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Mantequilla cannábica

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La mantequilla es una de las bases más utilizadas en numerosos platos y pasteles, aunque es en repostería donde es más requerida. Desde que empezamos esta serie de artículos sobre Cocina Cannábica os hemos alimentado la curiosidad y el paladar con deliciosos platos que contenían Mantequilla Mariana. Aunque algunas veces os hemos explicado a grosso modo como elaborarla, hemos creado esta guía definitiva que te sacará de dudas e iluminará tu camino.

Texto y Fotos: Swami Canna

Hay que tener una serie de consideraciones previas muy importantes antes de comenzar y es que puede ser un producto que, aunque parezca inofensivo, manejado sin la precaución adecuada puede ser contraproducente y llevarte a uno de los peores “viajes” de tu vida. El THC, principal principio activo del cannabis, es liposoluble lo que requiere de medios grasos para su disolución, transporte y absorción. La mantequilla al igual que el aceite es grasa pura y ambos son un medio idóneo para disolver el cannabis. Es por esto que debemos ser cautos a la hora de ingerirlo y tomar una serie de precauciones:

Lo primero es no comer mucho la primera vez que elaboremos algo hasta averiguar que potencia tiene el producto obtenido con la mantequilla, pues aunque echemos la misma cantidad de hierba cada vez que elaboramos la mantequilla, la potencia de esta puede variar tanto en el proceso de elaboración de la misma como del producto final, ya que el horneado o la cocción pueden hacer perder cierta potencia al postre o plato que elaboremos. Una opción es hacerse una rica tostada con echando un poco de mantequilla. Con ello podremos calcular la potencia máxima de la mantequilla obtenida ya que la consumimos en crudo.

Una vez que comamos una porción razonable hay que esperar al menos una hora u hora y media hasta que veamos como de potente es el producto que hemos elaborado.

Si por lo que fuera se nos ha ido la mano, lo importante es que no cunda el pánico, lo mejor es intentar estar entretenido y armarse de paciencia. Las sobredosificaciones de cannabis ingerido son muy físicas, produciendo bajadas de tensión y la sensación de no poder oxigenar ni respirar bien, a eso hay que sumarle la paranoia de que uno se va a morir y que en tu cabeza suena el “The End” de los Doors (con suerte).

Una de las recomendaciones importantes es que este tipo de trances se suele pasar a las horas y lo único que dejan es una contundente resaca que te invita a no volver a seguir el camino del exceso. Así que lo mejor es no llamar nunca al 112 o al curo que te bautizó ya que, lo más probable, es que lo pases aun peor en el hospital mientras te hacen un lavado de estómago o te introducen una grata sonda anal rodeado de luces blancas destellantes y señores de bata blanca que te estarán dando el sermón de tu vida.

Y después de esta breve introducción vayamos a la receta.

Ingredientes:

– 500 gramos de mantequilla sin sal
– 14 gramos de marihuana (dependerá de la calidad del producto empleado)

Utensilios:

– Un cacerola.
– Paño de tela fina tipo sábana que nos sirva de filtro.
– Una báscula. No vale usar el ojímetro que luego vete a saber qué pasa.
– Servilletas de papel.
– Un cuchillo
– Un tupper grande.
– Un tupper pequeño.

Preparación:

Básicamente el proceso que os vamos a explicar paso a paso es muy sencillo, así que lo primero que tenemos que hacer es poner en una cacerola aproximadamente dos litros de agua.

Una vez esté el agua al fuego introducimos los 500 gramos de mantequilla y esperamos a que hierva. De esta manera conseguimos que antes de echar la marihuana a la cacerola la grasa de la mantequilla se disuelva uniformemente.

Cuando el agua rompa a hervir echamos en la cacerola el cannabis y lo dejamos hervir durante 10 minutos con la tapa puesta para evitar lo máximo posible la evaporación de principios activos.

Una vez que retiremos la olla del fuego tendremos que colar el líquido. Para ello previamente habremos puesto el paño que nos sirve de filtro sobre el tupper grande. Para que el paño quede firme es bueno atarlo con cinta americana al tupper.

Es aconsejable hacer una segunda cocción de la maría que quede en el paño. Así que volvemos a echar los restos que hay en el filtro dentro de la cacerola junto a un litro de agua que ya esté hirviendo.

Transcurridos diez minutos volvemos a filtrar el líquido echándolo en el tupper. Debes asegurarte que el tupper tenga una capacidad de 4 o 5 litros.

Una vez terminado este proceso metemos el tupper tapado en el frigorífico toda la noche.

Al día siguiente la grasa de la mantequilla se habrá solidificado y estará flotando sobre el agua. Con mucho cuidado y con un cuchillo la separamos del borde del tupper. Una vez separada la extraemos con cuidado de que no se moje mucho y la colocamos sobre un par de servilletas para que se vaya secando. Para poderla secar mejor debemos cortarla en pedazos que resulten manejables e ir secándolos y prensándolos un poco uno a uno. A medida que vayan estando secos los depositamos en el tupper pequeño para poderla guardar durante mucho tiempo.

Por cierto, la mantequilla engorda.

Acerca del autor

Amante del cannabis y especializado en el mundo de las sustancias psicoactivas. Escritor y psiconauta.

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