Cannabis Magazine 236

producir trastornos adictivos. Sí, el cannabis también: hay personas que tienen dificultades para manejar o controlar su consumo de hachís o marihuana, aunque, estadísticamente, esta posibilidad es una rareza en comparación con otras sustancias. Lo que sí ponemos en duda es la interpretación de este hecho. Encuadrar los trastornos adictivos dentro de la patología de la salud mental significa involucrar al funcionamiento del cerebro, y es aquí donde el método científico comienza a patinar. El funcionamiento del cerebro es mucho más complejo que el de, por ejemplo, el estómago. El interior del estómago es un medio muy ácido que permite la descomposición de los alimentos en moléculas más sencillas que puedan posteriormente ser incorporadas al organismo. Las células parietales que recubren el interior del estómago cuentan con un mecanismo llamado “bomba de protones” que permite la acumulación de ácido clorhídrico en su interior. Los primeros datos sobre este mecanismo se remontan a 1973 y experimentos con ranas. Estos mecanismos se verificaron después en mamíferos y humanos. Así, en 1988, se patentó el primer fármaco que actuaba de forma selectiva sobre este mecanismo: el omeprazol. La ciencia es un sistema de creencias que explica razonablemente bien muchos fenómenos naturales, en concreto los biológicos. En el ejemplo que acabamos de mostrar, el funcionamiento del estómago, la acción del omeprazol y sus propiedades para tratar las enfermedades que producen mucha acidez en el estómago están justificadas de forma razonable. También da un significado coherente del sacrificio de incontables ranas mugidoras (Lithobates catesbianus) en nombre de la ciencia. El hipotético holocausto anfibio permitió replicar los resultados en mamíferos y humanos, y patentar el primer fármaco con acción selectiva sobre este mecanismo. Pero, en el campo de la salud mental, y más concretamente en el de las adicciones, el uso de la experimentación animal a menudo se convierte en dogma. El dogma sostiene que el sistema dopaminérgico-mesocorticolímbico es una estructura cerebral involucrada en la regulación del placer y la recompensa. Este sistema incluye áreas 85 El cerebro es el más complejo de todos los órganos “ “ MODELOS ANIMALES EN INVESTIGACIÓN DE ADICCIONES: ¿RELEVANTES PARA LOS HUMANOS?

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