Cannabis Magazine 239

que se quedaron parados literalmente. Juan puso otra música más animada y encendió un cigarrillo: “No sé qué vamos a hacer, vamos a estar parados un buen rato”. Clavó su mirada en sus piernas desnudas, Laura lo notó enseguida y, sin mediar palabra, se abalanzó sobre él para besarle en un acto incomprensible, instintivo y visceral por parte de ambos. Las manos de Juan presionaron los muslos de ella y una se deslizó bajo la falda hacia la entrepierna. La agarró con tanta fuerza que la subió hacia su asiento y la sentó sobre él. Con una mano estrujaba sus pechos y con la otra luchaba para bajarle las bragas. Ella sentía su mano fría sobre su coño, lo que le provocaba un estremecimiento interno que le aceleraba el pulso. Él mordía su cuello, ella sus labios y su mano, él no dejaba de tocarle por encima de las bragas, que sentía cada vez más húmedas. De un saltó, se apartó de Juan y volvió a su asiento para quitárselas, mientras él se desnudaba de cintura para abajo, dejando los pantalones en sus tobillos. Eran conscientes de que les rodeaban coches y gente por todas partes, pero les daba igual. En ese momento, a ninguno de los dos le importaba un carajo si les estaban mirando o no. Laura comenzó entonces a mordisquearle la polla, primero con mucha delicadeza, con pequeños lametones que le hacían gemir de placer. Y sus movimientos pélvicos demostraban lo mucho que le estaba gustando que juguetease con él. Parecía a punto de explotar. Juan volvió a arrastrarla sobre él. Quería follar. Echó el asiento hacia atrás y se la metió toda y de golpe. Sin 114 Aquellos tiempos “ “CON UNA MANO ESTRUJABA SUS PECHOS Y CON LA OTRA LUCHABA PARA BAJARLE LAS BRAGAS

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