Cannabis Magazine 227

107 récord histórico, con 1982 toneladas, lo cual es un 11 % más que la producida en el año anterior, y no tiene pinta de que la demanda vaya a bajar precisamente. Un gramo de cocaína en España, que es la puerta de entrada de dicha droga en Europa, cuesta unos 60 euros. Pero un gramo de cocaína en Australia o Nueva Zelanda ronda los 200 euros por las dificultades que implica el contrabando hasta dichas zonas. Pero prácticamente es imposible encontrar un lugar del planeta donde no exista un mercado de cocaína, ya que los incentivos económicos y una clientela fija son motivos como para arriesgarse a cualquier sanción, incluida la pena de muerte en muchos países por tenencia o tráfico de dicha sustancia. A pesar de la prohibición, ha habido países —como el Reino Unido— donde la cocaína se ha seguido utilizando médicamente para determinados tipos de operaciones y procedimientos en cirugía de garganta, nariz u ojos. Incluso los Estados Unidos han aprobado recientemente el uso de la cocaína en una versión en espray para intervenciones en la nariz, concediéndole permiso a la farmacéutica Lannett para fabricar un producto llamado “Numbrino”, que no es más que clorhidrato de cocaína al 4 % disuelto en agua destilada. Sin embargo, a pesar de que el mayor peligro del uso de cocaína es el derivado de las consecuencias legales en muchos países, y el peligro derivado de su adulteración en un mercado no regulado, los adictos a la cocaína no han podido nunca beneficiarse de su uso como tratamiento de mantenimiento. ¿Nunca? Hubo un caso en el Reino Unido, en el que un psiquiatra clínico llamado John Marks, que trabajaba en la Merseyside Clinic, entre 1982 y 1995 estuvo prescribiendo legalmente heroína y cocaína a los adictos que trataba dentro de un programa de mantenimiento con el fármaco al que eran adictos. Los resultados fueron estupendos, ya que permitieron a muchos adictos que, debido a su consumo, tenían problemas de salud, legales y sociales, reincorporarse a una vida en la que conseguir y consumir el fármaco al que se habían habituado, no era un problema ni tampoco la prioridad número uno en sus vidas, porque ese problema lo tenían solucionado a través de la prescripción legal de la droga. Pero salvo esa excepción, que queda ya lejos en el pasado, los adictos a la cocaína no han tenido oportunidad de beneficiarse de los programas de mantenimiento con la droga a la que están habituados, dispensada de una forma controlada, pura y estando integrados en el sistema de salud y dentro de un seguimiento médico de su situación global. Dicho de otra forma: ¿acaso no es mejor facilitar a los adictos una sustancia pura y en dosis controladas que arrojarles a la criminalidad del mercado negro de cada zona y sus riesgos? Eso se hace en diversos países con drogas como la heroína, incluida España, con un pequeño grupo experimental que lleva varias décadas recibiendo la heroína de forma legal y evitándoles todos los riesgos que conlleva el mercado negro y la situación de ilegalidad y criminalidad. Transformación del clorhidrato de cocaína con agua amoniacal en base libre de cocaína, apta para ser fumada, equivalente al crack Numbrino, la cocaína en forma legal y farmacéutica que se venden en Estados Unidos para ciertas intervenciones en la nariz “ “HACE POCO SE HA AUTORIZADO EL USO DE LA COCAÍNA EN UNA VERSIÓN EN ESPRAY PARA INTERVENCIONES EN LA NARIZ, CONCEDIÉNDOLE PERMISO A LA FARMACÉUTICA LANNETT PARA VENDERLA EN UN PRODUCTO LLAMADO“NUMBRINO”

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