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Los peligros ocultos y las mentiras de los tratamientos fitosanitarios (II)

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Los plaguicidas, biocidas o pesticidas (termino éste último acuñado únicamente en España) son sustancias o mezclas de sustancias utilizadas para controlar poblaciones de seres vivos que según su biología se consideran plagas (insectos, malas hierbas, pájaros, roedores, limacos, peces, nemátodos y microbios que compiten con los humanos para sobrevivir y para ello provocan daños en sus propiedades, propagan enfermedades, disminuyen las producciones de las cosechas, etc…).

Por Víctor Bataller Gómez (TRABE)

La aparición de plaguicidas se remonta a principios del siglo XIX cuando se comienzan a utilizar productos naturales como el azufre, el cobre, el arsénico, las piretrinas, las nicotinas,… Pero el momento clave en la historia de los plaguicidas llegaría cuando en 1939 el químico suizo Paul Hermann Müller (1899-1965) descubre las propiedades insecticidas del dicloro-difenil-tricloroetano (DDT), un insecticida usado en el control de la malaria, fiebre amarilla y muchas otras infecciones causadas por insectos vectores. Gracias a éste descubrimiento se le concedió el Premio Nobel de Medicina en 1948 por “demostrar la eficiencia del DDT como un veneno de contacto contra muchos artrópodos“. Fue la primera vez que el Premio Nobel de Medicina se le otorgaba a una persona que no era médico. A partir de esa fecha éste compuesto se utilizó para la eliminación de algunos parásitos como el piojo que transmitía el tifo, originándose a partir de ese momento la industria de los plaguicidas organosintéticos, siendo los primeros los conocidos como organoclorados al cual pertenecía el DDT.

El uso intensivo de estos productos comenzó a producir enormes problemas en el medio ambiente y en la salud humana, hasta tal punto que, por ejemplo, el DDT se prohibió en Estados Unidos en 1972. En España se está utilizando actualmente para fabricar otro insecticida, el Dicofol que si está permitido; de hecho España es uno de los cinco países en todo el mundo que actualmente sigue utilizando DDT y que incluso se vierte al río Cinca (Huesca). España firmó el Tratado de Estocolmo en donde se compromete a no emplear DDT. La mentira que había sobre todo éste tipo de productos quedó al descubierto cuando se publicó en 1962 el libro “Primavera Silenciosa” de la divulgadora estadounidense Rachel Carson (1907-1964). En éste libro cuenta como observó que las puestas de huevos de las aves que habitaban en zonas de aplicación de DDT no tenían una cáscara lo suficientemente dura para soportar su deposición en el nido y que tras numerosas investigaciones descubrieron que el DDT impedía la asimilación de calcio por parte de las aves y esto influía directamente en sus huevos.

Estos componentes producen sensibilidad a la toxicidad, mutaciones y tumores en el ser humano, por lo que pronto fueron sustituidos por otros plaguicidas “menos tóxicos” como los carbamatos y los organofosforados. Durante la década de los ochenta la aplicación masiva de plaguicidas fue considerada como una revolución para la agricultura, la denominada Revolución Verde. Eran relativamente económicos y altamente efectivo. Según sus defensores garantizaban abastecimiento alimentario para la población mundial. Su aplicación llegó a ser una práctica común como medida preventiva aun sin ningún ataque visible. Desde entonces, la experiencia ha demostrado que este método no sólo perjudica el medio ambiente, sino que a la larga es también ineficaz. Donde se han utilizado los plaguicidas de manera indiscriminada, las especies de las plagas se han vuelto resistentes y difíciles o imposibles de controlar, y además han surgido nuevas plagas agrícolas. La realidad es que tras décadas de “Revolución Verde” el 80% de los recursos mundiales se los disfrutan sólo un 20% de la población mundial y el 80% restante apenas tiene recursos para al menos poder sobrevivir. Por otro lado los monopolios de las grandes multinacionales farmacéuticas ya están llegando incluso a la disponibilidad de semillas.

Según su uso los plaguicidas se clasifican de la siguiente forma:

Plaguicidas fitosanitarios: para controlar plagas y enfermedades en los vegetales o para controlar las malas hierbas.

Plaguicidas de uso ganadero: tanto para usar sobre los animales como en su entorno (desparasitadores sobre todo).

Plaguicidas para la industria alimentaria: destinados en la conservación de cereales (trigo, cebada,…) o de tubérculos (patatas, cebollas,…).

Plaguicidas de uso ambiental: destinados para locales públicos o privados, entornos naturales,…

Plaguicidas para la higiene personal: aplicación directamente sobre las personas.

Plaguicidas domésticos: utilizados por personas no cualificadas en sus viviendas.

Según su acción pueden ser insecticidas, acaricidas, fungicidas (para el control de hongos causantes de enfermedades), desinfectantes bactericidas, herbicidas, fitorreguladores y productos afines (control del crecimiento, estimuladores fisiológicos,…), rodenticidas (control de roedores), productos para la post-cosecha, protectores de la madera, anti limacos (contra caracoles y babosas), etc.…

Según el sistema de aplicación pueden ser gases o gases licuados, fumigantes o aerosoles, polvos (diámetro inferior a 50 µm), sólidos, líquidos, cebos o tabletas.

Según su grado de peligrosidad para las personas y el medio ambiente se clasifican en:

De baja peligrosidad: los que no entrañan riesgos.

Tóxicos: los que por inhalación, ingestión o contacto tienen riesgos de cierta gravedad.

Nocivos: los que puedan entrañar riesgos graves, agudos o crónicos, e incluso la muerte.

Muy tóxicos: los que por inhalación, ingestión o penetración cutánea puedan entrañar riesgos extremadamente graves, agudos o crónicos, e incluso la muerte.

Ésta clasificación toxicológica se realiza atendiendo básicamente a su toxicidad aguda, expresada en DL50 (cantidad de materia activa que puede matar al 50% de la población ensayada por vía oral o dérmica para la rata), o en LC 50 (concentración de tóxico que es capaz de matar al 50% de los organismos vivos por vía respiratoria para la rata). El uso de éstos formulados genera graves problemas para el medio ambiente. Más del 98% de los insecticidas fumigados y del 95% de los herbicidas llegan a un destino diferente del que en un principio se necesitaba (aire, agua y alimentos). La deriva de pesticidas ocurre cuando las partículas de pesticidas suspendidas en el aire o disueltas en el agua son llevadas por el viento a otras áreas, pudiendo llegar a contaminarlas. Los pesticidas son una de las causas principales de la contaminación del agua y ciertos pesticidas son contaminantes orgánicos persistentes que contribuyen a la contaminación atmosférica. El uso de plaguicidas reduce la biodiversidad, reduce la fijación de nitrógeno, []contribuye al descenso de la polinización, []destruye hábitats y amenaza a especies en peligro de extinción.[]

Pero la clasificación más importante en la que vamos a centrar principalmente nuestro análisis de los plaguicidas de síntesis es la que viene determinada según su composición química.

 

Organoclorados.

Fue el primer tipo de plaguicidas que se sintetizó a partir de productos orgánicos. Son compuestos orgánicos con cloro u otro halógeno en su molécula y con una elevada toxicidad para insectos, gran persistencia y acumulativos. Los organoclorados tienen la característica de acumularse en las grasas animales por lo que aunque se ingieran dosis ínfimas diarias al cabo del tiempo se convierten en dosis tóxicas o incluso nocivas. Ataca directamente al sistema nervioso provocando parálisis y la muerte. Aunque su toxicidad es baja para los mamíferos su gran persistencia y capacidad acumulativa lo convierte en una gran amenaza para los mamíferos El más famoso es el DDT que ha sido usado fumigando las paredes de las casas para combatir la malaria desde la década de 1950. Pero a partir de algunos estudios recientes se ha relacionado la exposición a éste producto durante la pubertad con la aparición de cáncer de mama.[] También puede ocurrir envenenamiento por DDT y otros compuesto clorados cuando entran en la cadena alimentaria.

Otros organoclorados muy utilizados son el Metoxicloro, Lindano, HCH, Aldrin, Dieldrin, Eldrin y los Terpenos clorados.

Organofosforados.

Son esteres derivados del ácido fosfórico. Son menos persistentes y acumulativos pero más tóxicos para los mamíferos que los organoclorados. Inhiben la acetilcolinesterasa, una enzima que hidroliza la acetilcolina. Cuando se produce el impulso nervioso al no existir ésta hidrólisis hay una estimulación permanente que da lugar a la muerte por asfixia. Los más famosos son el Parathion, Diazinon o Metilclorpirifos

Carbamatos

Son esteres del ácido carbámico. Su toxicidad, persistencia y acumulación están a mitad de camino entre los organoclorados y los organofosforados. Actúan igual que los organofosforados inhibiendo la acetilcolinesterasa. De entre los más conocidos están el Carbaryl, Metiocarb, Carbofuran y Carbosulfan.

            Piretroides

            Son sustancias de síntesis muy similares a las piretrinas naturales(tales como el expelex, etc.) Actúa sobre el sistema nervioso central provocando parálisis e hiperexitación, perdida de coordinación y convulsiones. Todo esto se produce por vía electrofisiológica, despolarizando la membrana de la célula. Los más famosos son la Permetrina, Cypermetrina y Deltametrina

INSECTICIDAS MINERALES MINERALES Compuestos arsenicales
Compuestos fluorados
Azufre
Derivados del selenio
ORGANICOS DE SINTESIS Organofosforados
Organoclorados
Carbamatos
A BASE DE ACEITES MINERALES Aceites antracénicos
Aceites de petróleo
DE ORIGEN VEGETAL Nicotina
Piretrina
Rotenona
HERBICIDAS MINERALES Sales de NH4+, Ca++, Cu++, Fe+++, Mg++, K+, Na+, en forma de sulfatos, nitratos, cloruros, cloratos.
ORGANICOS Fitohormonas
Derivados de la urea
Triazinas y Diazinas
Derivados de los fenil sustituidos y las quinoxalinas
Derivados de la oxiquinoleína
Derivados de las tiadizinas y tiadiazoles
OTROS Parquat
Diquat
Piclorame
FUNGUICIDAS MINERALES Sales de cobre
Compuestos arsenicales
Aceites minerales
ORGANOMETALICOS Derivados órganomercuriales
ORGANICOS Carbamatos y ditiocarbamatos
Derivados del benceno
Amicidas
Benzonitrilos
RODENTICIDAS Derivados cumarínicos Warfarinas
Sales de talio
Inorgánicos

Problemas ocasionados por los plaguicidas

Resistencia genética: casi todos los productos de síntesis actúan a nivel de flancos genéticos, alterando un factor muy concreto de la biología del insecto. Al ser organismos muy simples genéticamente tienen gran facilidad para mutar y protegerse de ése ataque. Como en los insectos las generaciones se suceden unas a otras con rapidez y el tamaño de las poblaciones es muy grande, la resistencia genética se extiende en unos pocos años

Alteraciones en el ecosistema: otro de los principales problemas asociados al uso de pesticidas es el que estos matan no solo a la plaga, sino también a otros insectos beneficiosos como abejas, mariquitas y otros organismos. De esta forma pueden hacer desaparecer a los enemigos naturales de la plaga o provocar que estos se trasladen a otros lugares porque ya no encuentran alimento en ese campo y, después de un breve periodo, la población de la plaga rebrota y además en mayor cantidad que antes al no tener enemigos naturales.

Provocar la aparición de nuevas plagas: las alteraciones en el ecosistema citadas han provocado, en algunas ocasiones, que organismos que hasta ese momento no eran plagas, al desaparecer otras especies que mantenían controlado su número, se hayan convertido en nuevas plagas.

Acumulación en la cadena trófica (Bioacumulación): ya hemos visto que algunos plaguicidas tienen estructuras químicas muy estables y tardan años en. En las zonas en las que se aplican estas sustancias las concentraciones del insecticida son cada vez mayores y aunque haya pasado tiempo desde la última aplicación el producto seguirá presente. Son poco solubles en agua y tienden a acumularse en los tejidos grasos. Cuando unos animales van siendo comidos por otros el pesticida se va acumulando en mayores proporciones en los tramos finales de la cadena trófica. Es el caso de la contaminación por mercurio provocada sobre todo por las industrias fabricantes de productos químicos que vierten a los ríos y que si bien no supone la muerte a los peces, para los seres humanos al ingerir peces de aguas contaminadas de mercurio si alcanza niveles de toxicidad muy elevados

Contaminación del medio ambiente: no solo afecta al lugar en el que se han depositado sino que se dispersan a través del agua, del suelo y del aire, a veces a grandes distancias.

Riesgos para la salud humana: si el contacto es a altas concentraciones puede producirse la muerte, pero con dosis bajas durante largos períodos de tiempo también pueden provocar enfermedades. La mayoría de envenamientos se produce en agricultores u otras personas que trabajan en contacto con los plaguicidas, pero todos estamos expuestos diariamente al contacto y a la ingestión de pequeñísimas cantidades de plaguicidas y otros productos artificiales, y ya se habla de disminución de la fertilidad, aumento en el número de cánceres, malformaciones congénitas, etc.

Tratamientos Bio-ecológicos SA

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.

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