Cannabis Magazine 221

Sustancias a mi consumo de heroína. Y es que, dicho consumo me permitía vivir día a día en mi propia carne todos y cada uno de los fenómenos que se explicaban en dicha materia. Fenómenos que influyen y hasta rigen mil aspectos de nuestra existencia y que, a pesar de que determinan en buena medida una parte considerable de nuestro comportamiento, generalmente lo hacen de una forma que no nos resulta evidente. Si nos lo explican, podemos entenderlo y, dependiendo de cada cual, podremos estar de acuerdo o no en la relevancia que pueden tener a la hora de dirigir y de determinar nuestra conducta. Pero, si tomas heroína y te explican bien tales fenómenos, no hay nada sobre lo que estar de acuerdo o no: se te harán patentes y evidentes como si llueve o hace sol, se te mostrarán por la vía de los hechos de forma palmaria, y su relevancia quedará fuera de toda duda. No digo, dios me libre, que expliquen todo lo que haces o dejas de hacer. Es más que evidente que hay mil otras cuestiones en juego. Ahora bien, la heroína te deja bien claro que su trascendencia es tal que sería un gravísimo error no tomar en consideración dichos fenómenos, puesto que conocerlos no es otra cosa que conocerte a ti mismo y a tus circunstancias un poco mejor, lo cual viene muy bien para cualquier faceta de la vida y fenomenal si te dedicas a consumir jakoy no quieres morir en el intento. En el caso concreto de que trabajes en el ámbito de la psicología y específicamente en el tratamiento de drogodependientes, el conocimiento de estas cuestiones es absolutamente crucial, de otro modo, en el mejor de los casos, no tendrás una comprensión real de comportamiento de tus pacientes y, en el peor, podrías llegar a perder el tiempo luchando contra molinos de viento pensando que son gigantes. Hace tiempo leí a una psicóloga que comentaba como uno de sus pacientes, que acostumbraba a consumir heroína en el baño, había terminado por asociar mentalmente el inodoro con la sustancia. De modo que, cuando pensaba en el caballo, le entraban ganas de defecar. No me extrañaría que, incluso, dentro de la terapia, tratase de romper dicha asociación y desvincular la defecación con el recuerdo de la heroína. Ok, muy bien, tú misma, pero no tiene nada que ver con el baño. Hace poco, un psicólogo bien formado, experto en modificación de conducta (y que, por lo tanto, me da mil vueltas en estos asuntos) me comentaba, desconcertado, que sus consumos esporádicos de jamarole estaban provocando un fenómeno extrañísimo: cuando iba a pillar, le 118 Speedball de speed y heroína “ “ DICHO CONSUMO ME PERMITÍA VIVIR DÍA A DÍA EN MI PROPIA CARNE TODOS Y CADA UNO DE LOS FENÓMENOS QUE SE EXPLICABAN EN DICHA MATERIA

RkJQdWJsaXNoZXIy NTU4MzA1