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La marihuana echa raíces en Asturias

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La Guardia Civil incautó 138 kilos de plantas verdes en 2009 y sólo 4,6 de sustancia elaborada Internet y una docena de tiendas de la región facilitan los útiles para practicar un cultivo que los jueces permiten «si es para autoconsumo». Dedicarle todos los días un rato al cultivo de la marihuana en casa o echarse a la calle para encontrar a un camello que facilite la sustancia ya elaborada. Cada año van a más los asturianos que se decantan por la primera de estas opciones.

Cuentan con el peso de la ley de su parte. «Comprar y vender ‘maría’ en la calle es un delito, pero desde los años 90, la jurisprudencia permite plantarla en tu casa si es para uso personal», explica el abogado José Ramón Nistal.

La explicación está cargada de matices. El artículo 368 del Código Penal prevé multas de entre tres y nueve años para quienes «ejecuten actos de cultivo, elaboración o tráfico o, de otro modo, promuevan, favorezcan o faciliten el consumo ilegal de drogas tóxicas». Sin embargo, en este asunto «los jueces han ido por delante de la ley y se han mostrado más flexibles», expone Nistal, que ha intervenido en decenas de casos en Asturias. Los togados, «sobre todo los de primera instancia, están habituados a encontrarse con delincuentes todos los días, y perciben que hace falta algo más que fumar ‘porros’ para serlo».

El razonamiento dominante en la judicatura es que ese artículo del Código Penal se redactó para la protección de un bien común: la salud pública. Es una esfera en la que no entrarían por tanto actos tan individuales «como cultivar plantas en tu casa para consumo propio», indica el jurista.

Esta lógica está alterando el consumo de drogas ilegales. El ‘porro’ de hachís (generalmente marroquí) sigue siendo el rey, pero el aperturismo judicial está posibilitando que la ‘maría’ crezca de puertas para adentro. De ello dan fe la docena de tiendas asturianas dedicadas a proveer de semillas, fertilizantes, focos o ventiladores destinados al cultivo de las distintas variedades que hay de la especie ‘cannabis sativa’. No están solas: en internet proliferan los comercios que procuran los mismos útiles a través de envíos postales.

De nuevo, un requiebro legal ampara a estos establecimientos: aunque comerciar con plantas se considera narcotráfico, hacerlo con semillas es legal. El motivo es que el grano necesita del cultivo para desarrollar el tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia que la Convención Única de Estupefacientes de la ONU incluyó en 1961 en su lista de drogas.

400 socios agrupados


En el Principado, el movimiento de consumidores de marihuana cuenta desde hace una década con su propia organización (la Asociación de Estudios del Cannabis de Asturias), que suma ya «unos 400 adscritos», indica su presidente, el gijonés Antonio Polo: «Es un grupo muy variado, en el que tienes al que está ya harto de tener que buscarse un ‘camello’ en la calle, a otros que abogan por el aprovechamiento industrial de esta planta para jabones y tejidos, y luego hay gente como yo, que empezamos en esto porque sufrimos una enfermedad a la que le viene bien el uso terapeútico de la marihuana».

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