Cannabis Magazine 239

106 Hasta hubo insectos que llegaron a tener la reputación de potentes afrodisíacos, como es el caso de la Lytta vesicatoriao cantárida medicinal (también conocida a través de textos ingleses como “mosca española”). A pesar del sobrenombre inglés, no es una mosca sino un pequeño escarabajo de color verde metalizado, que una vez secado y molido, el polvo obtenido contiene un 1 % de un compuesto llamado cantaridina, que entre sus muy variados efectos (que iban desde ser un veneno mortal, usarse como abortivo o médicamente en algunas dolencias) se encontraba el de causar priapismo o erecciones de muy larga duración (normalmente dolorosas). Eso convirtió a este escarabajo en el afrodisíaco de referencia hasta el siglo XVII, cuando cayó en desuso por los envenenamientos producidos al ser usado. Sin embargo, en la Francia del siglo XVIII, volvió a ponerse de moda como base activa de un producto que fue conocido como caramelos o pastillas Richelieu (aunque el cardenal Richelieu no tuvo nada que ver en ello, porque había muerto un siglo antes). Ya cuando se avanzó más hasta los inicios de la farmacia moderna (con la capacidad de aislar, purificar, definir estructuralmente y sintetizar químicamente), y empezamos a contar con sustancias concretas y de pureza conocida, ha habido todo tipo de sustancias a las que se le han atribuido propiedades afrodisíacas de una forma u otra. Desde la cocaína, que Freud exaltaba como vigorizante y estimulante, a novedosos productos de síntesis que permiten tener erecciones usando simplemente una pastilla. El problema es que tener una erección, por muy potente que sea, no equivale a tener deseo sexual, ni tampoco parece ser especialmente útil en el ámbito de la sexualidad femenina, cuyos mecanismos difieren de los del varón; y, por si fuera poco, la sexualidad no es una mera función biológica, sino que está intrincadamente ligada al desarrollo personal y a las experiencias con las que nos hemos ido alimentando (mejor o peor) en esa área. Es decir, la experiencia sexual es demasiado individual como para que exista una sustancia que sirva para mejorarla o provocarla en todas las personas. Hay algunas personas a las que el alcohol les desinhibe y les hace más receptivos al encuentro sexual, a otras personas les ocurre con drogas como el GHB, a otras con la heroína e incluso a algunas con las benzodiacepinas como el Valium (porque argumentan que les relaja y desinhibe de sus miedos lo suficiente como para poder entregarse a los placeres carnales y poder disfrutarlos). Con el desarrollo de las drogas psicoactivas de síntesis, apareció una familia de sustancias (en base a sus efectos) conocida como entactógenos o empatógenos, de la que la MDMA o éxtasis es el exponente más conocido, Reportaje Cristales de éxtasis o MDMA, del mercado negro hispano Cantáridas secas, también conocida como “mosca española”, origen de la cantaridina “ “LOS ENTACTÓGENOS, COMO LA MDMA, PRODUCEN EXPERIENCIAS EMOCIONALES QUE PUEDEN FACILITAR EL ENCUENTRO SEXUAL, PERO AL MISMO TIEMPO SUELE INHABILITAR PROCESOS COMO EL ORGASMO O LA ERECCIÓN EN EL VARÓN

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