Cannabis Magazine 239

mucho que él la quería y la cuidaba. De no ser por él, y por su delicada protección, estaría muerta a esas alturas, tirada en cualquier cuneta o bajo algún puente a las afueras de la capital. No importaba qué hubiera sucedido. Ante la circunstancia que fuera y en todo momento, ella era la culpable y él la víctima. Una mochila con demasiada carga como para soportarla a lo largo del tiempo. Tras poner Juan en alerta a toda la familia, Laura se levantó de la cama. La cabeza le daba vueltas, no tenía facilidad de palabra y la lengua pesaba tanto que prefería no hablar. Aún con el estómago destrozado, temblor en manos y piernas, escalofríos y lentitud mental, se puso a recomponer el salón y parte del mobiliario roto por los ataques de cólera y frustración de la noche anterior. Quería acabar cuanto antes para volver a Madrid. Aunque era un viaje horrible el que le esperaba: seis horas solos, los dos en el coche. Lo único que deseaba es que fuera callado y así poder dormir mientras tanto. Tan pronto arrancaron, él conectó en la radio Carrusel Deportivo. Un auténtico horror, una pesadilla de las buenas: “Ahora te jodes, que para eso conduzco yo. Me interesa saber los resultados”. Su mirada era tan despreciativa como el tono de su voz. Subió el volumen, aceleró bruscamente y comenzaron el viaje. Durante varias horas, Laura hizo memoria de su relación con Juan, de cómo había llegado hasta esa situación, intentando concentrarse en los buenos momentos, cuando el futuro se mostraba esperanzador, cuando se enamoraron… pero se desvanecían demasiado rápido, dando paso a la realidad de los últimos años. Llegando a Madrid, se encontraron con un atasco monumental debido a una nevada en la sierra y se vieron atrapados. Los coches iban cada vez más despacio hasta 113 “ “EL ODIO Y TENSIÓN ERAN EVIDENTES, TANTO EN EL TONO COMO EN SU EXPRESIÓN CORPORAL

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