Cannabis Magazine 219

personas que creen haber dormido bien después de consumir suelen despertarse más durante la noche sin darse cuenta y dormir un total de menos horas. Esta reducción en la duración total del sueño parece estar causada por el efecto supresor de muchas drogas en la fase REM, durante la cual soñamos y se produce la consolidación de la memoria y el aprendizaje. Las sustancias estimulantes (así como el alcohol o el THC) inhiben esta importante fase del sueño inmediatamente tras su consumo. Posteriormente, se produce un efecto rebote con el que el cuerpo intenta compensar la falta de sueño REM de la noche anterior. La falta de sueño REM en la primera noche podría estar relacionada con deterioros cognitivos como pérdidas de memoria, mientras que el consiguiente aumento en la frecuencia y duración de la fase REM a expensas del sueño profundo puede resultar en noches agitadas con sueños especialmente intensos. Además de estos aspectos generales, cada sustancia presenta sus riesgos específicos. LaMDMA, por ejemplo, puede tener un efecto en el ciclo sueño-vigilia a través de su acción en los niveles de serotonina del cerebro. Este neurotransmisor está implicado en la regulación del ritmo circadiano, el reloj biológico que indica a nuestro cuerpo que es la hora de dormir. En base a la cantidad de luz del ambiente, el reloj circadiano alterna ciclos de vigilia, durante los que aumenta el metabolismo y nos sentimos más enérgicos, y ciclos de sueño, en los que aumenta la somnolencia. La disrupción y agotamiento de los niveles de serotonina derivados del uso de MDMA podrían, por tanto, provocar desfases en estos ciclos que dificulten el sueño por la noche y nos hagan sentir cansados durante el día, sobre todo en el caso de consumidores habituales. Uno de los riesgos del speed y la MDMA, especialmente en combinación con alcohol, es que provocan deshidratación. Entre otros efectos adversos, esto puede generar problemas para dormir ya que la calidad del sueño depende de nuestros niveles de hidratación. Por último, el esnifado repetido de cocaína podría provocar congestiones nasales que dificulten la respiración durante el sueño o que incluso den lugar a un trastorno de apnea a largo plazo. Al contrario de los estimulantes, las sustancias con efectos depresores, como el alcohol o el cannabis, se usan a menudo como somníferos. Aunque es cierto que ambas pueden facilitar el sueño, los consumidores habituales Control de riesgos 98 “ “ A LARGO PLAZO, LA PRIVACIÓN DEL SUEÑO ES MUY PERJUDICIAL PARA LA SALUD Y ESTÁ RELACIONADA CON TODO TIPO DE AFECCIONES FÍSICAS Y PSICOLÓGICAS

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