La gran mayoría de los cultivadores de cannabis destruyen todas las plantas macho tan pronto como muestran signos del género y, ahora que las semillas feminizadas están disponibles, muchos de ellos nunca verán un macho en su habitación de cultivo. Pero las plantas de cannabis macho tienen una sorprendente variedad de usos, más allá de simplemente proporcionar polen para producir nuevas semillas.

por Sensi Seeds

Los buenos machos se convierten en buenos padres

Los ejemplares machos de buena calidad son fundamentales para cualquier programa de cultivo de cannabis. Al proporcionar el polen a las hembras, los machos también están proporcionando la mitad del ADN que conformará la descendencia posterior. Por lo tanto, seleccionar los machos que muestran rasgos ventajosos puede producir una descendencia que conservará esos rasgos. Algunos rasgos se pueden distinguir con relativa facilidad, tales como el ritmo de crecimiento, la salud general y la resistencia al moho, el hermafroditismo y las plagas. Mientras que las características que pueden tener un efecto sobre el sabor y potencia resultan menos evidentes, los criadores expertos pueden detectar varias pistas sutiles en cuanto al potencial de un macho como padre para la cría. Los machos también son importantes en la cría de variedades autoflorecientes, ya que las características de su patrón de crecimiento se pueden transmitir, mientras que el perfil del sabor y de la potencia de la hembra puede conservarse con un poco de habilidad y perseverancia.

En los típicos programas de cría controlada para seleccionar machos, se criaban clones de hembras idénticos con una variedad de machos, y se comparaban los resultados. Por lo tanto, los machos se seleccionan en función de la calidad de su descendencia femenina. Su propio fenotipo puede no corresponder exactamente con el de la descendencia femenina, ya que la expresión fenotípica del macho y de la hembra varía mucho en el cannabis, pero parece que se expresan ciertos rasgos heredados. No se ha demostrado, empíricamente, que la potencia de una planta de cannabis macho afecte a la de su progenie femenina, aunque eso es lo que ha ocurrido en los experimentos realizados por nosotros en Sensi Seeds.

Por supuesto, esto suele implicar un amplio grado de ensayo y error en los programas de cría selectiva, ya que hasta que la descendencia femenina haya producido una cosecha, es imposible discernir con precisión el impacto que el macho elegido ha tenido sobre el fenotipo resultante. Sin embargo, tanto los machos como las hembras comienzan a producir cannabinoides y terpenos pronto durante el período de floración, y pueden distinguirse algunas pistas sobre su potencia y sabor final. Por lo general, los productores aprietan o pellizcan las flores y las hojas para liberar su aroma. Aunque esta es una técnica rudimentaria, proporciona información muy valiosa.  

Los machos sirven a un propósito evolutivo

El cannabis y la mayoría de las otras especies de la familia Cannabaceae son dioicas, es decir, tienen individuos machos y hembras como plantas separadas. Muy pocas plantas con flores poseen esta característica. La gran mayoría (más del 80%) de las plantas con flores son hermafroditas, lo que significa que cada flor individual se compone de ambos órganos sexuales, masculinos y femeninos. La monoecia (donde existen flores masculinas y femeninas separadas en la misma planta) y la dioecia son poco frecuentes, cada una comprende alrededor del 6% de las especies de plantas con flores. El resto se compone de variaciones o mezclas de los tres tipos principales, incluyendo la gynomonoecia y la andromonoecia, donde las plantas expresan tanto flores hermafroditas como femeninas o masculinas, respectivamente.

Se cree que la dioecia confiere una ventaja selectiva en ciertas poblaciones de plantas, ya que maximiza las posibilidades de recombinación genética. En las plantas hermafroditas o monoicas, ambos órganos sexuales, masculinos y femeninos, son producidos por la misma planta y, si se poliniza a si misma, producirá descendencia cuyo ADN es idéntico al del padre. Esta falta de variación puede conducir muy rápidamente a la endogamia y a que se debilite la salud genética de una población. Sin embargo, muchas especies hermafroditas han incorporado mecanismos genéticos que impiden la autopolinización, una condición conocida como autoincompatibilidad.

Parece que la monoecia y la dioecia evolucionan en las plantas si se pierde el mecanismo genético para la autoincompatibilidad (aunque ambas están sólo presentes en alrededor del 6% de las especies, la capacidad ha evolucionado, independientemente, en alrededor del 38% de todos los géneros). Hay varios ejemplos de plantas dioicas que expresan fenotipos monoicos en respuesta a las presiones ambientales, pero esas poblaciones que se han extendido de nuevo a lugares más favorables, poco a poco tienden más hacia dioecia, ya que es un mecanismo eficaz para asegurar la polinización cruzada y la diversidad genética en el ausencia de autoincompatibilidad.

Así lo confirma el cannabis, que tiene diversas variedades monoicas y una gran tendencia a producir plantas monoicas en poblaciones dioicas, sobre todo en momentos de estrés, y es totalmente capaz de polinizarse a si mismo. En el cannabis, el número de machos puede disminuir drásticamente durante períodos cortos en condiciones adversas, pero una población masculina fuerte y saludable es el método por defecto para asegurar la salud a largo plazo y la viabilidad de la especie.   

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Los machos no siempre carecen de potencia

Aunque la mayoría de la gente cree que las plantas de cannabis macho no contienen cannabinoides, es un hecho reconocido que esta afirmación no es cierta. Un estudio, realizado en 1971, comparó el contenido de cannabinoides de plantas machos y plantas hembras encontradas en diferentes lugares, entre ellos en el Valle de la Becá en el Líbano, Turquía y Marruecos, y constató que aunque la concentración de cannabinoides era, en general, mayor en las plantas hembra, los machos presentaban concentraciones importantes. El contenido de cannabinoides de las flores masculinas, en general, era inferior al de las flores femeninas, pero mayor que el de las hojas femeninas. En un caso, en el de las plantas procedentes de Hizzine, el contenido global de cannabinoides en las flores masculinas, en realidad, era más alto que en las flores femeninas de la misma localidad.  

Los resultados de los análisis de THC y de CBD por separado, son aún más interesantes. En general, el CBD era, sistemáticamente, mayor en las plantas femeninas que en las masculinas, aunque hay varias excepciones. Sin embargo, los resultados del THC, el principal compuesto psicoactivo del cannabis, fueron un tanto sorprendentes. Los dos tipos, procedentes uno de la Becá y el otro de Hizzine, presentaban concentraciones más altas de THC en todas las partes de la planta macho en comparación con la hembra. El contenido de THC de los machos de la Becá era cinco veces mayor que el de las hembras en un 0,2% frente al 0,04%. Con un 1,2%, las hojas superiores masculinas de Hizzine presentaban en realidad la concentración más alta de THC de todas las plantas de la muestra. Las proporciones de THC frente a las de CBD fueron muy variables.

Más recientemente, un estudio sobre variedades autóctonas o landraces de Tailandia averiguó que los machos contenían de un 0,722% a 0,848% de THC, con una proporción de THC:CBD de 1,9 (por lo general, las proporciones mayores que 1 se clasifican como tipos de drogas y aquellas con proporciones inferiores se clasifican como cáñamo). Asimismo, un boletín de la ONUDD de 2005 afirmó que el análisis por cromatografía de gases había indicado que el contenido de THC de las plantas macho de Marruecos era comparable al de las hembras. En las hojas, el contenido de THC se registró en el 0,4% para ambas plantas masculinas y femeninas, mientras que las flores muestran un rango de 0,4 a 0,7% para las hembras y 0,2-0,5% para los machos. Los machos expresan glándulas de resina, de forma más abundante, en los sépalos, las anteras y en las pequeñas hojas superiores.

El hachís y los concentrados a partir de plantas de cannabis macho

Dependiendo del origen de un ejemplar de hachís, es posible que contenga resina de los machos que no se eliminó en el campo. Aunque la mayoría de los cultivadores de las zonas donde tradicionalmente se elabora el hachís, como Marruecos y el Líbano, eliminan las plantas macho del campo enseguida para evitar la polinización, este no es siempre el caso, y a veces los machos se cosechan y se procesan junto con las hembras.

Hay muchos informes anecdóticos procedentes de los cultivadores y criadores que utilizan las flores, las hojas y los tallos de los machos para hacer hachís y concentrados, con diversos grados de éxito. Como es probable que el contenido global de resina sea bastante bajo, por lo general, es preferible utilizar el mayor número posible de plantas, o utilizar métodos que extraigan el máximo de la planta, tales como QWISO (Quick Wash ISO) o la extracción de gas butano.

Además de para el hachís, es posible utilizar plantas de cannabis macho para hacer mantequilla de marihuana y otros aceites e infusiones. Aunque hay pocas pruebas concluyentes sobre los efectos psicoactivos de las plantas macho, en comparación con los de las hembras, existen varios informes anecdóticos que indican que el efecto es más de “subida cerebral” que de “colocón físico”, y que resulta agradable a nivel cerebral.

Los machos también pueden utilizarse para hacer zumo

Otro posible uso de las plantas de cannabis macho es la fabricación de zumo en crudo. Aunque hay escasas pruebas de la elaboración de zumos, hay indicios de que los cannabinoides en su forma ácida pueden tener algunos beneficios farmacológicos, parecidos a los de su forma familiar no ácida pero sin la desventaja potencial de la psicoactividad. Como los machos contienen los mismos ácidos cannabinoides que las hembras, aunque en diferentes concentraciones y proporciones, también se pueden convertir en zumo para aprovechar sus beneficios.

Con las plantas de cannabis macho debería hacerse zumo, más o menos, de la misma manera que las hembras. Todas las partes de la planta se pueden utilizar excepto los tallos más duros. Por lo general, es aconsejable omitir también las hojas en abanico más grandes y más fibrosas, ya que su alto contenido en clorofila puede darle un desagradable sabor amargo al zumo.

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La fibra de las plantas de cáñamo macho

Un estudio húngaro del año 1996 investigó las propiedades respectivas del cáñamo masculino y femenino, y descubrió que las fibras de cáñamo macho diferían de las de la hembra en varios aspectos importantes, tanto así que se tiene constancia de que los campesinos tradicionales hicieron todo lo posible para separar los machos de las hembras en el campo, además de llevar a cabo todas las etapas del proceso de enriado, decorticación, hilado y tejido por separado. Parece ser que algunos textos chinos del siglo XVI a. C. también dan testimonio de la creencia de que “la fibra de la planta de cáñamo macho es la mejor”.

Según la sabiduría tradicional, las fibras de cáñamo macho son considerablemente más finas y más suaves que las fibras de las hembras, y como resultado se reservaban para hacer que los tipos más finos y delicados de tela, mientras que las hembras se utilizaban para hacer tejidos más ásperos, tales como el lienzo y la arpillera. Posteriormente, estos finos tejidos hechos de fibras de cáñamo macho se utilizaron para hacer una variedad de artículos para el hogar, como manteles, toallas y ropa de cama.

El estudio reveló que la fibra de las hembras era más fuerte que la fibra de los machos, y además que la fibra del macho presentaba mayor resistencia a la torsión y más flexibilidad. La finura total de la fibra se ve influida por su resistencia a la torsión y su flexibilidad, y así se concluyó que la fibra del macho es, significativamente, más fina que la de las hembras. También se observaron que algunas plantas masculinas contienen un mayor porcentaje de fibra, del 31,5% al 29,6%.  

Los machos suelen ser buenos compañeros

El cannabis se ha utilizado como pesticida y repelente de diferentes maneras a lo largo de la historia. Sus flores y hojas secas se han utilizado para elaborar los extractos de plaguicidas y repelentes, y se ha demostrado que los cannabinoides puros ejercen efectos antibacterianos y antimicrobianos. Además de esto, el cannabis se puede utilizar como planta de compañía.

Se han realizado diversos estudios durante los últimos años que avalan la capacidad del cannabis para repeler las plagas no deseadas. Se ha cultivado junto al algodón para repeler los gusanos del algodón, rodeando los campos de hortalizas para ahuyentar la oruga de la col, intercalado entre las patatas para protegerlas del escarabajo de la patata y las plagas de hongos de la patata, junto con el trigo para repeler a los gusanos de la raíz y como repelente general contra las larvas del abejorro europeo. El cannabis también suprime el crecimiento de las plantas de especies no deseadas en sus alrededores, tales como la pamplina nociva, además de repeler los nematodos nocivos, tales como el nematodo del quiste de la patata, el nematodo del nudo de la raíz y el nematodo quiste de la soja.

Se cree que los terpenos producidos por el cannabis son los responsables, en gran medida, de repeler insectos y plagas, especialmente el limoneno y el pineno. Ambas plantas de cannabis, macho y hembra, producen terpenos en abundancia y parece que los niveles producidos son, más o menos, correlativos con su concentración de cannabinoides, así que algunos cultivadores intercalan machos entre sus verduras en lugar de condenarlos a la pila de compost.         

Aquellos cultivadores que tienen la suerte de vivir en un país donde el cultivo al aire libre es una posibilidad mantienen a los machos y a las hembras en el mismo jardín, aunque lo suficientemente lejos para que el polen masculino no afecte a las hembras demasiado. Si uno o dos machos están situados a pocos metros de distancia de las hembras, preferiblemente en un lugar protegido para que el viento no tenga demasiado efecto, es más probable que el resultado sea una ligera dispersión de las semillas en las flores ocasionalmente, en lugar de una cosecha llena de semillas. De esta manera, los cultivadores pueden producir flores femeninas que se pueden fumar, al tiempo que garantizan un suministro de semillas frescas y sanas para la cosecha de la próxima temporada.

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