Cannabis Magazine 225

problema con la atención primaria? Esto cuando el corpus de personal sanitario es de gran calidad y calidez humana. Yo lo tengomuymuy claro: la imposibilidad de la existencia de servicios sanitarios de carácter privado arrojaría un panorama sanitario general de una incalculable mejoría para todas nosotras. La realidad es que, a pesar del excelente personal, el hospital se encuentra avejentado: paredes descascarilladas, puertas y pasamanos con constantes desconchones en la pintura, armarios oxidados y un largo etcétera que nos priva de un acceso a la mejor calidad pública: para todas. La noche de hoy ha sido diferente. Salí a cenar y a la vuelta pensé que la abuela dormiría plácidamente, pero solamente dormitaba. A las 00:30 comenzó la jarana. La abuela se encontraba desasosegada. No dejaba de moverse, trataba de quitarse las cánulas primero, luego la vía y luego trataba de levantarse, todo aderezado de una verborrea continua y, por momentos, ininteligible. Ha sido una noche larga, cansada y un poco desesperante. No he podido pegar ojo, al igual que ella. En los cortos momentos en los que dormitaba aprovechaba para estirar las piernas, daba un paseo o salía a fumar un cigarrito. Durante las madrugadas hay una tranquilidad inusitada en el hospital y esto, junto con lo mastodóntico del lugar, sobrecoge un poco. A partir de las 02:30 no ha parado de quejarse por diferentes cuestiones, pobre, lo que llegamos a ser: unos cuerpecitos tenues y delicados, una consciencia que se diluye por momentos, pensaba, mientras la abuela trataba de respirar con normalidad con ayuda de oxígeno. Toda la noche ha estado semidespierta, hablando de diferentes cuestiones. En un momento dado ha venido un enfermero jovencito, más que yo. Le estaba tomando alguna medida cuando la abuela lo invitó a que se hiciese unas tostadas para desayunar. Creo que pensaba que era yo o mi hermano. Ahora la tengo aquí al lado, dormita y respira con más normalidad gracias al aporte constante de oxígeno que la mascarilla le procura. El primer día le preguntaba la médica: “Isolina ¿Sabe usted en dónde está?”, a lo que la abuela le contesto: “Claro, ben sei, estamos eiquí.” Estas noches he pensado sobre la brevedad de nuestras vidas. Lo fácil y fugazmente que un familiar se va para nunca regresar, lo dependientes que podemos llegar a ser y la fortuna que alguien posee cuando no se queda solo en una situación como esta. Por otra parte, mi apoyo inexpugnable para la sanidad pública y el personal sanitario. ¡Abajo la sanidad privada! Cosmoterio DepositNovic (depositphotos) 128

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