabis produce un considerable aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, pudiendo provocar efectos indeseados como la taquicardia. Está ampliamente aceptado que las personas que están siendo tratadas para cualquier tipo de desorden psicológico no deben consumir marihuana, especialmente cuando hablamos de desórdenes relacionados con la ansiedad social, los ataques de pánico, la agorafobia o la depresión[5].

Es muy común que algunas casas de semillas o agentes reconocidos del sector recomienden sus genéticas, precisamente, para paliar enfermedades o dolencias específicas, como la depresión o la ansiedad. Ésta es una más de las atrocidades que se están cometiendo en nuestro sector cuando se habla de cannabis “medicinal”, muestra del oportunismo comercial ante la ausencia de una regulación. Decir que el cannabis ayuda indiscriminadamente y de forma general a personas que padecen depresión es falso y puede provocar más de un susto al que padezca esta dolencia. En cualquier caso, es preferible que el enfermo en cuestión acuda a un médico si está interesado en consumir cannabis para tratar cualquier tipo de dolencia, sea física o psicológica. Lo ideal es que el médico esté especializado en el uso de cannabis terapéutico (una rara avis) o esté abierto a recibir en su consulta a una persona especializada en su uso y crianza junto al paciente, para que pueda informarle adecuadamente en relación a lo que le ocurre.

En lo que tiene que ver específicamente con las sensaciones relacionadas con la ansiedad (“anticipación de un daño o desgracia futuros, que se acompaña de un sentimiento desagradable y/o de síntomas de tensión”[6]), en ocasiones son detonadas por la respuesta física del cuerpo humano ante el consumo de cannabis. Pocos minutos después de haber inhalado el humo o el vapor de marihuana, el corazón empieza a latir más rápido, los bronquios se relajan y ensanchan y los vasos sanguíneos de los ojos se dilatan, haciendo que estén más rojos de lo habitual. El corazón, que normalmente late a 70 u 80 pulsaciones por minuto, puede aumentar su ritmo hasta las 160 pulsaciones en los casos más drásticos, siendo más habitual que se fluctúe entre las 90 y las 120 pulsaciones por minuto bajo los efectos de la marihuana[7].

Contraposición

No podemos hablar con rotundidad del impacto que tiene el consumo de cannabis y sus efectos, puesto que no hay bastantes estudios lo suficientemente contrastados para posicionarse en una opinión determinada (y pródigamente argumentada, claro está). De hecho, es muy probable que con las nuevas regulaciones y la implantación de cultivos regulados (especialmente para el uso medicinal) en diferentes partes del mundo, comencemos a ver cómo los estudios sobre cannabis cobran fuerza y fundamentación, acercándonos un poco más a la realidad de su consumo.

En contraposición a lo expuesto, en los últimos años han aumentado los informes individuales que rebaten lo universalmente aceptado y plasmado en manuales médicos como el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales)[8]. Sin embargo, como bien dice el Dr. Lester Grinspoon, psiquiatra y antiguo catedrático de la Escuela de Medicina de Harvard: “Al leer la literatura sobre el cannabis a lo largo de los años, he aprendido a ser algo escéptico sobre cualquier informe individual y a adoptar una postura de ‘mantenerme a la espera’ mientras nuevos datos nos van dando una idea más clara de la realidad”[9].

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En el próximo número de Cannabis Magazine nos dejaremos llevar por un carácter más subjetivo y personal, deteniéndonos en esas actividades, tareas y ejercicios placenteros que pueden realizarse mientras estamos bajos los efectos del cannabis.

[1] Right Diagnosis. (2010). Euophoria. 07/05/215, sitio web: http://goo.gl/ixatrI.

[2] Peciña, S.; Berridge, K. (2005). «Hedonic hot spot in nucleus accumbens shell: where do mu-opioids cause increased hedonic impact of sweetness?», 09/05/2015  J Neurosci. Sitio web: http://goo.gl/AhbjCS.

[3] Giuliano, F.; Allard J. (2001). «Dopamine and sexual function». Int J Impot Res 13 (Suppl 3): S18–S28. Sitio web: http://goo.gl/CDlZ69.

[4] National Institute on Drug Abuse. 11/05/215. Sitio web: http://goo.gl/yHvCpD.

[5] Julia D. Buckne, Norman B. Schmidt (2009). «Trastorno de ansiedad social y problemas por consumo de marihuana» RET: revista de toxicomanías, ISSN-e 1136-0968, Nº. 57, 2009, págs. 3-11.

[6] «Grupo de Trabajo de la Guía de Práctica Clínica para el Manejo de Pacientes con Trastornos de Ansiedad en Atención Primaria. Madrid: Plan Nacional para el SNS del MSC. Unidad de Evaluación de Tecnologías Sanitarias. Agencia Laín Entralgo. Comunidad de Madrid; 2008. Guías de Práctica Clínica en el Sistema Nacional de Salud SNS: UETS Nº 2006/10.». 2008.

[7] National Institute on Drug Abuse (2013) «¿Cómo afecta la marihuana al cerebro y al resto del cuerpo?» . 11/05/215. Sitio web: http://goo.gl/ixatrI.

[8] Lawrence Genen (2014). «Cannabis-Related Disorders Clinical Presentation». 12/05/2015, de Medscape. Sitio web: http://goo.gl/EoqxvS

[9] Ben Dronkers (2012). «El consumo de cannabis, asociado con un menor riesgo de mortalidad de los pacientes con desórdenes psicóticos». 13/05/2015, de Sensi Seeds. Sitio web: http://goo.gl/dgivf8

Acerca del autor

Xosé F. Barge se licenció en Periodismo en la UPSA. Posteriormente realizó el grado en Humanidades y se especializó en literatura distópica del s. XX. Es el Redactor jefe de Cannabis Magazine y El Cultivador.