26 su sombrero de protección. Al menos cuatro se le introdujeron dentro. Ante esto, la solución de los expertos no fue en ningún caso tratar de sacarlas fuera, pues al levantar el gorro, dejaban entrar a más abejas. Su solución fue, desde fuera, tratar de pellizcar a las abejas que había dentro para matarlas. Cuando por fin cortan el panal, han de emplear sus esfuerzos en hacerlos descender con cuidado, para que los recolectores situados en tierra puedan recogerlos en grandes cestas. En otras ocasiones, portan las cestas hasta arriba y las cargan hasta abajo con el panal dentro. El panal que se recolecta tiene a menudo un tamaño inabarcable con los brazos abiertos y, como puedes imaginar, no va limpio, sino que arrastra consigo a un montón de abejas. Sin ir más lejos, Sonny Side voló un dron a la altura de los panales para grabar de cerca toda la experiencia y, como cuenta, al descender el aparato, venía cubierto de partes del cuerpo de las abejas, que habían resultado muertas al intentar atacar al dron. El procesamiento de la miel Algunos recolectores afirman repetir el proceso unas quince veces al año y la mayoría de ellos, si bien han probado la sustancia alguna vez, no la consumen habitualmente o ni siquiera lo hacen desde hace años. Sospechoso, ¿verdad? Una vez recolectada e in situ, los recolectores procesan la miel. Para ello, en grandes cubos de plástico, depositan los pegajosos panales y comienzan a prensarlos con las manos. Al estrujarlos le miel, que ya lo manchaba todo, brota con facilidad. Toda esa miel se recoge en los mismos cubos de plástico, donde se mezcla indiscriminadamente con las abejas ahogadas y muertas que quedan en el fondo. Pero ahí no acaba la cosa. Todo lo recogido es filtrado con el uso de telas y paños de fibras vegetales. Ahora sí, lo que resulta de esa depuración es la sustancia final comercializada, a la que solo le queda ser metida en los botes definitivos para su venta. Algunos de los recolectores prueban la miel en el instante, o se relamen de las manos los restos de miel que se les quedan adheridos. Según estos expertos explican, la consistencia, sabor y composición de la miel varía con las estaciones: no siempre tiene efectos psiquedélicos, en algunas ocasiones es simplemente miel; pero, en otros, los efectos pueden dejarte KOmás de un día entero. Uno de los indicativos de que la miel no es miel común, y que es miel loca con efectos psiquedélicos, es su espesor, viscosidad y color: la miel loca es más consistente, viscosa y posee un color más rojizo; mientras que la miel común que producen estas abejas es más líquida, más pegajosa y de un color amarillo traslúcido. Como ves, la distinción se hace a ojo de buen cubero, no es una ciencia exacta. Sonny Side no se quedó atrás y se tomó en el instante una cucharadita de miel loca. Los efectos fueron instantáneos. Lo primero que describe es un sabor que difiere del clásico dulzor de la miel –más acuoso, menos pegajoso–, un cosquilleo en la boca, el adormecimiento de los labios, la lengua y la garganta. Trató de ser prudente al tomarla: se encontraba aún junto al acantilado de la recolección, y le quedaba una buena caminata de vuelta. El mismo guía que le acompaña le advierte de que beber agua al comer miel loca acentúa el colocón de la sustancia. La miel proviene de los rododendros y de su neurotoxina, la grayanotoxina. Esta toxina en pequeñas dosis disminuye el ritmo cardíaco y la presión sanguínea, provoca euforia y aturdimiento; y, en altas dosis, puede provocar alucinaciones e, incluso, en raros casos, la muerte. Sin embargo, si te ha picado la curiosidad sobre su composición, sus efectos, su comercialización e incluso sobre algunas experiencias y reportes de su consumo, hablaremos de todo ello con más detenimiento la siguiente entrega, en el próximo número de Cannabis Magazine. ¡Os esperamos! Actualidad Botes de miel alemana (Marcobeltrametti, CC BY- SA 4.0, Wikipedia) “ “UNO DE LOS INDICATIVOS DE QUE LA MIEL NO ES MIEL COMÚN, Y QUE ES MIEL LOCA CON EFECTOS PSIQUEDÉLICOS, ES SU ESPESOR, VISCOSIDAD Y COLOR
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