Cannabis Magazine 231

33 aprovechen de manera efectiva los recursos disponibles, como el agua, la luz, el oxígeno y el CO2. Aunque la marihuana puede resistir a temperaturas muy altas, por encima de los 40 °C, su desarrollo en estas condiciones es nulo. El rango térmico ideal para el cultivo de cannabis se encuentra entre los 18 y los 28 °C (como máximo) y, durante la fase vegetativa, es preferible que la temperatura esté alrededor de los 20 °C. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que, por encima de los 30 °C y por debajo de los 15 °C, la eficiencia metabólica disminuye porque los procesos fisiológicos habituales se ven alterados. Aunque, obviamente, durante los meses estivales la temperatura de la sala de cultivo se eleva, esta dependerá de nuestra ubicación geográfica. En las zonas más calurosas del país, será imposible alcanzar esos 20 °C de temperatura ideal, ni siquiera con aire acondicionado a la máxima potencia, mientras que en algunos lugares del norte bastará con utilizar lámparas que no emitan calor para mantenerse cerca. Pero, con independencia de dónde nos encontremos, esta es la primera medida a tomar para un mejor control de la temperatura de la sala de cultivo: utilizar luces LED o fluorescentes CFL. Los focos de descarga de alta intensidad, como los de alta presión de sodio (HPS) o halogenuros metálicos (HM) generan mucho calor, algo contraproducente en verano. Una vez tengamos instalado un sistema de iluminación adecuado, podemos plantearnos el empleo de un aparato de aire acondicionado si fuera necesario. Si no vamos a llevar a cabo una floración durante estos meses y solo queremos mantener plantas madre, podríamos prescindir del aire acondicionado, aunque la temperatura se eleve un poco por encima de lo ideal. Aparte de la temperatura, el nivel de humedad ambiental también puede suponer un problema importante en verano. Por una parte, un entorno demasiado seco puede provocar estrés hídrico, lo que afecta a la capacidad para obtener suficiente hidratación, pudiendo llevar a la marchitez, o bien, a una reducción del crecimiento o incluso a daños permanentes. En La sequía favorece el exceso de nutrientes porque eleva la EC El calor favorece la sequía y el estrés hídrico “ “ EL CALOR EXTREMO IMPIDE QUE LAS PLANTAS APROVECHEN DE MANERA EFECTIVA LOS RECURSOS DISPONIBLES

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