Cannabis Magazine 227

108 Con la cocaína se ha intentado sustituirla por otros estimulantes, como las anfetaminas, pero los resultados no han sido los esperados: el adicto a la cocaína no cambia el subidón de dicha droga por otras, aunque intenten simular sus efectos. En el caso de la anfetamina, estas provocan la liberación de dopamina y no el bloqueo en la recaptación, lo cual no es lo mismo, aunque tenga efectos parecidos. ¿Y acaso los adictos a la cocaína no deberían tener los mismos derechos en cuanto a posibles tratamientos que los adictos a otras drogas que están en régimen de mantenimiento con sustancias puras y controladas? Pues ese ha sido el gran paso que ha dado Canadá. En este país, la política de drogas es posiblemente la más avanzada del planeta, desde que la irrupción del fentanilo y el consiguiente salvaje aumento en muertes por sobredosis empezó a asolar el país. Para empezar, hicieron que las leyes por tenencia de cantidades mínimas de drogas para consumo propio no criminalizasen a sus usuarios; después, han permitido que los doctores que tienen que tratar con los adictos pudieran recetarles drogas para que las usen como mantenimiento de su hábito de consumo. Algunas como la hidromorfona que podían inyectarse en sustitución de la heroína y, más adelante, no hace mucho, dieron el paso de permitir la dispensación a los adictos del fentanilo dicha sustancia de forma segura, barata y controlada. De esa forma, les sacan de la calle y de la lista de muertos por sobredosis que no para de crecer en toda Norteamérica. Así pues, el Estado ha dado permiso a dos empresas farmacéuticas para la producción de cocaína desde la hoja de coca, con fines de administrársela a los adictos para sacarles del circuito de la calle. Una de las empresas se llama “Adastra”, y recibió permiso en febrero, y la otra se llama “Sunshine Labs” y recibió el permiso en noviembre, pero lo han hecho público hace unas semanas, a principios de marzo. Ambas empresas van a producir lotes de cocaína para adictos de hasta 250 gramos, que serán dispensados dentro de programas médicos de mantenimiento. Personalmente, me parece que se quedan algo cortos con el tamaño de los lotes, ya que 250 gramos es lo que se vende en un punto de venta mediano en una ciudad como una pequeña capital de provincia en España, en un solo fin de semana; pero lo cierto es que la admisión de este tipo de pacientes en esos tratamientos no es un camino de rosas y va lentamente ocurriendo. Esto ha ocurrido con el permiso del gobierno de Justin Trudeau, que se ha tenido que enfrentar a las críticas de la oposición, moralista y retrógrada, quienes aseguran que “prescribir cocaína está mal” y que “esto equivale a legalizar la venta de cocaína”. Sin embargo, el paso ha sido dado y ahora los adictos a la cocaína que sean capaces de enrolarse en un programa de mantenimiento podrán adquirir la cocaína pura, fabricada con calidad farmacéutica y a un precio razonable, como un medicamento más. Este paso, dentro de una política de “reducción de riesgos” en el consumo de drogas, pone a Canadá por delante de cualquier otro país a la hora de abordar —de forma humana, científica y realista— los problemas derivados del consumo de drogas en un mercado negro, que es un enorme peligro añadido al consumo de estas personas. A partir de ahora, cocaína canadiense para los adictos en dicho país: un éxito y un avance como nadie se ha atrevido a conquistar. Reportaje “ “CANADÁ HA DADO EL PASO DE AUTORIZAR A ADASTRA Y SUNSHINE LABS A PRODUCIR LOTES DE 250 GRAMOS DE COCAÍNA PARA QUE LOS MÉDICOS PUEDAN ADMINISTRARLA A ADICTOS DENTRO DE UN MARCO DE TRATAMIENTO DE MANTENIMIENTO. HOY DÍA, SON LOS PIONEROS EN POLÍTICA DE DROGAS A NIVEL MUNDIAL Justin Trudeau, el líder del partido liberal en Canadá, que ha sido el responsable de este paso histórico en materia de política de drogas

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