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Muchos países, una planta: Reino Unido

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Por Franco Loja
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Este artículo es el segundo de la serie enfocada a la situación del cannabis en diferentes países del mundo. Trabajando como gerente de Green House Seed Company he tenido la oportunidad de viajar a muchos lugares del mundo; he experimentado de primera mano las subidas y bajadas de muchos países, y es un placer y un honor para mí compartir esta información con todos los lectores de El Cultivador y Cannabis Magazine. Este mes echo un vistazo a la situación del cannabis en el Reino Unido. En los próximos números hablaremos de otro país europeo (Holanda), así como África (Malawi, Sudáfrica, Suazilandia e Isla Mauricio) y algunas islas del Caribe (Jamaica, Antigua, Santa Lucía, Barbado, Trinidad y San Vicente).

El cannabis en el Reino Unido tiene una larga historia, que data de antes de los tiempos de la colonia. La primera vez que el cannabis se ilegalizó en UK fue el 25 de septiembre de 1928 cuando se introdujo el “Acta de drogas peligrosas de 1925” como ley. No había razones domésticas ni presión a favor o en contra de la prohibición, ni tampoco debates del gobierno. El Acta que controlaba “el cáñamo de India y todas las resinas y los preparados” había prescrito tras la firma británica de la Convención Internacional de Ginebra en Control de Narcóticos de 1925, organizada por la Sociedad de Naciones de manera muy silenciosa. Desde entonces, el cannabis ha sido sujeto a numerosos cambios en la ley, el más importante de todos ocurrió en 2001-2002, cuando ser reclasificó como droga de “clase C”, al mismo nivel que las medicinas no adictivas o drogas anabólicas, suprimiendo las sentencias de cárcel por posesión de pequeñas cantidades. Pero más recientemente, a principios de 2008, el cannabis se reclasificó como droga “clase B”, de vuelta al estado totalmente ilegal. Muchos dueños de growshops están expresando su preocupación sobre la posibilidad de que las semillas de cannabis se ilegalicen bajo la actual ola contra la legalización del cannabis.

A pesar de esta historia turbulenta, la población del Reino Unido tiene un lazo muy estrecho con el fumeteo. Desde Londres a Glasgow, desde Cardiff a Belfast, fumar hachís o marihuana es una actividad lúdica de un buen porcentaje de la población activa. Es profundo en la cultura juvenil, desde canciones a películas, y se ha extendido a todos los niveles de la sociedad; los Rolling Stones y los Sex Pistols son considerado iconos del consumo, y la industria cinematográfica inglesa ha producido algunas de las mejores películas sobre cannabis de todos los tiempos. Esta aceptación subrayada que se desliza bajo una sociedad aparentemente intolerante afecta al país de un modo muy fuerte. La prueba es el hecho de que el Reino Unido es uno de los pocos países en el mundo que tiene un programa de uso medicinal del cannabis oficialmente apoyado por el gobierno. Esto ha sido posible gracias al trabajo de Sir Geoffrey Guy, creador de GW Pharmaceuticals, una compañía que cotiza en la Bolsa de Londres, y dueño de las patentes legales de las plantas de cannabis (el único en el mundo). En sus instalaciones secretas, GW cultiva cannabis de grado superior para usarse en la producción de medicinas basadas en cannabis, con licencia del gobierno. A la compañía no se le permite la venta de cannabis como medicamento, como ocurre en Holanda, pero pueden utilizar extractos de cannabis para preparar medicamentos, tales como espráis bucales, cápsulas y ungüentos.

En los últimos 10 años ha habido algunos intentos de abrir coffeshops siguiendo el modelo holandés, pero las autoridades nunca han permitido que este concepto se hiciera realidad. Después de las primeras redadas e incautaciones, nadie lo ha vuelto a intentar. Observando esta historia tan contradictoria, no es fácil entender que la realidad de la escena lúdica del cannabis en el Reino Unido sea clandestina. Los traficantes se enfocan en importar hachís de Marruecos y Asia y yerba de Holanda. La mayoría de los cultivos en interior del Reino Unido están controlados por bandas (Indios, Chinos, Vietnamitas y Paquistaníes como los más activos), mientras que el hachís lo trafican mayoritariamente bandas marroquís e inglesas activas en el Reino Unido, Holanda, España y Marruecos.

Los cultivadores para consumo personal están adquiriendo más y más técnica gracias a los contactos con Holanda y Norte América. Hoy en día son las grandes bandas y los organizaciones criminales los que producen grandes cantidades de yerba, alquilan propiedades a gran escala o almacenes y se mueven a pasos rápidos, cosecha tras cosecha, mientras, los huecos que quedan se llenan con las importaciones para satisfacer la demanda. Según la Independent Drug Monitoring Unit (www.idmu.co.uk), el proveedor de estadísticas más fiable del Reino Unido, la venta de cannabis en el país supera con creces los 3 billones de libras anuales. Hay Growshops en las ciudades más grandes, y las ferias cannábicas son una realidad. La venta de semillas es legal en el Reino Unido, pero muchos temen que esto cambie pronto, como parte de la ola general de endurecimiento de las leyes de drogas. Sin embargo, cada año cientos de miles de turistas cannábicos británicos cruzan el canal para visitar Holanda, convirtiéndose en uno de los visitantes más regulares de los Coffeeshops holandeses.

El clima en el Reino Unido no favorece el cultivo en exterior, así que la mayoría de los cultivos son en interior o en invernaderos. Los cultivadores británicos son muy activos online y hay una enorme cantidad de información que se intercambia en internet en varios foros. La variedad más popular de yerba en el Reino Unido es la Exodus Cheese, un viejo fenotipo Skunk, presente hoy en día en varios de los cruces más conocidos. La mayoría de los cultivadores británicos prefieren producir variedades índicas de rápida floración, pero hay nichos de mercado de expertos que han empezado a cultivar también sativas. Muchas de las operaciones comerciales se hacen en hidroponía para maximizar la producción, y muchos hacen también uso de hormonas. Los precios en el mercado negro difieren según cada variedad, lo que realmente marca el precio es la calidad del cogollo, el olor y la resina. Por el momento los precios de la yerba en Londres van de 4 a 10 libras por gramo, dependiendo de la calidad, mientras que el hachís es más estable, sobre 5-7 libras el gramo.

Lo que marca la diferencia de los cultivadores británicos es el intercambio de información, conocimiento y equipos con sus homólogos de Holanda, España, Australia, Sudáfrica, EEUU y Canadá, creado un verdadera red global de expertos en cannabis.

En los últimos 5 años ha habido un paso adelante en el aumento de los cultivos pequeños para satisfacer las necesidades personales, y esto es evidente observando el aumento constante del número de Growshops que venden semillas y equipos, y observando el éxito de las numerosas ferias que se organizan periódicamente en Londres y otros lugares.

En internet, las tiendas del Reino Unido son de las más activas del mundo, proveen de genéticas de bancos holandeses, españoles, canadienses y británicos a clientes de todo el mundo que siguen cultivando y creciendo. En el Reino Unido, más que en ningún otro lugar de Europa, el cannabis es una industria en auge, una vez alcanzado el balance en el constante estado de la legalidad y la ilegalidad en el que está envuelta.

 

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.

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