El jazz para los prohibicionistas era percibido como una influencia maligna que corrompía la moral de la juventud, asociado a negros, prostitutas, latinos y asesinos. En nuestros días esto nos parece algo excesivo pero en su momento se comparaba a la música del diablo y a la perversión.
por Isidro Marín Gutiérrez
A comienzos del siglo XVII, al llegar a las colonias de Virginia (Estados Unidos) los primeros africanos quedaron depositados los orígenes del jazz. Los himnos bautismales, funerarios, de llamamiento al culto fueron poco a poco adaptados a la forma de canto africano. La “improvisación” transformó estos himnos en cantos “espirituales”. También convirtió en canciones laborales gritos de braceros, estibadores, cargadores de los muelles, canteros o carreteros.
Aunque el jazz floreció en las ciudades su origen está en las plantaciones algodoneras del sur, los stomp (canciones negras caracterizadas por el zapateado), los pats (que se acompañaban de palmadas en las rodillas y muslos) en los cañaverales de Louisiana y las canciones de banjo de los campos de tabaco de Kentucky. Se inspiraba en los cantos de los peones negros en los campos penitenciarios y laborales llamado canto de Joe Turner a base de estrofas de tres versos. Esta misma melodía se cantó a lo largo de los ríos Ohio y Misisipi hasta Texas bajo diversos nombres.
Desarrollo musicales
El blues se convirtió en una forma musical y el jazz en un método interpretativo. El blues fue la forma de expresión de los africanos que se reían de la adversidad y cantaban en tono jubiloso para disfrazar sus corazones apenados que parecían decir: “Quiero vivir como sea hasta morir” o el clásico: “No hay problema, ponte a reír”. Así fue como el blues, primos hermanos de los cantos espirituales, nacieron del sufrimiento de una raza. Los negros tenían experiencias de lo que significaba ser vendidos y arrancados de su familia y verse privados de las bendiciones de una libertad nominal. Los blancos escuchaban esta música como algo totalmente distinto, bello pero, todavía, “música de negros”. Pero con la I Guerra Mundial ese sentimiento de ser arrancado de su tierra querida para luchar en unas tierras lejanas se convirtió en canciones para todos los soldados estadounidenses.
La marihuana era la sustancia que más circulaba por los circuitos jazzísticos en la década de los 30. Y aunque se prohibió en 1937 apenas interrumpió su consumo
El jazz encontró su cenit en los tiempos de la Ley Seca, con sus traficantes de licores, gángsteres y guerras de bandas, que hacían la vida más desagradable para el resto de la población y predisponía, según algunos autores consultados, a escuchar una música distorsionada mediante la cual “se conseguía no pensar en nada”. Al terminar la II Guerra Mundial se puso de moda la celebración de veladas sin discriminación de color, en las cuales cada grupo racial imitaba a la otra y lograba arrancar de los instrumentos notas tales que los maestros nunca las hubieran creído posibles. Los teatros de melodrama, los salones de baile y los discos de gramófono contribuyeron a difundir el jazz. La ciudad de Chicago fue la meca de las orquestas de jazz de Nueva Orleáns.
El hot jazz
El hot jazz nació y comenzó a desarrollarse en el siglo XIX. La ciudad portuaria de Nueva Orleáns fue el centro de este crecimiento. Los himnos religiosos, cantos espirituales, canciones de trabajo y cantos de las plantaciones, marchas, canciones de cuna y blues del sur de los Estados Unidos, suministraron la inspiración de la nueva música.
La primera parte de esta historia la encontramos en Nueva Orleáns; más concretamente en el barrio afroamericano de Storyville (1903-1917) que proporcionó la base económica inicial a los primeros músicos de hot jazz. Al clausurarse este barrio durante la I Guerra Mundial muchos músicos se trasladaron a Chicago.
La segunda parte de este periodo inicial (1918-1930) tuvo su centro en la Ciudad de Chicago. La gran actividad musical estaba aparejada al gangsterismo de esos años. Así que, desde comienzos de 1925, Nueva York se convirtió gradualmente en el nuevo centro del hot jazz; posteriormente éste se difundió de manera extraordinaria, concentrándose en uno u otro lugar, aunque nunca como lo estuvo en Nueva Orleáns o Chicago. El hot jazz pasó a ser la nueva música de los Estados Unidos.
Las organizaciones de las orquestas
La pequeña orquesta (hasta ocho instrumentos), ha mantenido con mayor eficacia la calidad musical del jazz que la grande. Pero está última contribuyó especialmente a crear una base económica para los músicos de jazz. La mayoría de las pequeñas orquestas tenían un local en el que siempre representaban. Las grandes orquestas proporcionaron adiestramiento práctico a los músicos individuales que formaron parte de las pequeñas agrupaciones. Las grandes orquestas comenzaron a tomar forma en Chicago y quizás los primeros conciertos de jazz fueran dados por la orquesta Edgar Creole en el Chicago’s Orchestra Hall.
Las grandes orquestas se hicieron muy populares en la década de los años 30 del siglo XX. El swing, nueva denominación de la gran orquesta de hot jazz, inició el camino con el clarinetista Benny Goodman, cuya orquesta reunió un auditorio nacional en una serie de emisiones radiofónicas organizadas en la temporada 1933-1934.
El comienzo del jazz en Storyville
A principios de siglo Nueva Orleáns (en Estados Unidos) se volvió la “Marsella” de América, era un puerto muy cosmopolita. En 1897 nació en dicha ciudad el distrito Storyville (un conjunto de cabarets, locales de juego, honky-tonks, etc.). Tocar en Storyville estaba muy mal visto pero era una forma de vida. Los negros de clase baja comenzaron a utilizar cannabis con fines recreativos; el cannabis había sido introducido por marineros caribeños e inmigrantes indios. Aparecía un nuevo tipo de música llamado jazz y el blues creado por músicos negros. Esta música será el catalizador que estimulará una interacción cultural positiva entre los negros que compartían esta música, los latinos y los blancos que se unieron al jazz. Durante los años 20, el jazz se volvió un fenómeno cultural y rápidamente se extendió de Nueva Orleáns a otros centros urbanos y, naturalmente, el uso de cannabis siguió al jazz. Dentro de los círculos de jazz el cannabis era llamado: marihuana, pot, marijuana, muggles, muta, gage, tea, muggle, reefers, Mary Warner, Mary Jane y una docena más de nombres. En los años 30 era llamado mayoritariamente “tea” (té).
En la zona del puerto se encontraban prostitutas (se decía que la mayoría de las prostitutas eran unas viciosas del cannabis y del sexo), jugadores, marineros, ladrones, gángsteres, etc. La marihuana era utilizada en los clubes de jazz de Nueva Orleáns y se convirtió en una parte integrante del jazz. Muchos de estos primeros “fumetas” o “vívoras” eran músicos. La marihuana les proporcionaba a los músicos el aguante de estar tocando toda la noche y les hacía ser más imaginativos a la hora de tocar. La revolución cultural provocada por el jazz asustó a los progresistas que de forma rápida etiquetaron el cannabis como una droga peligrosa y crearon leyes para prohibirla. El cannabis se convirtió en una droga “underground”. La ideología progresista y las clases altas temieron la revolución cultural que se estaba produciendo en la escena del jazz. La policía actuó en consecuencia y etiquetaron al cannabis como un narcótico y desarrollaron campañas contra el cannabis para que dejara de ser legal. Se perseguía un triple objetivo: (1º) Justificar una mayor financiación para la Oficina de Narcóticos o Narcotics Bureau; (2º) Reprimir las minorías negras y chicanas. Así se vinculan los hábitos farmacológicos con las características étnicas y sociales; va fortaleciéndose un componente etnocéntrico que acabará distinguiendo entre drogas de razas “pueriles” y razas “civilizadas” y (3º) Expansión del mercado de los opiáceos, en manos de la mafia, muy ligada a las altas esferas de FBI (Herer, 1999).
Es a partir de los años veinte cuando el uso de cannabis se estableció en muchas ciudades de los Estados Unidos como parte del jazz. El jazz también se estableció en ciudades donde el crimen y la violencia eran problemas crónicos. Las autoridades locales buscaron relaciones simples y culparon al cannabis de las oleadas de criminalidad y de violencia. Las condiciones socioeconómicas deprimidas de las clases bajas que vivían en zonas problemáticas y las organizaciones criminales bien estructuradas (mafia) gracias a la prohibición del alcohol parece que no tenían nada que ver (Abel, 1980:214-220). Así que las referencias al cannabis se introducían de forma más o menos velada (Bonnie y Whitebread, 1974: 42-47).
En 1932 apareció en los musicales de Broadway “Smokin’ Reefers” (“Fumando Canutos”), cuyo artista principal era Clifton Webb; en una de sus canciones decía que la marihuana era “el material del que están hechos los sueños” y “eso que les da miedo a los blancos”.
La marihuana era la sustancia que más circulaba por los circuitos jazzísticos en la década de los 30. Y aunque se prohibió en 1937 apenas interrumpió su consumo. Pero sí cambió sus proveedores ya que se convirtió en una sustancia clandestina (junto con la heroína y la cocaína). Grandes músicos del jazz consumieron cannabis pero también otras drogas como Charlie Parker que consumía heroína y alcohol, éste murió cuanto contaba con 35 años. Miles Davis (1926-1991) no consumía cannabis pero en 1974 Miles se encontraba en Brasil y consumió marihuana. Fue uno de los inventores del jazz “cool”. Consumió heroína durante su periodo más creativo. También están en esta lista Chet Baker, Freddie Webster, Bird, Sonny Stitt, Bud Powell, Fats Navarro, Gene Ammons, Stan Getz, Ferry Mulligan, Red Rodney, etc. (Súrio, 2004: 48).
Es a partir de los años 30 cuando se comienza a arrestar a músicos de jazz por posesión de cannabis. Como Gene Krupa, Louis Armstrong, Count Basie, Cab Calloway, Duke Ellington, Dizzy Gillespie y Lionel Hampton. A lo largo de los años el uso de cannabis en los Estados Unidos se extendió a otros grupos sociales, pero rara vez a los blancos de clase media hasta la década de los sesenta.
Vidas truncadas
Algunos músicos de jazz tuvieron problemas con las drogas, sobre todo la heroína. Aunque su mayor problema fue la policía ya que el consumo y tenencia de estupefacientes se pagaba con la cárcel. Y si además eras negro más posibilidades de acabar en el “trullo”.
Buddy Bolden fue detenido y encarcelado en 1906, adicto al alcohol, ingresó en un hospital para enfermos mentales en Jackson (Lousiana) donde permaneció hasta su muerte en 1931. Chet Baker tendrá problemas de asunto de drogas. Fue detenido en Italia y en Alemania acusado de traficar con heroína. Recibió en Nueva York una brutal paliza donde perdió sus dientes y la facultad de embocar bien la trompeta. Su muerte aún no está aclarada y se produjo en extrañas circunstancias. Dicen que alguien lo arrojó por la ventana en 1958. Sonny Stitt en 1948 interrumpió su actividad musical a consecuencia de su adicción a la heroína y se internó en un severo proceso de desintoxicación en Lexington. Red Rodney tuvo problemas con la heroína y fue ingresado en el hospital de Lexington.
El pianista Bud Powel sufrió en 1944 una primera detención por escándalo público y en 1945 recibió una brutal paliza por parte de la policía de Philadelphia que lo dejó marcado de por vida. Padeció trastornos psíquicos y fue enviado al hospital psiquiátrico de Long Island. O Fat Navarro que murió con 26 años. Ammons fue encarcelado por consumo de drogas de 1958 a 1960 y de 1962 a 1969 que le separó definitivamente del mundo de la música. Deteriorado físicamente por el periodo carcelario y el consumo de heroína, una neumonía acabó con su vida en 1974.
Stan Getz a partir de 1952 tuvo sus problemas con la heroína y consiguió desintoxicarse en Suecia. Finalmente murió de un cáncer de hígado en 1991. Krupa tuvo problemas con la policía por consumo de drogas y fue arrestado y condenado. Thelonious Monk fue apresado en 1951 junto a Bud Powel por consumo de estupefacientes. Tras dos meses encarcelado le retiraron su carnet de músico en Nueva York, lo cual le impidió actuar en los clubes hasta 1957.
La cantante Billie Holiday (1915-1959) tuvo una vida dura, llena de violaciones, acusaciones de prostitución, reformatorios, abuso de alcohol y drogas, incluso de cargos por tráfico de drogas, cárcel, inhabilitación para cantar y la muerte. En 1945 se casó con el trompetista Joe Guy (también heroinómano). Ingresó voluntariamente en una clínica de desintoxicación. Moribunda e inconsciente en la cama del hospital, la policía intentó esposarla acusada de consumir heroína mientras agonizaba.
Art Pepper tuvo una dependencia a la heroína que su familia se vio obligada a hipotecar su vivienda para tratar de desintoxicarle. También fue detenido por posesión de heroína. Pasó dos años en la prisión de Los Ángeles y en el hospital de Fort Worth. Salió de la cárcel y volvió a entrar en ella tras una inspección de su apartamento donde encontraron heroína. Fue detenido nuevamente por su adicción en 1960 y le condenaron a ingresar en la peor prisión de los Estado Unidos, San Quintín, entre los años 1961 y 1964.
Charlie Parker fue ingresado por su adicción a la heroína en el hospital psiquiátrico de Camarillo. Le retiraron el carnet de músico de Nueva York. Bebía como un cosaco y tuvo una conducta caótica que hace que intente suicidarse. Muere a los 35 años y en su parte médico forense se escribió que aparentaba tener 60 años y que la causa de la muerte era neumonía, úlcera de estómago, cirrosis e infarto posterior. John Coltrane, saxofonista, era también heroinómano y alcohólico. Bunny Berigan no tenía problemas con la policía pero era un alcohólico empedernido y en 1942 murió víctima del alcohol en la más absoluta soledad. Eddie Condon era también un alcohólico empedernido.
Si algo se aprende de estas vidas truncadas es que la prohibición origina más muertes que las propias sustancias y que el cannabis es la sustancia que menos problemas sociales origina, por debajo del alcohol. El siguiente mes, en el próximo número de Cannabis Magazine, continuaremos con otro artículo sobre el jazz.
Bibliografía
- Abel, E.L. (1980). Marihuana: The first 12,000 years. Plenum Press, Nueva York
- Bonnie, R. J. y Whitebread, C. H. (1974). The marihuana conviction: A history of Marijuana Prohibition in the United States” University Press of Virginia. Charlottesville
- Herer, J. (1999). El emperador está desnudo, Castellarte S.L., Castellar de la Fra.
- Súrio, R. (2004). “Las drogas en los orígenes del jazz”. Cáñamo, especial música y drogas.
Acerca del autor
Isidro Marín Gutiérrez nació en la ciudad de Huelva en 1975. Es Doctor en Antropología Social y Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología. Ha publicado 29 artículos en revistas científicas, 18 libros y 15 capítulos de libros. Entre sus múltiples publicaciones e investigaciones