LIDL y la Policía andaba como loca buscando los lotes de plátanos con premios5. Como nos encantan las teorías conspiranoicas, no podemos descartar que el asunto de los plátanos y el LIDL, o esa nueva moda consistente en pasearse por el Mercadona con una piña en la cesta de la compra como nueva técnica de ligue, no sean más que estrategias de marketing rebuscadas. En cualquier caso, con tener un poco más vigilados los cargamentos de plátanos igual no hubiera hecho falta semejante despliegue de recursos. Los 200 inspectores de Hacienda4 dedicados a desmadejar la turbia red de empresas alicantinas implicadas en este asunto podrían haberse utilizado de forma más eficiente. La prensa destaca y aplaude la labor policial y se celebra como un “golpe al narcotráfico”, pero, poniéndolo en perspectiva, el hito histórico no parece tan relevante. Según los datos del Anuario Estadístico del Ministerio del Interior, en el año 2021 se incautaron 49 toneladas de cocaína y en 2022, 57, un 18 % más. Así que, a falta de los datos de 2023, no parece que retirar del mercado un 15, un 20 o un 30 % de la cocaína disponible en la calle tenga una eficacia significativa. Tras décadas de incautaciones de miles de toneladas en Europa y América, los precios de la cocaína nunca han subido a consecuencia de estas intervenciones. La droga sigue llegando y vendiéndose a precio constante, indicando que la disponibilidad del producto en el mercado apenas se resiente, sin importar la magnitud de las confiscaciones. Todos los años se despilfarran cantidades astronómicas en controlar la distribución de un derivado de un vegetal que crece en unas condiciones de presión, altitud y humedad muy específicas. La superficie mundial de terrenos aptos para el cultivo de coca es equivalente al tamaño de la isla de Mallorca. La cocaína puede comprarse en un tugurio del puerto de Barcelona, una discoteca pija de Madrid o un bar de copas de Albacete a un precio inmune a la inflación: 60 euros el gramo desde antes de la crisis económica. La cocaína resistió el cambio de pesetas a euros (10.000 pesetas = 60 euros) y no se ha movido de ahí a pesar del paso de los años ni del encarecimiento de la cesta de la compra provocado por la guerra en Ucrania. El “éxito” de estas incautaciones se desvanece en un contexto en el que la estructura y la demanda del mercado de cocaína permanecen intactas. Mientras los periódicos y programas de televisión celebran cada récord, la lógica de la oferta y demanda se impone: el mercado global de drogas ilícitas se adapta con agilidad y, en casos así, otros suministradores compensarán la pérdida. En términos prácticos, ni un solo consumidor notará diferencia alguna en la disponibilidad ni en el precio. Salud verde 84 El precio de las drogas es inmune a la inflación “ “ INCAUTAR MILES DE TONELADAS NO SUBE EL PRECIO NI REDUCE LA DISPONIBILIDAD DE LA DROGA
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