Continuamos el artículo que comenzamos en la anterior entrega. Hofmann nos describe ahora las propiedades de los enteógenos más conocidos en los años cincuenta, denominados “psicotomiméticos”o “alucinógenos” en aquella época, entre los que se cuenta la LSD.

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LSD, la medicina del doctor Albert Hofmann

Pioneros de la coca y la cocaína

En su libro autobiográfico, Historia del LSD, Hofmann no incluyó todas sus investigaciones sobre esta droga, por lo que la única forma de conocer los detalles es leyendo sus artículos, que hasta ahora estaban inéditos en español. Omitiremos lo ya expuesto en escritos anteriores, así como las explicaciones más técnicas.

Aspectos químicos, farmacológicos y médicos de los psicotomiméticos. Dietilamida del ácido d-lisérgico (LSD 25)

La dietilamida del ácido lisérgico, también conocida como LSD 25, es extremadamente efectiva, tanto cualitativa como cuantitativamente. La evidencia la ofrecen casi ochocientos artículos sobre estudios farmacológicos y clínicos realizados con este compuesto. Me tendré que limitar a explicar nuestros propios experimentos y experiencias, pero en primer lugar haré algunos comentarios sobre la historia de la LSD.

La dietilamida del ácido lisérgico fue creada en el transcurso de las investigaciones sobre los alcaloides del ergot que se efectuaron durante varias décadas en los Laboratorios de Investigación Sandoz, en Basilea. El centeno puede infectarse con el hongo Claviceps purpúrea. Los granos infectados crecen, se vuelven de color oscuro y son lo que se denomina “ergot”. El ergot contiene alcaloides terapéuticos muy importantes, como todo el mundo sabe. Nosotros pudimos sintetizar uno de esos alcaloides, llamado ergometrina, el principio oxitócico del ergot. La ergometrina es la propanolamida del ácido lisérgico, y éste compone el núcleo característico de todos los alcaloides del ergot. Subsiguientemente, preparamos muchos otros derivados del ácido lisérgico del tipo de la acidamida, incluyendo la dietilamida (1). Este derivado se sintetizó con el objetivo de que fuera un analéptico, como podría esperarse al ver la relación estructural entre el anillo del ácido lisérgico y el de la niketamida, un analéptico muy conocido.

Cuando estaba preparando tartrato de dietilamida de ácido lisérgico, experimenté un extraño, pero no del todo desagradable, estado transitorio de intoxicación. Atribuí esto a algún factor externo. Para asegurarme de la causa, tomé 0,25 miligramos de tartrato de dietilamida de ácido lisérgico. Este primer ensayo planificado con LSD causó resultados dramáticos: la dosis de 0,25 miligramos, que consideré muy baja, demostró ser de cinco a diez veces mayor que la dosis activa normal. Todos los síntomas experimentados fueron pronunciados e intensos, y en mi informe sobre este ensayo personal pueden leerse todos los efectos fundamentales de la LSD (2). El primer experimento sistemático sobre los efectos clínicos de la LSD en sujetos normales y en pacientes con trastornos mentales fue llevado a cabo por el psiquiatra W. A. Stoll, en la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Zurich (3).

La LSD es, con mucho, el psicotomimético más activo y específico de todos los conocidos. La dosis oral activa en seres humanos está entre 0,02 y 0,05 miligramos. De este modo, la LSD es unas doscientas veces más activa que la cocaína o la anfetamina, y diez mil veces más activa que la mescalina. Esta gran potencia no es sólo un dato anecdótico, sino también un dato farmacológico del mayor interés. Su potencia extremadamente elevada indica que actúa sobre estructuras muy profundas; probablemente actúa algún sitio de regulación central.

Para valorar la especificidad de una sustancia es importante conocer no sólo su potencia, sino también la relación entre la dosis activa y la dosis tóxica, es decir, el margen terapéutico. Por lo que sabemos, no existe ningún caso de toxicidad debida a la LSD, aunque se han realizado numerosos experimentos con esta droga. En animales, la LD50* varía mucho según la especie. En el ratón es de 46 mg/kg; en la rata 16 mg/kg, y en el conejo 0,3 mg/kg. La muerte sobreviene por parálisis respiratoria (4). La dosis activa en seres humanos es de 0,5 µg/kg. Por supuesto, no es posible comparar la toxicidad en animales con la actividad en seres humanos. No obstante, estas cifras revelan la peculiaridad de los efectos psíquicos de esta droga.

En el caso de un psicotomimético tan específico como la LSD, resulta de interés saber cómo se distribuye en el organismo. Sería de esperar que este compuesto se acumulara en el cerebro. Sin embargo, las investigaciones han mostrado que no es así. La distribución en el cuerpo y la posterior excreción han sido estudiadas en ratones con ayuda de LSD marcado con carbono 14 (5). La LSD, administrada por inyección intramuscular, desaparece rápidamente de la sangre y se encuentra después en varios órganos. Lo sorprendente es que la concentración en el cerebro es la más baja. Las concentraciones en los órganos alcanzan sus valores máximos tras diez o quince minutos, y después disminuyen muy rápidamente. Una excepción es el intestino delgado, donde la actividad se eleva al máximo durante un período de dos horas. La excreción es principalmente por el hígado, la bilis y el tracto intestinal (un 80 %). Los estudios en los que se extrajeron los órganos dos horas después de la administración mostraron que sólo del 1 al 10 % del compuesto activo era en forma de LSD original; la cantidad restante consistía en metabolitos hidrosolubles. Como el efecto psíquico alcanza su punto máximo cuando la mayor parte de la LSD ha desaparecido de los órganos, puede concluirse de estos estudios, con un alto grado de probabilidad, que incluso dosis mínimas pueden desencadenar una serie de reacciones que generan sus síntomas psíquicos característicos.

Las principales investigaciones sobre las propiedades farmacológicas de la LSD se realizaron en los Laboratorios Farmacéuticos Sandoz, bajo la dirección del profesor Rothlin y su sucesor, el doctor Cerletti. Los efectos farmacológicos de la LSD (6) pueden dividirse en tres grupos principales: centrales, periféricos y neurohumorales.

De los efectos periféricos, merece mención especial la acción directa sobre los músculos lisos, especialmente el efecto oxitotócico, característico de los alcaloides del ergot.

Como efecto neurohumoral, es digno de destacar su efecto antagonista de la serotonina (5-hidroxi-triptamina). En concentraciones extraordinariamente bajas, la LSD bloquea los efectos periféricos de la serotonina.

Los efectos centrales de la LSD son múltiples. Pueden resumirse como la formación de un síndrome de estimulación ergotrópica. Este síndrome incluye:

1. Activación detectable en el electroencefalograma.
2. Estimulación de las sinapsis de la formación reticular, lo cual genera una mayor sensibilidad a los estímulos sensoriales.
3. Estimulación de las estructuras simpáticas, lo cual se manifiesta en forma de midriasis, hipertermia, piloerección, etc.
4. Estimulación de los reflejos monosinápticos; por ejemplo, el reflejo patelar.

La ataxia y los efectos bulbomedulares, como por ejemplo los vómitos, aparecen sólo con dosis altas y tóxicas.

No todos los efectos de la LSD son estimulantes. En ciertas pruebas y ciertos animales, la LSD elicita marcados efectos depresivos. Por eso la anestesia con barbitúricos en el ratón y la rata se potencia con la administración de LSD, y la temperatura corporal y el consumo de oxígeno se reducen.

En general, las dosis requeridas para producir estos efectos en animales son bastante más altas que las que generan efectos psíquicos en seres humanos. La única excepción es el conejo, en el que ciertos efectos autónomos (por ejemplo, la hipertermia) pueden ser elicitados con dosis mínimas, de 0,5 a 1 µg por kilogramo de peso corporal.

No obstante, las propiedades específicas de esta droga no consisten en estos efectos farmacológicamente determinables, que son de menor importancia en seres humanos, sino en sus extraordinarios efectos psíquicos.

Nuestro conocimiento de las funciones psíquicas es aún muy limitado. Una sustancia con la actividad de la LSD ofrece nuevas posibilidades para el estudio experimental de las relaciones entre la psique y el cuerpo. Uno de los caminos por los que la investigación psicofarmacológica puede obtener una buena perspectiva de las relaciones entre cuerpo y psique consiste en efectuar modificaciones en la estructura de un agente psicotrópico y comparar los efectos farmacológicos de los distintos derivados a partir de los efectos psíquicos en seres humanos. Esto permite observar las correlaciones entre los efectos bioquímicos, periféricos y centrales, por un lado, y los efectos psíquicos, por otro.

*La LD50 es la dosis mortal para el 50% (la mitad) de un conjunto de animales de laboratorio.

 (Continuará)

Referencias:

(1) Stoll, W. A., y Hofmann, A., 1943, Helv. Chim. Acta., 26, 944.
(2) Hofmann, A., 1959, Acta Physiol. Pharmacol. Neerland., 8, 240. La primera experiencia de Hofmann con la LSD está descrita en su libro Historia de la LSD, y también en los artículos que hemos ido traduciendo estos últimos meses.
(3) Stoll, W. A., 1947, Schweiz. Arch. Neurol. Psychiatr., 60, 279.
(4) Rothlin, E., y Cerletti, A., en Cholden, L., “LSD and mescaline in experimental psychiatry”, p. 1. Grunt and Station. New York, London (1956).
(5) Stoll, A., Rothlin, E., Rutschmann, J., y Schalch, W. R., 1955, Experientia, 11, 396.
(6) Rothlin, E., Cerletti, A., Konzett, H., Schalch, W. R. y Taeschler, M., 1956, Experientia, 12, 154.

 

 

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