Cannabis Magazine 225

pies a cabeza y al estilo maharajá. Me suena que tuviera los ojos azules. Lamirada inteligente. Los ademanes pausados, tranquilos, elegantes. La voz suave, agradable. El tono firme, seguro, ejemplarizante. El discurso, profundo, espiritual, educativo…Hasta que se topaba con una chica o con una mujer y todo empezaba a chirriar estrepitosamente. Le podía la libido. Por ella, se iba todo al traste. O, más probablemente, al final del camino, toda su mística y su espiritualidad, tras décadas de meditación y de privaciones sin obtener fruto alguno: ni la paz ni la comunión con Krishna ni el Nirvana ni nada digno que destacar, habían terminado por convertirse, simplemente, en el exitoso reclamo, en la eficaz tela de araña con la que atrapar a sus presas para, después, yacer carnalmente con ellas, único sentido que, en lo más íntimo de su ser, pareciera que le encontraba a la vida. En definitiva, otro capullo con pintas… esta vez, con pintas de Santón de la India, en lugar del, más común y habitual, capullo con pintas de capullo. Menudo pájaro… ¿qué tendrá lo trascendental que se solapa tanto con lo libidinoso y con los personajes entregados a la pura y dura depredación sexual? Cuidado. Mucho cuidado. El hombre peonza Bueno, este tío sí que es mítico. Cualquiera que haya vivido los 90 en Madrid le ha tenido que ver, en Moncloa, en Bilbao, en cualquier “ “ “ “ LES DARÉ UNAS PISTAS: ERA ALGO ASÍ COMO UNA MEZCLA ENTRE CUASIMODO, CONTRAHECHO, Y EL PEQUEÑO SALVAJE DE TRUFFAUT, HUIDIZO Y BESTIAL COINCIDIRÁ CONMIGO EN QUE MERECEN QUE SE LES MENCIONE EN ESTE ARTÍCULO SOBRE SERES DE FÁBULA DE LA VIDA MADRILEÑA DE AQUELLOS TIEMPOS

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