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La cosecha y el curado del cannabis: Marcando la diferencia

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A estas alturas parece que ya está hecho todo lo que se podía hacer respecto a nuestras plantas. No obstante, con la llegada de los fríos otoñales es momento de pensar en el curado y posterior secado de nuestras plantas dependiendo, claro está, de las variedades que hayamos escogido.

Por Gospodin Konopí

En el primer número de esta serie hemos tratado el tema de la cosecha de nuestras plantas. Explicando el procedimiento a seguir y hablando de los elementos que nos dicen, en función de nuestros gustos, cuándo están listos nuestros ejemplares. Habíamos dicho que para ello era necesario fijarnos en la tonalidad y forma de los tricomas así como en el color de los pistilos. En este segundo número abordaremos la temática del secado, curado y almacenamiento de los cogollos recogidos con anterioridad así como de los distintos recipientes y lugares más adecuados para este último paso: la conservación.

Cuando ya tenemos nuestra cosecha a punto, es el momento de pensar minuciosamente en los siguientes pasos. Existen cultivadores que uno o dos días antes de realizar la cosecha podan sus plantas eliminando todas las hojas de medio y gran tamaño para posteriormente al momento de la cosecha terminar de manicurar las plantas eliminando las hojas que cada quien considere oportuno; otros, por el  contrario, realizan su cosecha cortando las plantas y manicurándolas en el mismo momento.

Manicura perfecta

Para el tema del manicurado hay diferentes ideas y teorías, algunas personas se basan en el clima de su lugar de cultivo para decidir qué hacer a este respecto. Es decir, si nos encontramos con que el nuestro es un lugar frío y húmedo convendrá eliminar cuantas hojas nos sea posible, grandes y pequeñas. Si por el contrario vivimos en un lugar caluroso y con poca humedad será conveniente no eliminar todas las hojas de pequeño tamaño de manera que estas mantengan parcialmente la humedad de las flores y permitan un secado más reposado.

Cuando nuestros ejemplares están convenientemente manicurados es el momento de realizar el secado de los mismos. Para realizar un buen secado conviene colocar los racimos de flores o cogollos en una habitación o armario que reúna una humedad concreta, una temperatura determinada, adecuada ventilación y ausencia de luz. Conviene que durante este proceso vayamos revisando con atención nuestros ejemplares en busca de posibles focos de moho. Como decíamos, la temperatura ha de ser concreta y no variar demasiado, entre los 16ºC y los 23ºC. Además de un entorno fresco se necesita un entorno seco también. La humedad es un elemento muy importante en el proceso de secado, esta no puede ser muy alta pero tampoco excesivamente baja, entre el 50% y el 60% se encontraría un índice óptimo.

En la tercera parte de la serie “Los diez errores del cultivador principiante, desde el sembrado a la recolección”, en el número 117 de Cannabis Magazine, ya habíamos apuntado unos cuantos ejemplos de cómo la imaginación y, en parte, la falta de conocimiento fundamentado y riguroso dan lugar a determinadas creencias poco o nada contrastadas o demostradas sobre elementos que tienen que ver con la cultura del cannabis así como con sus propiedades y cultivo. Aunque este que comentaremos a continuación no ha sido un punto tratado en dicha serie podemos enclavarlo dentro del marco de ideas y creencias erróneas o no contrastadas dentro de los procesos de cultivo: la colocación bocabajo de nuestras flores o cogollos en la etapa del secado y con el objetivo de que los aceites y resinas desciendan hacia las cabezas de nuestros ejemplares. Esta es una idea a todas luces no demostrada por medio de técnicas rigurosas o estudios que abalen su veracidad por lo que, por lo menos hasta el momento presente, es una técnica de la que poco o nada se sabe con certeza de su influencia en la calidad del resultado final del proceso de secado de nuestras plantas. Sin embargo, si lo que buscáis es un aspecto más compacto y redondeado, esta es la mejor forma de conseguirlo.

conviene colocar los racimos de flores o cogollos en un habitáculo que reúna una adecuada humedad, temperatura, ventilación y ausencia de luz

Si lo hemos hecho bien con el paso de los días veremos mermar el tamaño de nuestros racimos de cogollos, además de producirse diversas reacciones y procesos químicos complejos en nuestras flores. Para simplificar diremos que unos cannabinoides se están transformando en otros por procesos como la oxidación. Este proceso facilita que el posterior curado sea óptimo. Conviene hacer este proceso con mimo y delicadeza para, por una parte, no degradar los aceites o resinas y, por otra, evitar la aparición de moho o evitar su propagación por el resto de la cosecha en proceso de secado. Ciertos recipientes como los elaborados en madera o cartón pueden ser adecuados para absorber y eliminar humedad. Además, la madera aporta un toque delicioso, similar al que producen los vinos guardados en barricas de diferentes maderas nobles, quizá este sea un campo a investigar con el auge del cultivo y mercado del cannabis. No obstante, son muchas las personas que utilizan papel de periódico para este proceso. En mi humilde opinión esta no es una buena decisión puesto que las tintas utilizadas en los procesos de impresión de casi todos los periódicos no son de gran calidad y tienden a desprenderse, hecho por el que es mejor evitar el uso de este tipo de material para el secado o posterior curado.

Por su parte, los recipientes de vidrio tienden a provocar condensación por lo que no son adecuados para el secado pero si, como veremos a continuación, para el proceso de curado. En otras partes del planeta como en el norte de Marruecos cortan sus plantas jardalas y las tienden en los tejados de las casas a secar bajo el fuerte sol estival magrebí. Si no damos tiempo suficiente para que los procesos químicos que nuestros cogollos están haciendo finalicen, encontraremos que la calidad final de nuestra cosecha no habrá desarrollado todo el potencial que pudiera.

Si hemos hecho todo más o menos bien y hemos estado pendientes de las condiciones climatológicas y ambientales durante dos o tres semanas, el proceso de secado debería de estar a punto de culminar para dar paso al proceso de curado.

Pasado un tiempo, nuestra marihuana ya se encuentra lo suficientemente seca como para pasar al siguiente paso, el curado. Para realizar el curado vamos a necesitar decantarnos por recipientes de uno u otro material, en vistas a depositar nuestra producción dentro de ellos y guardarlos en un lugar adecuado para su conservación. En algunas ocasiones los cultivadores se decantan por meter las flores ya secas en bolsas al vacío o tarros al vacío, para esto es muy importante la ausencia de aire en el interior de dichos recipientes ya que por el pequeño pero existente nivel de humedad de nuestras flores se produciría condensación que pondría en peligro la integridad de nuestras plantas. También es adecuado depositar nuestra cosecha ya seca dentro de tarros de cristal. Si decidimos depositar nuestras flores en tarros de cristal herméticos será necesario ir abriendo los botes con el fin de renovar el aire viciado del interior de los recipientes y oxigenar así nuestros cogollos.

Uno de los procesos más importantes y que va a tener un peso crucial en el resultado final de nuestra cosecha es el de la degradación de la clorofila que ya ha comenzado con el proceso de secado y que ha de continuar de manera paulatina durante todo el proceso de curado, que no ha de durar menos de tres meses. A partir de seis meses la presencia de los terpenos se apreciará con mucha mayor nitidez en cuanto al sabor y al bouquet, habida cuenta de que la clorofila ya estará bastante degradada y su porcentaje en la planta será mucho menor. Con diez o doce meses de curado nuestros ejemplares florales se encontrarán en el momento culmen de su proceso y estarán en perfectas condiciones para proceder a la cata. A partir del año de curado nuestros cogollos comenzarán a disminuir lentamente su calidad. Los aceites o resinas comenzarán a degradarse y tanto las propiedades organolépticas como los efectos psicoactivos comenzarán su degradación lenta pero continua.

También se dan otros procesos dentro de nuestros cogollos. El THC de nuestras flores se ha ido degradando como le ha pasado a la clorofila, solo que en el caso de tetrahidrocanabinol este se ha ido transformando en cannabidiol otorgándole a los ejemplares unas características psicoactivas más narcotizantes con el tiempo. Otros elementos como el THCA se han ido transformando y degradando también, en el caso de este último su transformación ha dado lugar a THC.

Finalmente, el proceso de almacenamiento ha de hacerse en un lugar carente de luz ya que esta degradaría nuestros cogollos, y al mismo tiempo habría que depositar los recipientes en los cuales hemos introducido nuestras flores en un lugar fresco y con una temperatura y humedad estable. Con el almacenamiento no solamente se pretende guardar la cosecha, se busca, precisamente, detener o minimizar los procesos de degradación de los diferentes elementos que nos conviene salvaguardar o mantener al máximo, como los terpenos y diferentes cannabinoides y cannabidioles.

Hasta aquí este recorrido de despedida al tiempo estival y comienzo del otoño, etapa mágica para los cultivadores y amantes del cannabis en la que se comienzan a ver los resultados de las cosechas de este último año y momento en el que algún precoz cultivador va ofreciendo pruebas de su cosecha todavía en proceso de finalización. Sea como fuere, lo más recomendable es tener paciencia en pos de alcanzar las máximas calidades que nuestro esfuerzo, tesón y dedicación nos permitan conseguir.

En estos dos artículos hemos abordado la temática de la cosecha de nuestras plantas explicando el procedimiento a seguir y hablando de los elementos en los que debemos fijarnos para determinar el momento en el que estarán listos nuestros ejemplares. Hemos explicado también el tema del secado, curado y depósito de los cogollos, así como tratado de los distintos recipientes y lugares más adecuados para este último paso que es la conservación.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.

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