La contaminación ambiental ya ha empezado a causar estragos en todo el mundo. Ante ello, se han empezado a desarrollar iniciativas que intentan disminuir la cantidad de desechos que llevamos a él. Pero ello no es suficiente, también es importante pensar en formas de limpiar lo que ya se ha contaminado. Allí es donde entra en juego una variante del cannabis que, según parece, puede extraer químicos tóxicos de los suelos.

Los investigadores Sara L. Nason, Chelli J. Stanley, Chief E. PeterPaul, Maggie F. Blumenthal, Nubia Zuverza-Mena y Richard J. Silliboy han llamado la atención sobre una especie de cannabis conocida como “cáñamo”. En su estudio, publicado en iScience de Cell Press, mostraron que las plantaciones de tal especie podrían ayudar a limpiar los suelos al absorber las llamadas “sustancias químicas permanentes” (PFA, por su denominación en inglés).

Sobre la cannabis y la eliminación de químicos tóxicos

En ocasiones anteriores, ya se han estudiado las capacidades de la “fitorremediación” para recuperar el equilibrio ambiental. Básicamente, ese es el nombre que se le dio al proceso que utiliza las capacidades de las plantas para absorber elementos de la tierra.

Mano enguantada sosteniendo una planta de cannabis sativa.
Vía Pixabay.

Hasta la fecha, la mayor parte de los esfuerzos de fitorremediación se habían realizado en torno a la extracción de metales pesados. Pero, ahora, gracias al estudio del cáñamo, una especie de cannabis, sabemos que además se podrían extraer también otros elementos como químicos tóxicos.

En resumen, el potencial de la fitorremediación se ha vuelto incluso más prometedor. Sobre todo cuando hablamos de la extracción y eliminación de una sustancia química llamada ácido perfluorooctanosulfónico (PFOS) que es, lastimosamente, tan común en nuestros suelos como dañina para ellos.

El cáñamo podría eliminar más químicos tóxicos de lo que creemos

Como ya lo mencionamos, otras plantas también son capaces de absorber nutrientes y otros componentes de los suelos. Pero el cáñamo parece ser particularmente eficiente para dicha tarea debido a su estructura y rápido conocimiento.

Las plantas que consumen más agua y nutrientes también tienden a tomar mayores cantidades de contaminantes”, agregó Nason, autora principal del estudio.

Con ello en mente, cabe destacar que el cáñamo es un tipo de cannabis particularmente útil para remover químicos tóxicos. Sus raíces han mostrado ser capaces de absorber grandes cantidades de materia y, además, de hacerlo en periodos de tiempo comparativamente cortos –al ver los promedios de otras plantaciones–.

Vía Pixabay.

Como si fuera poco, el cáñamo ya es utilizado en la industria para la obtención de aceites y otros subproductos. Por lo que, promover los sembradíos de este tipo de cannabis no solo ayudaría a limpiar los suelos sino que les permitiría volver a ser productivos. Algo particularmente importante en terrenos que, de otro modo, estarían inactivos.

Todo está en el potencial de aplicación

Paul, quien dirigió la actual investigación, ha dicho que el potencial de aplicación de la especie de cannabis para la remoción de químicos tóxicos “es muy emocionante”. Ello sobre todo si consideramos que se trata apenas de la punta del iceberg cuando hablamos de fitorremediación.

En la actualidad, dicha práctica aún se encuentra en sus etapas iniciales y requiere de más investigaciones para determinar su factibilidad. De hecho, el propio estudio de Paul aún debe someterse a una revisión por pares antes de ser considerado en el desarrollo de algún plan ecológico.

Sin embargo, los resultados que se han obtenido hasta la fecha son prometedores y, si se continúan los estudios, pronto podrían generarse estrategias de fitorremediación incluso más avanzadas. Por ejemplo, se podrían expandir las capacidades del cannabis de cáñamo para recolectar químicos tóxicos al añadir más compuestos a su lista; o, por otro lado, se podrían detectar otras plantas igual de útiles que también podrían utilizarse para tales fines.

Referencia:
A community based PFAS phytoremediation project at the former Loring Airforce Base: https://doi.org/10.1016/j.isci.2021.102777

Fuente