Cannabis Magazine 227

o podemos entender las “representaciones sociales” desde una única definición pues han sido muchas las personas que han dedicado su empeño profesional a investigar en torno a este concepto. Moscovici, Jodelet o Girola son algunas personas destacadas, pero en esta ocasión echaremos mano de la definición propuesta por el primer autor que, entre otras cosas, es el precursor del término: “la representación social es un corpus organizado de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad física y social, se integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios” (1979, p. 18). Es cierto que Moscovici bebe de las fuentes del pensamiento de Durkheim y directamente del concepto de “representación colectiva”, pero lleva a cabo un profundo análisis de las distintas formas de pensamiento organizado de las sociedades contemporáneas. La representación social nos ayuda a orientarnos en un inmenso océano desconocido para el cual, de manera individual, no poseemos los conocimientos, en términos experienciales para poder dar cuenta de todo lo que posee un impacto en nuestras vidas. Las representaciones sociales se pueden entender como los conocimientos y saberes que las personas tenemos para poder interpretar y comprender nuestra realidad presente, de manera que podamos actuar sobre ella. Eso que se dice de “sentido común”, se refiere a un tipo de estructuración y organización del pensamiento social. Que no por “común” es mejor o más acertado, pero es lo que la mayoría de las personas entendemos al respecto de algo no experienciado, pero, para una práctica empírica, es lo que nos permite un acceso a una comprensión común e instituida como realidad social. Las representaciones sociales se desprenden de los “imaginarios sociales”, un concepto mucho más profundo en términos radicales. El imaginario social comprende otros muchos elementos, pero, sin duda, define, permitiendo y obligando, según la época y el lugar, las representaciones sociales imperantes entre diferentes grupos sociales. Las representaciones sociales nos permiten pensar sobre lo ausente. Ibáñez (1988) indica lo siguiente al respecto de la representación social: “La representación social es, a la vez, pensamiento constituido y pensamiento constituyente. En tanto que pensamiento constituido, las representaciones sociales se transforman efectivamente en productos que intervienen en la vida social como estructuras preformadas a partir de las cuales se interpreta, por ejemplo, la realidad. Estos productos reflejan en su contenido sus propias condiciones de producción, y es así como nos informan sobre los rasgos de la sociedad en la que se han formado. En tanto que pensamiento constituyente, las representaciones 127 BiancoBlue (depositphotos) N

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