Cannabis Magazine 248

pero también cierta tendencia a crecer en exceso, por lo que sigue siendo aconsejable plantarlos más bien tarde. Por otra parte, los de predominancia índica (BLD) acostumbran a ser plantas de crecimiento mesurado, además de resistentes a hongos y plagas, por lo que son ideales para cultivadores noveles. Las variedades fast, fruto del cruce de una autofloreciente con una fotodependiente, acostumbran a compartir estas características (vigor y rapidez). Finalmente, las autos ofrecen mucho juego en exterior, ya que normalmente tardan poco en completar su ciclo vital. Esto nos permite cosechar en tres meses o menos desde la siembra, siendo ideales para cultivos de primavera y otoño por su corto tiempo de desarrollo. En cualquier caso, lo más recomendable es cultivar plantas adaptadas a las condiciones climáticas de nuestra zona, que resistan bien a las plagas y patologías más habituales en ella. De este modo, si vivimos en una zona más bien húmeda, debemos elegir variedades resistentes a los hongos, mientras que, si vivimos en una calurosa, lo ideal es escoger genéticas resistentes a la araña roja. Tierra, agua y nutrientes En función de si cultivamos en maceta o en tierra madre, vamos a necesitar unos materiales u otros. En el primer caso, debemos preparar o comprar un sustrato con una buena capacidad de aireación y de retención de agua, aparte de bolas de arcilla expandida para el drenaje. Además, si vivimos en una zona calurosa, podemos añadir polímeros al sustrato para aumentar su retención de agua. También debemos comprar las macetas sino las tenemos ya y los materiales necesarios para la ocultación del cultivo. El invierno es una época ideal para instalar celosías, vallas o toldos, por lo que podemos aprovecharla para este fin. En cambio, si vamos a cultivar en tierra madre, será necesario preparar el terreno con anterioridad, limpiándolo, labrándolo y abonándolo. En primer lugar, debemos quitar las hierbas que haya en la superficie de cultivo, así como todas las piedras que encontremos. Tras esta limpieza inicial, es el momento de hacer los surcos donde sembraremos nuestras plantas. Podemos ayudarnos de un motocultor, si la tierra está muy compacta porque no se haya cultivado en años anteriores, o bien, trabajarla de forma manual con la azada, si la hemos cultivado hace poco. Mojar el suelo ligeramente facilitará la tarea, así como mojar la azada antes de empezar evitará que esta se rompa. Idealmente, dejaremos una capa de unos treinta centímetros de tierra trabajada y esponjosa. Cuando la tengamos lista, podemos empezar a hacer los surcos o bancales donde irá el cultivo y sobre los que no debemos pisar para evitar que el suelo se compacte. Mientras llevamos a cabos estas labores, también debemos asegurarnos de que la calidad de la tierra es buena. Si muestra un color rojizo y se compacta fácilmente quedando como fangosa, habrá que añadirle algún elemento que la airee. Puede ser arena, que es lo más común, o algún otro material de origen vegetal como compost. Si, por el contrario, nuestra tierra es demasiado suelta, arenosa y con facilidad para secarse rápidamente, lo recomendable sería añadir algo de turba para mejorar la estructura del suelo. En lo referente a la acidez, la marihuana requiere suelos con un pH de entre 5,5 y 6,5. Sin embargo, dado que una 51 “ “ “ “ SI VIVIMOS EN UNA ZONA MÁS BIEN HÚMEDA, DEBEMOS ELEGIR VARIEDADES RESISTENTES A LOS HONGOS SI VIVIMOS EN UNA ZONA CALUROSA, PODEMOS AÑADIR POLÍMEROS AL SUSTRATO PARA AUMENTAR SU RETENCIÓN DE AGUA El invierno es una época ideal para colocar vallas de ocultación

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