Cannabis Magazine 227

111 Era un problema relativamente nuevo para ella. Transcurrían los primeros días del nuevo siglo y Ágatha estaba a punto de cumplir los cuarenta y cuatro años. En esa época, salía como siempre había hecho: mucho e intensamente. Pero lo que antes eran lagunas ocasionales ahora constituían la norma y perder la memoria a partir del cuarto o quinto chupito, o la primera o segunda raya, se había convertido en una rutina. Supongo que no ayudaba mucho la medicación para la depresión y ansiedad que tomaba entonces: una suerte de mezcla de fluoxetina (Prozac), alprazolam (Trankimazin) y lorazepam (Orfidal) que, para más inri, consumía como caramelos que mezclaba, alegremente, con todo lo demás. En fin, que el cambio de siglo y ciertos estragos de la edad la habían pillado a contrapié emocionalmente, aunque tenía la suerte (o no) de gozar del privilegio de una pequeña “ “PERO LO QUE ANTES ERAN LAGUNAS OCASIONALES AHORA CONSTITUÍAN LA NORMA Y PERDER LA MEMORIA A PARTIR DEL CUARTO O QUINTO CHUPITO, O LA PRIMERA O SEGUNDA RAYA, SE HABÍA CONVERTIDO EN UNA RUTINA

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