Cannabis Magazine 231

vida, el 1,3 en los últimos doce meses y menos del 1 por ciento en los últimos 30 días. La edad de inicio se sitúa en los 30,6 años. Retomando la noticia con la que abríamos este artículo, durante la primera mitad del mes de junio, hemos vuelto a asistir a un nuevo despliegue de la capacidad de los medios de comunicación para crear pánicos donde no los hay. Y no solo eso. La denominación más utilizada por los medios ha sido la de “droga de los pobres”, utilizando un lenguaje que produce un triple estigma: hacia las personas con pocos recursos económicos, hacia las personas originarias de Marruecos y, finalmente, hacia las personas que usan drogas. Además de repetir mitos, como el de la violencia, o llevarlos al extremo como el caso de un portavoz policial que llegó a decir que “provoca conductas psicópatas en jóvenes”, los medios han desenfocado de manera importante el fenómeno. En lugar de centrarse en el tráfico ilícito de Rivotril, que en muchas ocasiones tiene como destino a Marruecos aunque, en otras, es para el consumo interno tanto de españoles como de marroquíes en nuestro país, los medios han preferido sustentar sus afirmaciones en noticias que aportan poca información sobre el consumo y solo repiten las mismas informaciones una y otra vez. Este sensacionalismo no es nuevo. Ya en 2017, el periódico El Mundo hablaba de “la pastilla roja que excita a los marroquíes” y, ese mismo año, EFE recogía el testimonio de un doctor de un centro especializado en adicciones de Casablanca, según el cual “los consumidores de psicotrópicos pueden sumergirse en efectos secundarios que conducen a la amnesia, la automutilación e ideas suicidas e incluso asesinas” para acabar apostillando que “el uso de psicotrópicos está estrechamente relacionado con la miseria social o afectiva, que transforma al individuo en animal”. Está claro que efectos tan graves sobre la conducta deberían haber causado un apocalipsis teniendo en cuenta la extensión de su consumo. Pero no parece haber sido así. En conclusión, todo apunta a que los medios de comunicación en España se nutren de un fenómeno localizado en el norte de África (el consumo y tráfico ilícito de clonazepam) para alimentar el sensacionalismo con el que suelen abordar los asuntos relacionados con las drogas. En este caso, se dan los ingredientes habituales: el uso de Control de riesgos 102 Imagen de mdjaff en Freepik “ “ DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL MES DE JUNIO, HEMOS VUELTO A ASISTIR A UN NUEVO DESPLIEGUE DE LA CAPACIDAD DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN PARA CREAR PÁNICOS DONDE NO LOS HAY Entre algunas personas, las benzodiacepinas se combinan con hachís, posiblemente en un intento de potenciar los efectos psicoactivos (foto: Claudio Vidal)

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