Cannabis Magazine 215

103 Seguramente, también habrá quien califique de incongruencia lo que hago yo, hablando de trabajo sexual –algo que con frecuencia e ignorancia o mala intención se equipara a la trata de personas– a la vez que de libertades humanas; y la respuesta a esto es simple: toda actividad sexual (o no) que alguien realiza bajo coacción u obligación, no se puede llamar prostitución sino esclavitud. La prostitución es, por definición, el intercambio de servicios sexuales por dinero –u otro tipo de pago– acordado entre adultos capaces y libres, y esto entra de lleno en la libertad de las personas a hacer con su cuerpo aquello que crean conveniente, sin que otros tengan que entrar a juzgarles por ello. He sido usuario de servicios de trabajo sexual en varias épocas de mi vida, y no descarto serlo en cualquier momento que así lo desee. No siento la menor vergüenza por ello y nunca la he sentido. Tampoco creo que ello – ser usuario de prostitución– sea ningún motivo para jactarse. Es similar al hecho de tomar drogas o no; no me dice nada –positivo o negativo– de alguien que consuma drogas o no, al igual que no me dice nada de nadie –bueno o malo– que tenga sexo con prostitutas o gigolós, putas, chaperos o cualquier otra denominación del trabajador sexual, más o menos insultante para cada una de las sensibilidades individuales. Principalmente, cuando he optado por esa opción ha sido por “higiene psíquica”: una profesional nunca te llamará al móvil, nunca te reprochará no recordar su cumpleaños y no tendrá ningún interés en quitarle el novio a tu pareja, si es que la tienes. Aunque enmi experiencia directa jamás he observado nada que vincule prostitución y trata de seres humanos –o lo habría denunciado– está claro que la explotación sexual existe (reforzada por una falta de regulación de dicha actividad); y si, como potencial cliente, uno se encuentra en presencia de un ser humano –hombre o mujer– que no esté ejerciendo de forma libre o sea menor de edad, no se haga el héroe: abandone el lugar de la forma más normal posible, sin ponerse en peligro Una de las imágenes usadas en las webs de anuncios sexuales para promocionar la “fiesta blanca” como servicio La ausencia de regulación sobre el trabajo sexual daña especialmente a los trabajadores, que suelen organizarse en cada país para lucha por sus derechos “ “ TODA ACTIVIDAD SEXUAL (O NO) QUE ALGUIEN REALIZA BAJO COACCIÓN U OBLIGACIÓN, NO SE PUEDE LLAMAR PROSTITUCIÓN SINO ESCLAVITUD

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