Cannabis Magazine 224

Salud verde 84 sospechar nada patológico en esto, aunque, en esta circunstancia, la probabilidad de tener problemas es más elevada si los señores y las señoras viven enMoscú, Kabul o Nairobi. El castigo a las conductas desviadas puede ejecutarse desde la ley o desde los supuestos mandatos de un ser divino que no tiene cosas más importantes de las que preocuparse. También el ámbito terapéutico-psiquiátrico puede utilizarse como excusa para corregir conductas socialmente poco aceptables. Así que para evitar (o al menos intentarlo) estos problemas, los psiquiatras y psicólogos actualizan y revisan periódicamente lo que es patológico y lo que no. Los estadounidenses fueron los primeros en acometer este trabajo y, en 1951, publicaron la primera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM). En la misma época, la Organización Mundial de la Salud (OMS) andaba ya en la sexta edición de su propia clasificación de enfermedades (CIE-6), que dedica una parte importante a los trastornos de salud mental. La diferencia de criterios que se usaban entre ambos manuales para definir los problemas psicológicos y psiquiátricos eran, en algunos casos, muy grandes. Los profesionales podían haber solucionado el asunto copiando el método de los cardenales de la Iglesia Católica para elegir a un nuevo papa. Tras el fallecimiento de su antecesor, se van todos corriendo a la Capilla Sixtina de Roma, de donde no pueden salir hasta que no acuerden a quién le toca ser el sumo pontífice de la iglesia universal. El evento se llama “cónclave”, ya que la tradición cuenta que los encierran con llave, lo que debe ser, sin duda, un estímulo para llegar al consenso. Pero los psiquiatras y psicólogos responsables del DSM y el CIE fueron más hábiles. Acordar unos criterios comunes no permite hacer muchos congresos, comités, cargos, reuniones, conferencias y debates. Así que siguieron cada uno por su lado, y así hemos llegado hasta nuestros días. Los americanos han sacado el DSM II (1968), el DSM III (1980) el DSM IIIR (1987), el DSM IV (1994) y el DSMV (2013), en vigor en la actualidad. Sin contar el DSM III-R (que no es una remezcla ni un remix, sino una revisión), solo le falta un capítulo para ser tan extenso como la saga original de StarWars. La OMS, por su parte, ya ha igualado el número de temporadas de la serie Walking Deady va por el CIE-11. No es que los profesionales de la salud mental imiten a la industria discográfica reeditando un mismo LP cada tres o cuatro años con diferente color de portada y con un par de remezclas o un tema inédito. La revisión periódica de los criterios para definir qué es normal y qué es patológico en salud mental refleja los cambios socioculturales que se producen en la sociedad1. Poniendo otro ejemplo, y sin tener que remontarnos a la Antigua Grecia, las relaciones sexuales entre adultos y adolescentes no tienen la misma consideración social en la actualidad que en el momento en el que se publicó el DSM I. En aquel entonces, Vladimir Nabokov publicaba su novela Lolita (1955), considerada como una obramaestra de la literatura universal contemporánea. El DSM-V se publicó en un siglo XXI marcado por la dictadura de lo políticamente “ “ LA LISTA DE TRASTORNOS MENTALES Y LOS NUEVOS PSICOFÁRMACOS HAN IDO CRECIENDO PROGRESIVAMENTE

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