formas me resultaban pedantes, grandilocuentes y como de diva del pop que mira con aires de superioridad a sus fans. Creo recordar que Jose Carlos Bouso me lo presentó en algún evento público hacia el 2005, pero no dejamos mucha huella el uno en el otro. Por otra parte, Jorge, uno de los hijos del filósofo, resultó ser amigo de un amigo mío de la infancia y manteníamos cierto contacto ocasional. A mediados de 2018, Jorge me dijo por primera vez que su padre tenía muchas ganas de que nos conociéramos y de que le hiciera una visita. Yo le di largas con cualquier excusa porque había decidido que no tenía ningún interés en ese señor al que admiraba pero que no me caía demasiado bien. Ante la reiteración en las invitaciones, no me quedó más remedio que presentarme en su chalet de Torrelodones… no sabía muy bien para qué. Antonio estaba en pijama, en su habitación, en la cama, mirando el ordenador y fumando de forma compulsiva. Me apretó la mano cordialmente y, acto seguido, con toda naturalidad, me ofreció una rayita de heroína. Yo respondí diciéndole que no soy muy de opiáceos y menos a las cinco de la tarde, pero que me parecía una falta de educación rechazarla, sobre todo viniendo de él. “Haces bien, yo no le ofrezco esto a cualquiera, y además tengo una reputación de tacaño y rata que mantener”, me respondió mientras preparaba el asunto. Pasamos la tarde hablando sobre la Red Profunda, Bitcoin, Silk Road… sobre la idea de un mercado descentralizado basado en la reputación y en la confianza, que pone en contacto a compradores y vendedores de drogas, nos parecía a ambos un hito en la historia de la prohibición. Desde su perspectiva liberal, Ross Ulbritch (condenado a dos cadenas perpetuas por diseñar una web) se presentaba como uno de los personajes más importantes de las últimas décadas, extremo en el que coincido. Por otra parte, Antonio había sabido de mi implicación profesional en Silk Road, ofreciendo información sobre drogas desde el modelo de reducción de riesgos, y del revuelo mediático Salud verde “ “ EN 2018, EMPECÉ A VISITAR PROFESIONALMENTE A ESCOHOTADO EN SU DOMICILIO DE TORRELODONES “ “ 84 A LO LARGO DE MI TRAYECTORIA PROFESIONAL, HE TENIDO LA SUERTE DE CONOCER EN PERSONA A ALGUNOS DE MIS REFERENTES Con Alaska, amiga común, ídolo y colaboradora de mis proyectos
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