Cannabis Magazine 239

soltar sus caderas, empezó a moverla hacia adelante y hacia atrás, arriba y abajo. Se besaban a mordiscos. Ella se movía haciendo círculos y él no podía dejar de gemir. Los dos se corrieron en lo que había sido, sin duda, el mejor polvo que habían echado nunca. Incomodo, duro, intenso e increíble. Al terminar, Juan se subió los pantalones y Laura se puso las bragas. Cambió de emisora de nuevo y la voz chillona de un comentarista anunciando un gol del Betis les devolvió a la realidad. El momento erótico había llegado a su fin y otra vez los sentimientos de tristeza y desesperanza se apoderaron de Laura, y el hartazgo y la indiferencia de Juan. Las miradas perdidas que sin querer se cruzaban, desprendían una repugnancia mutua. Ella intentó que bajara el volumen de la radio y él lo subió aún más. Al rato, la caravana comenzó a avanzar y, al poco tiempo, llegaron a la puerta de su casa. Él abrió el maletero y, mientras cogía las maletas, Laura comenzó a andar calle abajo. Juan la llamó a gritos, pero ella no contestó y siguió caminando. Cuando vio que no le hacía caso, soltó las maletas y salió corriendo. La alcanzó a la altura de la parada de taxis. Empezó hablando de sí mismo, con el discurso de protector violento que le había caracterizado en los últimos tiempos, mezclando reproches y acusaciones con trastornos mentales, fútbol y política. Ella, evasiva en la mirada, no dijo nada. Juan entonces intentó apelar a los instintos sentimentales, de la vida que les quedaba por vivir juntos, de la familia de ambos, del pasado, del futuro. Laura no contestó. Al final Juan acabó llorando y suplicando que le perdonara, que no le dejara, que la quería. Laura, cansada de todo, levantó la cabeza y le miró a los ojos y, como gesto de despedida desafiante, le besó en la mejilla y él se quedó paralizado, mudo en medio de la calle oscura. Subió a mi taxi el 9 de enero de 2009. Me contó su historia y yo a ella la mía. La convencí de irnos juntos al centro a tomar algo. Al día siguiente nos llamamos y, desde entonces, hemos sido muy buenos amigos. Era y es inestable, atrevida, vital, depresiva y una de las mejores personas que he conocido. ¿Se puede pedir más? “ “CAMBIÓ DE EMISORA DE NUEVO Y LA VOZ CHILLONA DE UN COMENTARISTA ANUNCIANDO UN GOL DEL BETIS LES DEVOLVIÓ A LA REALIDAD

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