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Mitos sobre la crianza cannábica

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Desde que la sección de genética está a mi cargo, hemos ido abarcando distintas temáticas relacionadas con la crianza cannábica casera. Sin embargo, parece que se siguen creando leyendas o mitos sobre ella que nos llevan a error, ya sea a la hora de realizar una crianza cannábica casera, como a la de juzgar la calidad de una variedad o el criterio de un criador.

por Fabini de Caprius

Saber más acerca de los procedimientos que se siguen en ella nos permitirá comprender mejor qué ocurre en nuestras descendencias, o bien comprender algunos hechos que se presentan en el mercado y que habitualmente son malinterpretados. Este mal entendimiento suele dar lugar a “enfados” por parte del consumidor que adquiere una determinada variedad, quien finalmente acaba quejándose al banco y generando un ciclo de pregunta/respuesta que, a veces, ni termina ni procede.

Mitos sobre la homogeneidad

El primer mito que quiero disipar (aunque sea algo lógico que muchos de vosotros ya comprendéis) son las habladurías sobre la homogeneidad de las plantas cuando hablamos de semillas.

Uno de los principales motivos que nos llevan a hacer una mala interpretación de esta característica, es el mal uso de la palabra y la mala publicidad que nos educa de forma incorrecta.

Es evidente que una variedad necesita manifestar cierta homogeneidad para poder considerarse como tal, es decir, que los distintos individuos muestren características homogéneas en su morfología o en su quimiotipo. Esto no significa que todos los ejemplares deban mostrarse exactamente igual como si se tratara de clones, sino que se considera que una variedad lo es cuando determinados caracteres que sirven para su identificación son lo suficientemente uniformes en los ejemplares.

Esto es algo que podemos observar muy a menudo en el mercado. ¿Cuántas veces has obtenido ejemplares con morfologías distintas de un mismo paquete de semillas? Seguro que muchas, pero ¿te has fijado que siempre son uniformes en determinados rasgos? Esto dependerá siempre de los caracteres que el criador haya decidido fijar en la mayoría de ejemplares. Cuando lo logra, significa que la variedad puede considerarse homogénea y clasificarse como tal.

Como decía, habitualmente en la publicidad o información web que encontramos sobre el cannabis, se trata a la variabilidad genética del mismo como si fuera la de una especie autógama, aun siendo una planta mayormente alógama.

Para que puedas entender a qué me refiero con ello, te resumiré, en líneas muy generales, qué son la autogamia y la alogamia y cómo se relacionan con la variabilidad genética. Las plantas autógamas son aquellas que utilizan la autopolinización como método de reproducción sexual, es decir, su proceso para crear descendencia consiste en la unión de gametos femeninos y masculinos procedentes de la misma flor o de la misma planta. Aunque la autogamia completa no es muy común, puesto que casi siempre existe un porcentaje de fertilización cruzada, hay determinadas especies vegetales en que este es mínimo y por ello se consideran autógamas. Este tipo de plantas son homocigóticas1 para la mayor parte de sus genes, siendo los descendientes genéticamente iguales entre ellos. Esto hace que su variabilidad genética se vea limitada. La alogamia, en cambio, consiste en la reproducción sexual mediante polinización cruzada entre individuos diferentes. Este sistema asegura nuevas combinaciones alélicas dentro de una misma especie, viéndose favorecida la variabilidad genética de la misma, así como la aparición de nuevos genotipos.

Voy a poner un claro ejemplo sobre este mito. En algunos casos, cuando creamos una descendencia filial 1 (F1), obtendremos ejemplares que evidentemente diferirán entre sí. Pongamos el caso de un cruce de sativa tailandesa con una índica afgana de las más achaparradas. Los genotipos de ambos parentales son distintos totalmente y, aunque hayamos seleccionados parentales homocigotos, lo más probable es que la generación F1 no sea uniforme y que se muestren distintos rasgos en cada individuo.

Es por este motivo que el estándar para definir una nueva variedad en agricultura no pide que se muestren el cien por cien de los ejemplares iguales, sino que se aceptan diferencias mientras los rasgos más importantes se expresen en la mayoría de individuos.

Ahora que comprendemos la homogeneidad de las variedades de cannabis un poco más a fondo, podemos comenzar a aplicar este conocimiento a nuestros propios cruces, dejando de obsesionarnos por conseguir descendientes exactamente idénticos. Por otra parte, podremos juzgar la calidad de un híbrido comercial con mejor criterio y sin generar esas discusiones que no suelen llegar a buen puerto. Es normal que, si interpretamos mal la homogeneidad y nos tomamos estos cambios entre individuos como algo fraudulento, desconfiemos del banco en que hemos invertido. Pero ahora ya sabes que cuando un banco dice “es normal que no sean todas iguales, es una planta” se debe a esta interpretación de la homogeneidad del cannabis.

Semillas feminizadas

Un mito muy común entre los cultivadores es el de “las semillas convertidas a hembra”, que no es más que otra mala interpretación del proceso de feminizado y su comportamiento en la química de la planta.

Aún a día de hoy, me llegan consultas sobre este tema. Algunas veces son de gente experimentada en el cultivo para autoconsumo; otras, de personas que desean iniciarse a la crianza cannábica casera. Al parecer, está muy extendido el mito de que el proceso de feminizado se aplica sobre las semillas, convirtiéndolas en hembra como si de alquimia se tratase. Traté este tema en el número 131 de abril. Así que si quieres ampliar información, te recomiendo echarle un ojo. Aun así, me ha parecido interesante tratar este mito comúnmente asociado a esta técnica que revolucionó el mercado de semillas de cannabis.

La marihuana, así como todas las especies vegetales, tiene una gran capacidad de supervivencia. Es por esto que, en muchos casos, cuando nos hacemos con un jardín de semillas feminizadas, en algún momento, en un recóndito lugar del armario se producen algunas semillas. Estas son fruto de la intersexualidad propia del cannabis. Por tanto, no quiere decir que la variedad que hemos adquirido es hermafrodita, sino que por algún factor ambiental se ha visto en la necesidad de perpetuar la especie. La ausencia de ejemplares masculinos y un prolongado ciclo de floración suelen ser las principales causas de esta manifestación. Aunque una planta sea hembra, puede desarrollar algún apéndice masculino en una especie de intento de producir descendencia. En el caso de las feminizadas hay una posibilidad ‘extra’ de que se muestre este hecho. Sin embargo, si te has limitado a seleccionar los parentales correctamente (en el número 115 de diciembre de 2013 hablo sobre este proceso) la intersexualidad se manifestará en muy pocos casos. He escuchado quejas muy absurdas sobre este asunto, como que han salido 3 semillas en un cuarto de 1,2m2, algo totalmente normal si el cultivador, como ocurría en este caso, sobrepasa en casi veinte días la fecha de cosecha aconsejada por el criador.

Otro caso que ocurre muy pocas veces con este mito de “las semillas convertidas a hembra” es la aparición de un ejemplar totalmente masculino entre estas. El proceso de feminizado es efectivo al 99%, pero siempre queda ese 1% que puede fastidiar el asunto y hacer entrar paranoia a la persona que le haya tocado.

Sin embargo, si aplicamos la lógica, podremos deducir que, si hay un 1% de posibilidades de que la planta no sea hembra, habrá un 0,3% aproximadamente de probabilidades de que esta salga macho, aun siendo descendencia feminizada. Si hacemos cuentas, esto quiere decir que, de cada 2000 semillas, es posible que unas 6 sean macho. Sin embargo, esto es pura teoría y deducción lógica, ya que, por datos empíricos, se sabe que el porcentaje de aparición de individuos masculinos es mucho menor, pero, por razones prácticas y por tal de redondear las cifras, se dice que la efectividad del proceso de feminización es de un 99%, aunque sea superior.

Así que solamente queda utilizar un poco la lógica a la hora de juzgar una variedad. Si has puesto 100 semillas feminizadas y te ha salido 1 macho, puede que se deba a la estadística más que a la calidad del producto. En el caso de la intersexualidad por supervivencia ocurre lo mismo: si se presenta en más de uno o dos ejemplares, significará que realmente es el producto, de lo contrario son varios los factores que externos a la genética que han podido influir en esta manifestación.

Así que recuerda los puntos aquí explicados para no obsesionarte con tu variedad y tenlos en cuenta, si te pasa en algún momento, antes de juzgar tu experiencia con un criador.

Semillas que provienen de cultivos transgénicos

Este es un mito que siempre ha existido y que, ahora, con la legalización de la marihuana en algunos estados de Estados Unidos, está resurgiendo. Antes de pensar en que alguna variedad ha sido modificada genéticamente, debemos identificar cada concepto para asociarlos a la realidad.

Un organismo modificado genéticamente es aquel que, mediante técnicas de ingeniería genética, englobadas dentro de la transgénesis2, posee un material genético alterado.

Cuando hablamos de la crianza cannábica, tanto casera como industrial, hablamos de que las variedades son creadas mediante la selección de los parentales y fijando los genes en las descendencia. Aunque este método llamado cría selectiva3 pueda ser considerado una técnica de ingeniería genética por quienes lo desconocen, nada tiene que ver con la transgénesis. Así que, a día de hoy, no existe una variedad de marihuana transgénica.

He considerado importante hablar un poco sobre estos mitos que se han generado a lo largo del tiempo y que, aún en la actualidad, siguen siendo los conceptos erróneos más generales en materia de genética cannábica.

Espero que te haya gustado el artículo y que te pueda resultar útil, tanto si decides iniciarte en la crianza cannábica casera, como si simplemente autocultivas partiendo desde semillas.

¡Hasta el próximo número!

Definiciones:

1 Homocigótico: se dice de aquel individuo que, para un gen determinado, posee en cada uno de los cromosomas homólogos alelos iguales en el mismo locus.

2 Transgénesis: Es el proceso de ingeniería genética por el cual se realizan modificaciones génicas, con independencia de la procedencia de los genes empleados ellas, ya que estos pueden provenir de la misma especie, de clonaciones o de especies exógenas.

3 Cría selectiva: es el proceso de fijación de determinados rasgos genéticos mediante la cría, selección y reproducción de los individuos que los manifiestan.

Bibliografía

Isidoro Rodríguez. (2002). La enciclopedia de la marihuana, Volumen II. Málaga: Megamultimedia.

 

Acerca del autor

Fabini de Caprius
Ante todo deja que me presente si no me conoces todavía. Soy Fabini De Caprius, fumatín, internauta y activista cannábico. Hace más de 12 años que estoy metido en todo este tema de la Marihuana, y aunque siempre he estado en las sombras, he decidido que ahora era el mejor momento para hacerme ver.

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