110 Aquellos tiempos En los primeros años de la década de 1970 del pasado siglo, a los niños no se nos incentivaba demasiado la imaginación. Se nos permitía usarla para jugar a algunas cosas, pero se nos advertía reiteradamente de la separación entre realidad y ficción. De ahí que cuando te imaginabas ser un vaquero contra los indios, Tarzán contra los exploradores o James Bond en un Aston Martin tenías que ejercer un gran control para no dejarte llevar demasiado y, si lo hacías, corrías el riesgo de adquirir un complejo de culpabilidad acompañado de una señal roja en tu cerebro de “¡cuidado!” pues los adultos nos habían advertido de los peligros de la imaginación descontrolada: podría hacerte creer que tenías capacidad para volar y llegar incluso a saltar por una ventana como le había ocurrido a varios niños, emulando a Supermán, según diversas leyendas urbanas. Vivir en la Luna por Román Gutiérrez da Silva
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