Cannabis Magazine 236

122 COMENTARIO Dentro de la sección La Nave, en ulises.online/la-naveulises, encontramos el apartado “Testimonios psiconaúticos”. En él, se expresan diversas experiencias con diferentes sustancias psiquedélicas. El testimonio de Sinjoro Psikedelajn Manĝanto hace referencia a “Dos pruebas con setas alucinógenas” (reporte de viaje 1 y 2). “Este informe de viaje incluye dos pruebas con setas alucinógenas, en concreto psilocibe mexicana, de cultivo comprado a Azarius y para consumo personal. Cultivé las setas siguiendo al pie de la letra las instrucciones del kit, incluyendo una manta calefactora, y compré un secador de alimento eléctrico, un envasador y un sellador para alimentos. Me empapé de toda la información disponible en la red para su cultivo óptimo, secado, envasado, almacenamiento y dosis óptima por peso y sexo para su consumo seguro. Del cultivo saqué una producción heterogénea en cantidad por cada ciclo de florecimiento debido a que cuando se recolecta, se debe tener cuidado de no esparcir esporas, y más cuando ya ha habido la primera recolecta. Estudié casos de éxito dentro de la comunidad psiquedélica con humus de lombriz diluido en agua mineral hiposódica, en este caso regada. También, después de la primera recolecta, saqué el pan de setas de su táper, di la vuelta a este con cuidado y deposité el pan por el lado ya florecido. Así multipliqué la superficie de producción por cinco, debido a que los hongos tienen sentido mecanoreceptor y de gravedad en sus membranas. Así que, entre la ampliación de superficie y la potenciación nutricional del hongo en su mediana edad, quinto ciclo, este continuó con buen ritmo y con una producción que menguaba más despacio de lo descrito por la comunidad. Todo se hizo en entorno limpio y desinfectado. Me pregunto, además, si los hongos reaccionan al sonido igual que las plantas. Para terminar, sequé la producción en tandas de extracción a un promedio de una tanda cada nueve días. Primera prueba: el primer día de pruebas tuve a un cuidador que me estuvo atendiendo todo el tiempo, incluido el ayudarme a comer en cierta fase más consciente del viaje. En el primer día, pesé 2,1 gramos de setas secas, las piqué y consumí en ayunas tras una noche de buen descanso. Mastiqué mucho, tenía un sabor amargo y a hongo, y mi estómago se sentía saturado. Aunque no comí nada, notaba el típico nudo de náusea breve de la psilocina convirtiéndose en psilocibina en mi organismo, gracias al efecto del ácido de mi estómago. A los diez minutos, aproximadamente, notaba los primeros efectos: suave distorsión de la vista a ojos abiertos y, a continuación, noté pesadez en el cuerpo con una fuerte preferencia por acurrucarme en la cama. Me tapé y pedí que bajaran la persiana porque la luz me molestaba mucho. Mi cuidador puso en el equipo de música la obra de Mike Oldfield, “Cánticos de la lejana tierra”. Poco a poco mi cuerpo se fue relajando y me pesaban los párpados, no obstante, mi mente poco a poco se fue acelerando y mi tren de pensamientos volaba y exploraba conceptos absurdos y complejos. La música cada vez era más intensa, mucho, demasiado; me acabó aplastando. Quería pedir que bajaran el volumen, pero era tan intensa, profunda y desgarradora la panoplia de sinestesia que me producía la experiencia que estaba experimentando un éxtasis sublime. Creo que algunas lágrimas rodaron por mi cara en silencio, arrobado por el mensaje de la obra que, por cierto, está inspirado en una novela del mismo título del autor británico de ciencia ficción: Arthur C. Clarke”. El relato sigue con más detalles de la experiencia llegando a la segunda prueba. Puedes leer el texto completo en bit.ly/48nP4Du. Hay otros mundos… J. V. Setas alucinógenas Universo Ulises

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