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El cannabis y la meditación (I)

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En el artículo de este mes trataremos el potencial uso del cannabis en prácticas de meditación y los posibles efectos interactivos que pueden producirse. Nos adentraremos en el proceso mental de la autoconciencia y el desapego ecuánime.

Por Psicotar

La meditación es una práctica muy antigua en la historia de la humanidad (1), cuyo origen y nacimiento resulta difícil de datar.

La palabra “meditación” significa, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE): “acción y efecto de meditar” y “meditar” es Aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo (2)

Por lo tanto, lejos de ciertas corrientes o interpretaciones místicas, hablaremos de la meditación y del meditar desde una perspectiva lo más científica posible, es decir, ajustándonos a todo lo que la actual investigación realizada nos pueda aportar. Huelga decir que esto no debe empañar o anular otras interpretaciones del acto de meditar, ya que éstas no son mutuamente excluyentes, sino complementarias unas con otras. Pero para poder ofrecer una mayor claridad y rigor explicativos abordaremos el asunto desde la psicología actual (3)

Meditar es enfocar la atención. Enfocar la atención significa destinar en la medida de lo posible toda la energía mental y todos los procesos mentales sobre algo, el objeto de la atención y meditación.

Hay variedad de técnicas de meditación, que alternan diversas instrucciones con rituales y pautas para conseguir el foco de atención. Hay técnicas que enfocan la mente a través de un mantra (sílaba sin sentido que se repite), a través de contar respiraciones en ciclos, concentrarse en la respiración, etc…

Nosotros haremos referencia a una técnica de meditación derivada del zen muy simplificada y con unas instrucciones muy concretas.

El objetivo de la meditación es generar un estado de ecuanimidad en la persona ante los acontecimientos del mundo, sea éste el mundo exterior o el interior del individuo. La ecuanimidad hace referencia a un juicio imparcial de los acontecimientos, sin polaridades de ninguna clase.

Por el propio modo de funcionar de la mente, es complicada la práctica ecuánime sin un cierto entrenamiento en la misma. La ecuanimidad permite no dejarse arrastrar por los acontecimientos que debe afrontar una persona y supone disponer de un cierto “espacio mental de maniobra” en el cual se puede vivenciar aquí y ahora una situación manteniendo un equilibrio mental antes de emitir una respuesta.

La ecuanimidad no es eliminar las emociones, no es la total indiferencia ante las cosas, sino que es un estado de relativa calma y aceptación de lo que pueda acontecer, así como un relativo estado de calma y automanejo en la respuesta que se produzca ante las situaciones.

El consumo de cannabis es coloquialmente considerado como agente generador del mal llamado “síndrome amotivacional” (4), un constructo psicológico tan difuso como global y que prácticamente podría ser aplicado a cualquier persona que se encontrara ante una situación vital que cursara con bajo estado de ánimo y motivación. Si este síndrome realmente existiera -como pretenden los cruzados del antiprohibicionismo- nos encontraríamos con una clara situación análoga al summum de la meditación, y es la referente a la indiferencia ante los acontecimientos que acaece en ambos estados, el del avanzado meditador y el del consumidor de cannabis enfermizo.

Hasta hace relativamente poco tiempo, los desórdenes mentales no eran ni tan numerosos ni tan truculentos como hoy día resultan ser. Esto no es coincidencia, sino que depende de la propia cultura y de los propios grupos de presión que abogan por imponer las modas y definir las normas sociales. En la era actual, sin duda dominada por potentes lobbies en pro de la farmacocracia (5), disponemos de un infame arsenal diagnóstico y terapéutico para cientos de enfermedades mentales… e incluso sufrimos el bombardeo sistemático con la propaganda que nos avisa de que realmente hay más enfermedades mentales no diagnosticadas y, por lo tanto, no tratadas.

Llama la atención poderosamente que ante semejante situación las personas no tengan el menor reparo ni asomo de duda en ponerse bajo tratamiento de un señor con una bata blanca, así como tampoco resulta conflictivo seguir a rajatabla sus indicaciones en la toma de la medicación adecuada. Se tiene una absoluta y ciega fe en el tratamiento de trastornos mentales cuando realmente no se han determinado hipótesis causa-efecto para ninguna de ellas y, por lo tanto, el tratamiento no es realmente una solución completa, siendo quizás una solución parcial en ciertas situaciones y momentos puntuales (6)

Se ha hecho este inciso para exponer una situación complicada de abordar: el aceptado consumo de psicofármacos que no siempre están adecuadamente indicados ni adecuadamente prescritos, pero que son recetados por un médico… y el denostado consumo de sustancias de origen natural o sintético que, pudiendo ejercer los mismos e incluso mejores efectos en la mente de las personas, son considerados drogas y los consumidores, por tanto, drogadictos.

El uso (que no abuso ni mal uso) del cannabis, al igual que el de otras sustancias psicoactivas como pueden ser la psilocibina, la MDMA o la LSD, puede resultar en una serie de interesantes elementos para alcanzar un estado mental más ecuánime, de forma similar a como acontece con una rigurosa y seria práctica de la meditación.

La concentración de la atención buscada a través de la meditación supone el manifestar la capacidad del cerebro para abstraerse del resto del entorno y concentrarse en una sola cosa o pensamiento, de forma que todo lo demás no importa. Cuando se medita, se centra la atención en un estado ideal de vacío o no-mente, que no es otra cosa que concentrarse sobre el proceso de atención. Esto requiere una pequeña explicación.

Una de las cualidades más importantes con las que contamos los humanos es con la capacidad metacognitiva, es decir, con la capacidad de pensar sobre lo que estamos pensando y mediante la cual podemos volver la atención sobre lo que pensamos y sentimos, llegando a ser posible incluso el asistir como meros espectadores a nuestro propio mundo interior. Imaginemos que nuestra mente es un enorme cine que sólo tiene una butaca, en la cual estamos sentados. Imaginemos que en una pantalla se proyectan unas imágenes, que no son otra cosa que nuestros contenidos mentales, originados en el exterior (imágenes, sonidos, olores, etc) o bien en el interior de la mente (pensamientos, ideas, etc). Ambos contenidos, independientemente de su origen, son proyectados en la pantalla de nuestra mente, es decir, en aquella parte de la mente donde la representación del conocimiento, sea del tipo que sea, ejerce contacto con nuestra consciencia.

La meditación buscaría el observar la pantalla vacía de contenido, es decir, sería deseable alcanzar el estado en el cual podríamos ser capaces de ver la pantalla antes de que los contenidos se proyecten sobre ella, logrando así ser conscientes de la presencia de una consciencia testigo o del vigilante. Estos conceptos de consciencia testigo y del vigilante hacen referencia a un proceso mental previo a la consciencia ordinaria, quizás expresado en el procesamiento inconsciente de la información (7)

Lograr ese estado es complicado y requiere de larga práctica. No es fácil separar el contenido del continente, máxime cuando nuestro cerebro constantemente está recibiendo, procesando, emitiendo y generando información.

La biología ha comprobado que nuestro cerebro funciona a pulsos, es decir, nuestras neuronas funcionan mediante impulsos intermitentes, ya que tras la activación neuronal se produce un periodo refractario que impide una nueva estimulación hasta pasado un tiempo. Por ello, podemos afirmar que la consciencia humana es una falacia, una construcción psicológica, ya que se produce una ilusoria sensación de constancia y continuidad de la mente cuando realmente lo único que hay es una serie de pulsos neuronales correlativos que dan la apariencia de continuidad sin que realmente exista la misma (8)

Sin embargo, el individuo experiencia y vive su consciencia como algo continuo y no como algo intermitente. ¿Qué pasa entonces con nuestra vida mental? ¿Por qué tenemos la sensación de que todo sucede de manera ininterrumpida? Realmente, tratar de aprehender la consciencia es una tarea que nos llevará mucho tiempo a la especie humana, si es que algún día llega a lograrse (9)

La meditación y el uso dirigido de sustancias podrían orientarse a lograr eliminar el contenido mental de forma transitoria y lograr el estado de no-mente o vacío. Un servidor, psicólogo, practicante de meditación y psiconauta con experiencia, ha logrado alcanzar un estado mental mediante el uso de psilocibina bastante interesante, como se detallará unas líneas más abajo.

Sea como sea, el objetivo es “colar” la atención y la actividad de la consciencia justo entre las diversas secuencias de activación mental de los contenidos. De alguna forma, sería como ralentizar una película para poder concentrarse en el espacio vacío que existe entre los diversos fotogramas y así poder ver el fondo de la pantalla sin contenido.

De poder lograr esto, tendríamos un logro importante, que sería el de ser capaces de abstraerse del contenido de la mente y, por ello, quedar a salvo del alcance del impacto que nos pueda generar ese contenido. Esto, claro está, sólo tendría utilidad como método personal de crecimiento, ya que en el mundo exterior es necesario mantener una cierta capacidad de reacción por cuestiones de supervivencia, aunque no está de más el cultivar un funcionamiento mental tranquilo y desapegado.

Realmente, ante el vasto elenco de enfermedades mentales existentes en el mundo de hoy, cabe preguntarse ¿quién es el enfermo? ¿Las personas o las formas de vivir la vida?

Nos quieren hacer creer que si tienes pelo en el cuerpo, si no compras ese champú, si no tienes ese coche, si no hueles a esta fragancia, si no vas a mi centro comercial, si no profesas mi credo, si no tomas mi pastilla, si no cultivas tu músculo, si no tienes un buen trabajo, si no eres un triunfador, no puedes ser feliz… realmente, creo que aquel que tratase de cumplir con todo esto sería realmente una persona perdida… Por lo tanto, no es que ahora haya más enfermedades mentales, sino que nos estamos inventando etiquetas diagnósticas para catalogar los problemas que aparecen al tratar de que la gente haga cosas contra natura como si fueran cosas normales y sanas… no es la gente la que enferma, es la forma de relacionarse con el mundo lo que está enfermando.

La meditación y el uso dirigido de sustancias, correctamente utilizados y orientados, podrían ayudar a generar ese estado ecuánime que nos permitiría acceder a un lugar único en nuestra mente, aquel en el cual aún no hay emoción, ni dolor, ni apego, ni apetencia, y así poder elegir de una forma más libre la respuesta ante el mundo. Buscando una evasión del mundo podremos llegar a él de forma más sana, ya que nos evitaremos caer en el exceso de reactividad que este alocado mundo provoca y podremos abordar nuestra realidad desde una reflexividad ecuánime.

El desapego mental es difícil de lograr mediante la meditación. Al menos esa es mi experiencia. Sin embargo, ayudado por sustancias, he logrado en más de una ocasión un estado ecuánime y desapegado de la realidad material. El modo en que adquirí esta consciencia es difícil de plasmar en palabras, pues vino de una forma intuitiva y global. Tratando de dirimir la dicotomía entre mente y cerebro, adquirí consciencia de mi propio proceso verbal y de la categorización absoluta que éste ejerce sobre todo el contenido de los sentidos y del pensamiento.

Al pararme a ver el proceso verbal, tuve la sensación de que había algo debajo del mismo, algo inaprehensible desde el lenguaje… ese algo era yo. Y ese al que yo creí poder llamar yo resultó ser algo construído desde la referencia de los demás… ante lo cual seguí “tirando del hilo” porque adquirí la consciencia en ese instante de que eso no era yo… a final llegué a un punto del camino en el que no había pensamiento, en el que todo era “previo” al pensamiento. No había el más mínimo atisbo de dolor, alegría, tristeza, miedo, etc… sólo una calma absoluta y una absoluta sensación de comprensión de todo. Al comprender todo, adquirí la consciencia de que realmente no comprendía nada, porque no había nada en la mente, y en ese instante apareció una reflexión… a través del vacío llega el todo… y el todo es la nada, la madre de todo. Sentí cómo me alejaba de la realidad exterior, sumergiéndome de lleno en un universo de formas multicolores imposibles de describir, en un infierno de verbos y etiquetas verbales donde las cosas no eran lo que parecían… en un espacio mental donde todo era absoluta comprensión…

Esa comprensión se transmutó en libertad de elección… llegué a la conclusión de que uno puede elegir las etiquetas verbales con las que vive el mundo y los acontecimientos que se suceden y que por ello, la reflexión sobre lo verbal permite trascender el propio lenguaje y superar así las limitaciones de la propia mente. Es decir, como soy consciente de las capacidades y limitaciones de lo verbal, del lenguaje, puedo prescindir de usar ese sistema de representación y no poner etiquetas a lo vivido, simplemente permanecer ahí. No puedo elegir no vivir una mala experiencia, pero sí puedo elegir lo que me digo a mí mismo, puedo elegir cómo pensar y cómo actuar a raíz del suceso. No es fácil, sin duda es un camino duro y debe recorrerse de forma sincera y desapegada.

Todo esto, claro está, debe entenderse desde el punto de vista de la experiencia totalmente subjetiva del que escribe estas líneas y, claro está, desde la comprensión necesaria al proceso farmacológico que en esos instantes se estaba desarrollando febrilmente en un cerebro pensante… aun aplicando posteriormente el filtro de la racionalidad y la metodología, experiencias como la descrita constituyen puntos de referencia de inestimable valor para el afianzamiento de la autoconsciencia y desarrollo personal.

El próximo número abordaremos la forma de proceder en la meditación y el uso de sustancias para apoyar, acelerar y mejorar el proceso de autoconsciencia y desapego ecuánime.

Nos despedimos hasta la próxima… salud y ¡buen viaje!

 

 

NOTAS

  1. http://www.cannabismedicinal.com.ar/historiadelamarihuana/04.php
  2. Diccionario de la Real Academia de la Lengua en Internet: http://buscon.rae.es/draeI/
  3. Algunos resúmenes de estudios científicos sobre la meditación:

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20835972

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20681336

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20670413

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20667262

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20633581

  1. Sobre el síndrome amotivacional:

http://www.cannabismagazine.es/digital/index.php?option=com_content&task=view&id=510&Itemid=91

  1. http://www.escohotado.com/articulosdirectos/magiafarmaciareligion.htm
  1. Sobre este tema:

http://www.casadellibro.com/libro-la-invencion-de-trastornos-mentales-escuchando-al-farmaco-o-al-paciente/1164338/2900001212457

http://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Szasz

  1. http://www.ucm.es/info/especulo/numero8/froufe.htm
  2. http://www.guiasdeneuro.com.ar/propiedades-electricas-de-las-neuronas/
  3. http://www.tendencias21.net/La-consciencia-es-el-mayor-enigma-de-la-ciencia-y-la-filosofia_a4026.html

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.

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