Los consumidores están contentos, pero los activistas por la legalización no están satisfechos.
En el llamado “distrito del cannabis” el consumo de marihuana es legal, pero no comprarla ni venderla.
El resultado es esta peculiar zona gris que ha dado lugar a una creciente industria que se aprovecha del vacío legal de los “regalos”. Por el momento, las autoridades locales y la policía están permitiendo que siga adelante.
Una iniciativa para la legalización aprobada fue por una amplia mayoría en 2014, pero el Congreso, que supervisa el gobierno del D.C., impidió a la ciudad regular o gravar la venta de marihuana. El resultado variado: los consumidores están contentos, pero los activistas por la legalización no están satisfechos y el gobierno municipal está molesto por la pérdida potencial de ingresos en forma de impuestos.
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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.