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Histórica activista, acusada de tráfico de drogas

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La histórica activista malagueña por la normalización de la marihuana, Fernanda de la Figuera, acusada de tráfico de estupefacientes. “No soy traficante ni me dedico al menudeo”, asegura la sexagenaria presidenta de la asociación ‘Marías por María’, tras incautársele el cultivo de cannabis de su jardín.

El próximo miércoles 6 de octubre se celebrarán en el Juzgado de Instrucción número 2 de Coín las diligencias previas de investigación por las que se acusa a la histórica activista malagueña de la legalización de la marihuana, Fernanda de la Figuera, de tráfico de estupefacientes después de que la Policía incautara el pasado julio el cultivo de cannabis de su jardín. De la Figuera explica a El Observador que se trataba de un cultivo colectivo para “repartirnos entre los socios” de la asociación ‘Marías por María’, entre cuyos miembros hay “fumadores lúdicos y usuarios terapéuticos”.

En 1995 la malagueña Fernanda de la Figuera se convirtió en una de las primeras personas a la que absolvieron en España por cultivar marihuana. Defendida por el abogado Pedro Apalategui, consiguió demostrar que no era una traficante “y que contra lo ilícito del cultivo tiene que haber algo lícito, y eso es el espacio que queda en tu privacidad”, tal y como explicó en una entrevista a la periodista Gema Martínez. En 1996 funda la Asociación Ramón Santos para el Estudio del Cannabis (Arseca), organización que trabaja por la normalización del cannabis y de la que De la Figuera es portavoz.

Uno de los ejes de trabajo de Arseca ha sido el estudio Uso terapéutico del cannabis y creación de establecimientos para su adquisición y consumo: viabilidad legal, realizado a instancias de la Junta de Andalucía por los profesores Juan Muñoz y Susana Soto en 2000 y coordinado por el director del Instituto de Criminología de la Universidad de Málaga (UMA), José Luis Díez Ripollés. Un informe que entre otros aspectos analiza la posible distribución de cannabis a través de hospitales para aquellos pacientes que necesitan de esta sustancia, de la misma forma en que se distribuye otras drogas como la metadona. “Este informe abrió una posibilidad de consumo compartido en locales cerrados de las asociaciones, de distribuir dentro de las asociaciones, de mejora de vida de los enfermos, fue un paso adelante para la normalización de la marihuana. A partir de este informe se crearon en España organizaciones sin ánimo de lucro de consumidores, en donde hay compromiso para cultivar y repartir entre sus socios sin tener que acudir al mercado negro”, explica De la Figuera, quien junto a otros miembros de Arseca decidió hace unos meses fundar  ‘Marías por María’, una asociación en la que “tuviéramos posibilidad de atender y de dar información para disfrutar de los beneficios de la marihuana a todas las personas que nos consultan, que son muchas”. 

Con los estatutos aprobados en febrero de 2010, ‘Marías por María’ se inscribe oficialmente en el registro de asociaciones del gobierno andaluz el pasado mayo con el nº 9011, coincidiendo con la feria ‘Expocannabis Sur’ celebrada en el palacio de Ferias y Congresos del Ayuntamiento de Málaga. Poco después, en julio, lo que iba a ser la primera cosecha es intervenida por miembros del Cuerpo nacional de Policía en la casa de Fernanda de la Figuera en Alhaurín El Grande.

“Se trataba del cultivo colectivo para repartirnos entre los socios. Soy la única de los socios y socias que tengo un jardín. Entre los miembros hay fumadores lúdicos y usuarios terapéuticos. Dos de ellos se me acaban de morir. Vivo sola, recibo ayuda para cultivarlo ya que me han robado en otras ocasiones”, dice De la Figuera, quien a sus 65 años trató de desligarse de la presidencia de esta asociación “pero a todo el mundo le da miedo dar la cara”, explica.

Añade además que ni es “una traficante ni me dedico al menudeo. Me tengo por una persona muy solidaria con los demás, he dado incluso marihuana a agentes con familiares con cáncer. Nunca se comercia, todo enfermo que llega se hace socio, tratamos de hacer algo bien, cumplir las normas, si yo me quisiera dedicar al tráfico de marihuana puedes estar seguro que no haría las cosas que hago ni saldría en televisión ni enseñaría mi jardín, estaría bien escondidita”, afirma De la Figuera, que confía en que al igual que otros casos de cultivo y distribución compartida, el suyo quede absuelto.

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