Cannabis Magazine 224

su impacto global no es tan preocupante teniendo en cuenta que el volumen total de cocaína producido anualmente es mucho menor que el de cacao o café. Si comparamos con este último, vemos que en el año 2020 se produjeron alrededor de 1.980 toneladas de cocaína frente a unos 10 millones de toneladas de café1. Por otro lado, también es cierto que las emisiones se multiplican si incluimos otros factores relacionados con el mercado de la cocaína como la continua transformación de bosque virgen en terrenos de cultivo o el consumo de energía derivado del uso de criptomonedas en el narcotráfico. En todo caso, las emisiones de carbono no reflejan adecuadamente el impacto causado a nivel local por la producción de coca y los intentos de erradicación de este cultivo por parte de las autoridades. La fumigación de cultivos ilegales con pesticidas como el glifosato ha sido hasta hace poco una práctica común en la lucha contra el narcotráfico con consecuencias trágicas para el medio. Además de destruir indiscriminadamente toda la flora natural de las áreas fumigadas, la erradicación química ha contribuido al incremento de hectáreas deforestadas al forzar a los cocaleros a desplazar sus cultivos a lugares más apartados. Por otro lado, en el proceso de extracción química de la cocaína se generan residuos tóxicos como la acetona, el tolueno, el keroseno y otros solventes muy ácidos que son vertidos directamente en las inmediaciones de los laboratorios clandestinos. Teniendo en cuenta el volumen de cocaína producida anualmente, estaríamos hablando demiles de toneladas de residuos tóxicos vertidos en la naturaleza. Este tipo de contaminación también es problemática en el caso de la fabricación de drogas sintéticas en Europa. La contaminación de laboratorios de drogas sintéticas Rara es la semana en la que los periódicos neerlandeses no informen de un nuevo vertido tóxico proveniente de los muchos laboratorios ilegales escondidos al sur del país. Desde el año 2017, la policía neerlandesa ha localizado más de mil vertidos ilegales de residuos tóxicos2. Este tipo de contaminación es un problema creciente en Bélgica y en los Países Bajos, donde se encuentran la mayoría de los laboratorios europeos de MDMA, anfetamina (speed) y metanfetamina. Debido a su clandestinidad, los residuos de la fabricación de drogas tienen que ser desechados en secreto, a menudo vertiéndose directamente en el agua o en suelos fértiles de reservas naturales. Por cada kilo de MDMA se producen entre 6 y 10 de residuos, mientras que cada kilo de anfetamina produce entre 20 y 303. Cabe recalcar que el bloqueo aduanero del suministro de precursores químicos en los últimos años ha incrementado la proporción de residuos generados ya que los laboratorios clandestinos se han visto forzados a fabricar sus propios precursores, añadiendo pasos adicionales al proceso de síntesis y, por tanto, produciendo mayores volúmenes de sustancias contaminantes. Algunos estudios han estimado que la cantidad total de basura química generada en la producción de drogas sintéticas en Europa podría estar entre las 7.000 y 11.000 toneladas al año4. Una vez más, el impacto de estos contaminantes es difícil de precisar. Su magnitud quizás resulte poco significativa en comparación con el grave problema de contaminación por nitratos causado por la ganadería holandesa. Sin embargo, la localización de los vertidos ilegales (a menudo en parajes naturales) es clave al 99 “ “ LA FUMIGACIÓN DE CULTIVOS ILEGALES CON PESTICIDAS COMO EL GLIFOSFATO HA SIDO, HASTA HACE POCO, UNA PRÁCTICA COMÚN EN LA LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO CON CONSECUENCIAS TRÁGICAS PARA EL MEDIO stokkete (depositphotos)

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