Cannabis Magazine 227

vigilaban para que no se produjesen festejos que eran considerados indecorosos y paganos. En los pueblos se mantuvo, precisamente por esa necesidad de la gente de ritualizar la realidad social, no de un elemento lúdico, porque, de hecho, si te pillaban te ibas al calabozo; un elemento religioso, ritual, vital. Así, en un pueblo determinado, dos o tres paisanos vigilaban que no llegase la pareja de guardiaciviles y otro se vestía, que no se disfrazaba, y se iba al monte a correr o a realizar aquellas cosas que tal o cual rito le indicaba. Así que si hoy en día tenemos entroidoes porque para la gente era algo con un significado muy profundo, casi insondable, algo sobrenatural, y el buen transcurso de muchas cosas importantes dependían de que estos ritos se celebrasen y se hiciesen de una manera concreta en unas fechas y lugares concretos. En la actualidad, en algunos lugares y poco a poco, el entroido se ha ido convirtiendo en una fiesta en la que beber alcohol, desmadrar y pasar unos días en un contexto social de una realidad deformada, muy flexible y potencialmente psiquedélica. No obstante, en muchos casos se hacen denodados esfuerzos por mantener y potenciar el festejo desde lo tradicional y, aunque las lupercales siempre han traído noches poco juiciosas, de excesos bacanales, es cierto que resulta bello mantener, aunque sea un hilo fino, relación con ese pasado remoto que cobija y ha mantenido vivo el entroido. Recuerdo los entroidos cuando era jovencillo; soy de unos de esos pueblos de las fiestas locas durante esta época. Recuerdo que llegaba el entroido y era como sumergirse en una temporalidad y geografía diferentes. La realidad social admitía cosas que no tenían espacio en otros momentos del año. Mi colega y yo nos poníamos nuestras capas de hobbits y salíamos prestos a fumar porros, tomar birras y zambullirnos en una etapa de unas 100 horas de teatralidad ritualística aderezada de drogas. El entroido, sin duda, es un túnel del tiempo que nos permite conectarnos con algo que todavía está ahí porque se siente, que es inmensamente remoto, pero que nos sigue brindando un sentido vital ampliamente satisfactorio. Cosmoterio sssanchez (depositphotos) 128

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