Cannabis Magazine 239

que han demostrado resultar útiles a muchas personas para varias aplicaciones, y entre ellas para facilitar o mejorar el placer en la sexualidad de los individuos. Si bien los entactógenos no son afrodisíacos per se, sí tienen la capacidad de hacer que las barreras emocionales que nos separan de los demás se vean atenuadas o eliminadas, y ese estado conduzca a una mayor probabilidad de que se produzca actividad sexual. Pero esa mayor actividad sexual es generada en el ámbito de lo emocional más que en el de lo físico, e incluso parece conllevar problemas técnicos (especialmente para el varón), como la dificultad o imposibilidad de mantener una erección suficiente como para poder tener relaciones coitales, o incluso la imposibilidad de poder llegar al orgasmo, aunque la relación esté siendo satisfactoria en otros aspectos (y este efecto no deseado se produce en personas de ambos sexos). Esta inhabilitación temporal de ciertas funciones (necesarias para una relación sexual o para el orgasmo) que sufren muchos usuarios, parece ser común a la mayoría de sustancias psiquedélicas, así como a las empatógenas. Sin embargo, hace 50 años, en 1974, el químico Alexander Shulgin sintetizó la 2C-B, experimentando con variaciones sobre la estructura de la DOM y su familia de análogos químicos. La nueva familia, la de los compuestos “2C” (cuyo nombre viene de tener solo dos carbonos en la cadena con el grupo amino, en lugar de tres como las variantes anfetamínicas), no eran empatógenos propiamente dichos sino psiquedélicos capaces de producir experiencias totalmente equiparables a las de cualquier otro psiquedélico clásico, pero en dosis bajas y medias producían una experiencia bastante controlable en la que los sentidos se veían profundamente intensificados. En palabras de su creador, la 2C-B produce una experiencia profundamente corporal, muy física, en tanto que produce una sensación subjetiva opuesta a la de las drogas disociativas como la ketamina, que producen sus efectos anulando la entrada de información desde los sentidos a su comunicación con el cerebro. Esta experiencia puede resultar muy agradable a algunas personas y presenta la ventaja de que no parece impedir ni el orgasmo ni tampoco la erección en el caso del varón. Según Shulgin, si alguna vez se llegase a descubrir un afrodisíaco totalmente funcional (en lo físico y lo psíquico), es probable que sea un derivado de esta molécula. La 2C-B resulta ser la ganzúa que permite abrir la puerta de la psiquedelia a unos niveles de fácil manejo (en dosis moderadas), mientras que te permite enfrascarte en experiencias que implican una entrada sensorial mejorada y, como consecuencia de ello, en actividades sexuales que no se vean mermadas por los efectos secundarios de la droga. Hay que insistir en lo de las dosis moderadas, porque en dosis altas y muy altas, la 2C-B se comporta con mucha más fuerza y tiende a producir experiencias desagradables relacionadas con sensaciones de miedo intenso, aunque su margen de seguridad física parece ser bastante elevado a pesar de las desagradables experiencias de quienes se han excedido con la dosis. 2C-B en polvo, sintetizado en China y enviado por paquetería “ “EN 1974, SHULGIN SINTETIZÓ LA 2C-B, QUE RESULTÓ SER UN PSIQUEDÉLICO CON PROPIEDADES INUSUALES, YA QUE INTENSIFICA LAS SENSACIONES CORPORALES SIN INHIBIR LOS MECANISMOS NECESARIOS PARA LA ACTIVIDAD SEXUAL

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