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El Kaneh-bosem judío

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A pesar del volumen creciente de literatura sobre el cannabis, las rutas históricas de su difusión permanecen oscuras y existen referencias escasas a su papel en rituales mágicos o medicinales. Se considera que el término cannabis es de origen indoeuropeo, concretamente escita. Los orígenes de la palabra “cannabis” latina provienen del cannabis griego; su raíz hebrea es “qaneh”. Su origen es la palabra “qanum” del babilonio antiguo.

© Iñigo Montoya de Guzmán

Un pueblo que, en teoría, no conocía el cannabis

El pueblo de Israel utilizó poco el cáñamo como material para vestir, ya que utilizaban el lino y la lana. En la Biblia no existe ninguna referencia expresa al cannabis según algunos autores (Escohotado, 1999: 85). Lo que hace entender que no utilizan el cannabis, pero esto es un error ya que los pueblos de su alrededor sí lo utilizan. Pero las primeras referencias claras al cannabis, sin lugar a dudas, en el mundo judío no aparece hasta la Edad Media; la primera mención inequívoca se encuentra en el Talmud que reconocía cierta similitud entre el cannabis y la vid (por el tipo de intoxicación) pero también se cita el uso textil del cáñamo (Abel, 1980) (Bofill, 2003:39).

Entonces si entendemos que otras culturas vecinas conocían y utilizaban el cannabis ¿Por qué no los judíos? El antopólogo Vera Rubin afirma que el cannabis aparece en el Antiguo Testamento como ritual y sagrado. El cannabis se consumía en los pueblos vecinos; babilonios, asirios, escitas. El cannabis era parte de la liturgia religiosa-chamanística desde el mesolítico.

En el Antiguo Testamento encontramos diversos textos en los que algunos autores afirman que se representa al cannabis aunque no tiene referencias directas (Abel, 1980). Para el investigador y médico británico C. Creighton afirma, en su obra Indications of the Hashish vice in the Old Testament (Las indicaciones del consumo de hachís en el Antiguo Testamento), que es posible que los judíos conocieran el cannabis, pero que siempre se alude de forma secreta, sutil, ingeniosa y alegórica. En el Antiguo Testamento existen media docena de pasajes donde existen referencias secretas al hachís (Creighton, 1903: 241-246). En concreto, su resina llamándola “miel” (“Debash” Desh-dalet, bet, sin), “panal” (iar-iod, ain, reix) o “rocío” (Cantar de Cantares 4:11 y 5:1; Proverbios 19:10 y 16:24; en Samuel 14:25-45), por sus propiedades embriagadoras. Creighton también sugiere que la locura de Saúl, la fuerza de Jonatan y Sansón y las visiones de Ezequiel (en el 592 a. C.) sea causa del cannabis. El investigador alemán Inmanuel Low en su obra “Die Flora der Juden” (1926) identificó varias referencias hebreas antiguas al cannabis, como incienso, como comida y como tela.

Pero las primeras evidencias sólidas del uso hebreo de cannabis fueron establecidas por la investigadora y etimóloga polaca Sara Benetowa o Sula Benet, del Instituto de Ciencias Antropológicas de Varsovia que publica en 1936 la investigación “El cáñamo en las creencias y las costumbres populares” (Benet, 1975:39-51). Afirma que el cannabis tiene un origen del idioma semítico y no escita. Generalmente se pensaba que el término “cannabis” es de origen escita pero Benet mostró que tiene un origen más temprano en los idiomas semíticos como el hebreo. Los escitas iraníes se relacionaron con los medos, que eran vecinos de los semitas y pudieron asimilar así la palabra. Los semitas también pudieron extender la palabra durante sus migraciones a través de Asia Menor. Las palabras de uso cotidiano adoptaron nombres locales pero las palabras de los productos de importación conservaron su nombre extranjero. Así, el cannabis era para los semitas un artículo caro con el que se comercializaba, este producto mantuvo su nombre extranjero con el que vino. Los escitas invadieron Judea y Siria en el 625 a. C.

La palabra clave

Según Benet en el texto hebreo original del Antiguo Testamento existen referencias al cannabis, como incienso integrante de la celebración religiosa y como embriagador (Benet, 1936). Benet también lo documentó en la traducción aramea del Antiguo Testamento, el Targun Onculos. El cáñamo es llamado “kaneh bosm”, QNHBSHM (ם ש ב ה ו ע), o en hebreo tradicional kannabos o kannabus. La palabra “kaneh” o “keneh”, escrito QNH (ה ו ע), se utiliza solo o vinculado a “bosm”, escrito SBM (ם ש ב), que es el adjetivo en hebreo o “busma” en el arameo, cuyo significado es aromático. La raíz “kan” es caña o “cáñamo” y “bosm” significa “aromático”. Es la “canna” en sánscrito; el “qunnabu” en asirio; el “kenab” persa; el “kannab” en árabe y el “kanbun” en caldeo. Esta palabra aparece en Éxodo 30:23 (se sabe que era un ingrediente del aceite santo); Cantar de Cantares 4:14; Isaías 43:24 (se sabe que es raro y costoso); Jeremías 6:20 y Ezequiel 27:19 (se conoce por estas dos referencias que se importaba de un lugar lejano).

En el curso de la historia las dos palabras “kaneh” y “bosm” se fundieron en una única palabra “kannabos” o “kannabus” que se encuentra en la Mishna, el cuerpo de la ley hebrea tradicional. La palabra lleva una similitud inequívoca al escita “cannabis”.

Benet defiende la idea de que la palabra “cannabis” en hebreo era conocido en tiempos del Antiguo Testamento por el pueblo israelita y que luego pasó dicha palabra del semita al escita. Sara afirma que existe un parecido asombroso entre el semítico “kanbos” y el “cannabis” escita; esto le llevó a suponer que la palabra escita era de origen semítico. Los escitas iraníes probablemente se relacionaron con los medos, vecinos de los semitas y pudieron asimilar la palabra “cannabis” de forma fácil. Los semitas también pudieron extender la palabra durantes sus migraciones a través de Asia Menor.

Además afirma que aparece en el texto hebreo original del Antiguo Testamento utilizado como incienso, como parte integra de la celebración religiosa y como embriagador (Benet, 1975). El humo del incienso fue considerado parte del culto agradable a Dios en templos asirios y babilónicos (Meissner, 1925: 84) (como por ejemplo en Proverbios 27:9 se dice que los humos del incienso “regocijan el corazón”).

Bennet demostró que la palabra para el cannabis es Kaneh-bosm, en hebreo tradicional Kaneh o Kannabus. En muchos idiomas antiguos, inclusive el hebreo, la raíz “Kan” tiene el doble significado de “caña” o “cáñamo” y “bosm” significa “aromático”. La caña en hebreo es qāneh (1 Re 14:15); caña arundo donax (Is 42:3; Ez 27:19; Cant 4:14). El qāneh es seguramente una abreviación de qāneh tôb “caña aromática” (Jer 6:20) o qāneh bōśem “Caña balsámica” (Ex 30: 23) y designa, según algunos investigadores, el “bastón aromático o “caña olorosa”, planta que afirman existe en las marismas de la India y de Arabia cuyas raíces producen un aceite aromático (Bogaert & Col. 1993:277); tal planta es inexistente (Is 42:3; Ez 27:19; Cant 4:14; Ex 30:23; Jer 6:20). En muchas traducciones de la Biblia encontramos el “kaneh bosm” traducido como “cálamo” o “caña aromática”. El cálamo es una planta de pantano muy común y barata que no tiene ni la calidad ni los valores atribuidos al “kaneh bosm”.

Otras identidades botánicas

Pero encontramos bastantes confusiones sobre la identidad botánica del “kaneh bosm”. Otros investigadores opinan que el “bosem” designa el arbusto commiphora opobamasum (mencionado en Cant 5:1.13; 6:2 y 8:14) y a su producto, que es un líquido resinoso de color verde claro. La reina de Saba ofreció bálsamo a Salomón (1 Re 10:2.25). También había bálsamo en el tesoro del rey Ezequías (2 Re 20:13; Is 39:2) y era objeto de tráfico entre Tiro de una parte y Sebá y Ramá de otra (Ez 27:22). Se utilizó el bálsamo para el amortajamiento (2 Cro 16:14; Mc 16:1; Lc 23:56; 21:1 y Jn 19:40). Era un producto de belleza para los israelitas (Can 4:10; 14:16; Is 3,24). Yehudah Félix ha escrito diferentes libros sobre la vegetación bíblica (1957); “La naturaleza en la Tierra Bíblica” (1992) y “Los bosques y las plantas ornamentales” (1997); afirma que el “kaneh bosm” es la canela.

Me pregunto si ya que el hebreo antiguo y más aún el arameo no eran lenguas arias, es decir indogermánicas, y por lo tanto las referencias a los usos místico-terapéuticos de la marihuana entre subculturas de clan propias de bandoleros del desierto (“habiru”, la etimología Altoegipcia más antigua para referirse a hebreos e hicsos literalmente significa “salteadores de caminos”) no podían estar en ninguna raíz sánscrita ni relacionada pues en la India, se dice “ganj” porque la marihuana silvestre comenzó a ser detectada y fumada a orillas del Ganges, digo, pues, si la raíz Cannabis no vendrá de Canaán, tomando en cuenta que la fitogeografía antigua de dicha región indicará que también las orillas del Jordán eran ricas en esta planta. En tal caso, cananeos habrían sido llamados sus primitivos habitantes por su afición ritual y tal vez social al Cannabis.

El profesor Stanley Moore, presidente del Departamento de Filosofía de la Universidad de Wisconsin-Olatteville, ha declarado que esas referencias bíblicas a “hierbas aromáticas” y “humos” podrían significar drogas psicoactivas usadas para rituales. Afirma que la utilización de las drogas es tan vieja como la religión. Los judíos y los cristianos occidentales huyen de las drogas psicoactivas en sus prácticas de fe, son la excepción, no la norma. En 1980 la Universidad Hebrea de Israel confirmó tal hallazgo (el profesor Benny Shanon) y el antropólogo Weston La Barre (1980) afirmó las referencias bíblicas del “kaneh bosm” en un ensayo. También el periódico británico British Journal New Scientist publicó un artículo respecto al tema (Malyor y Herman, 1980). El historiador Ethan Russo ha concluido con esta misma identificación; también los lingüistas de la Universidad de Boston, los profesores Carl Ruck y Blaise Staples, junto con el botánico Robert Carnell; además de Immanuelle Lowe; Richard Evans Schulter, William Emboden o Glen Menzies (profesor de estudios bíblicos).

El incienso y el aceite de unción son una parte muy importante para los judíos que servían a Dios. El cannabis era uno de los ingredientes constitutivos de él. Es posible que la clase sacerdotal pensara que fuera bueno guardar los ingredientes de forma confidencial. Si había que traducir los textos a otro idioma, como al griego, sería mejor disimularlo para no transmitir la receta al mundo entero. Afirmar que algún profeta estaba colocado cuando hablaba con Dios puede desafiar la legitimidad de las Santas Escrituras.

El primer escritor occidental que abiertamente hizo pensar que el cannabis se menciona en el Antiguo Testamento era Gerard de Nerval, en el siglo XIX. Tiene un cuento en el que Avicena, un alquimista medieval, hace un comentario sobre una referencia al hachís en el Cantar de Cantares (Nerval ató mucho los mitos que rodean los orígenes de la francmasonería).

El bálsamo entraba en la composición de los perfumes sagrados (Ex 25:6; 30:34; 35:8.28; 1 Cro 9:29). También se utilizó para curar heridas (Jer 8:22; 46:11 y 51:8). En el Salmo 84:7 aparece el valle balsamera; traducido como el valle de lágrimas (relacionado con la palabra hebrea “bākāh” que es llorar) ya que el arbusto segrega de sus ramas una resina que parece llorar.

Referencias

  • Escohotado, A. Historia general de las drogas, Espasa Forum, Madrid (1999)
  • Abel, E. L. Marihuana: The first 12,000 years. Plenum Press, Nueva York (1980)
  • Bofill, F. Y Dios creó las plantas…Biblia, cristianismo y drogas. Cáñamo Nº 69 Septiembre 2003.
  • Creighton, C. On indications of the hachish-Vice in the Old Testament. JANUS, Archives internationals pour l’Historie de la Medecine et la Geographie Medicale, Huitiene Annee, Londres (1903)
  • Benet, S. Early Diffusion and Folk Uses of Hemp, en V. Rubin Cannabis and Culture, Mouton, The Hague (1975)
  • Meissner, B. Babylonien und Assyrian. Heidelberg: Von W. Foy (1925)

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.

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