Cannabis Magazine 224

109 Raquel no recordaba apenas a Gloria. Solo retenía unas cuantas imágenes en su memoria de una señora que la llevaba de la mano a una preciosa y soleada playa cuando era muy pequeña y allí jugaban con la arena, buscaban cangrejos entre las rocas, que iban metiendo en un cubo para luego soltarlos en el mar. Pero lo que más recordaba eran las discusiones y los gritos constantes entre esa “señora” y su madre. Y estas imágenes se entrelazan con el recuerdo de sumadre cuando le dio aquella orden antes de morir y le prohibió rotundamente la asistencia de su abuela al entierro. Supuso un momento muy difícil para ella hablar con su abuela y llevar a término la última voluntad de su madre. Y todo por teléfono. Nunca volvió a ver a su abuela desde aquel recuerdo en la playa y ahora había muerto. Y fueron otros parientes más lejanos quienes la avisaron y conminaron a que fuese al funeral en la pequeña aldea de la costa gallega donde siempre había vivido su “avoa”. Incomprensiblemente, ella le había dejado la casa y el bar que poseía en Laxe, donde había vivido toda su vida. Aunque no se hubieran vuelto a ver. Estos parientes, casi desconocidos para ella, estaban interesados en comprarle la herencia por un precio razonable. Raquel creyó que, por fin, aunque fuera por una desgracia, tenía algo de suerte. “ “ SU VIDA SIEMPRE FUE COMPLICADA, DURA Y CON POCAS OPORTUNIDADES

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