Cannabis Magazine 216

BIBLIOULISES Represión, drogas, ciencia y policía COMENTARIO Juan Carlos Usó publicó en Ciencia Policial (revista técnica del Cuerpo Nacional de Policía), número 148 de mayo/junio de 2018, La represión de las drogas como especialidad policial: sus orígenes en España. Un amplio artículo que ofrece a los agentes del orden una minuciosa explicación del porqué y del cuándo se comenzó a perseguir policialmente a los consumidores y comerciantes de drogas. «Con la creación de la Brigada Central de Estupefacientes, además de tratar de dar respuesta a un problema considerado todavía incipiente en aquel momento, como se señala en la exposición de motivos de la ley que la instituyó, se formalizaba la puesta en funcionamiento de un organismo que asumiera las competencias señaladas en el artículo 11 del Convenio para la supresión del tráfico ilícito de drogas nocivas, suscrito en Ginebra el 26 de junio de 1936, sobre la creación de Oficinas Centrales Nacionales encargadas de la represión del tráfico ilícito en los respectivos países firmantes y de canalizar la colaboración con otros países en este terreno.» Dos personajes fueron los primeros en estar al frente de la labor de perseguir drogadictos y traficantes, Carlos Fernández-Franquero Díaz y Gonzalo de la Guardia Coca. Fernández-Franquero era un curtido servidor de la ley que había formado parte de la Brigada de Investigación Criminal de Barcelona desde antes de proclamarse la dictadura de Primo de Rivera. En su dilatada carrera había adquirido una amplia experiencia en la resolución de todo tipo de delitos (hurtos, robos, atracos, timos, estafas, falsificación de billetes de banco, pornografía, sustracción de correspondencia, tráfico de drogas…) y la prensa, en especial el diario La Vanguardia, solía hacerse eco de sus servicios. Por su parte, de la Guardia, después de haber desempeñado sus cometidos durante años en la localidad tarraconense de Tortosa, fue trasladado a Barcelona en la primavera de 1928, y la prensa tampoco tardó en airear sus intervenciones. Circunstancialmente, a finales de ese año ya compartirían algún servicio juntos, y a partir del año siguiente se convertirían en compañeros inseparables. Ninguno de los dos tenía demasiada experiencia en el campo de las drogas. Que sepamos, tan solo FernándezFranquero, en la resolución de un caso de introducción de billetes falsos, se encontró con que los detenidos por este delito también “se dedicaban al tráfico de tóxicos”. No obstante, tras la proclamación de la Segunda República, y siguiendo órdenes expresas de sus superiores, ambos policías se implicaron a fondo en la represión del tráfico de drogas. «La incautación de un alijo de cerca de diez kilos de morfina y cocaína, valorado enmedio millón de pesetas del momento, y la detención de varios individuos (Vicente Serán, Miguel Martínez, Francisco Peinado «El Trompita», Pedro Isasi, Ramón Valls y Miguel García) sirvieron para que el diario Ahoraconsiderara a Barcelona como la “central del tráfico clandestino de estupefacientes para toda Europa” y para que dedicara una página entera ilustrada a este servicio policíaco, incluyendo, entre otras, una foto de Gonsanhi en la que podía distinguirse perfectamente a los agentes Fernández-Franquero y de la Guardia flanqueando a José Cervera, comisario jefe de la Brigada de Investigación Criminal de Barcelona.» Los Eliot Ness españoles, no se lo pierdan. Artículo completo en ulises.online. X. V. 124

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