Cannabis Magazine 239

Cosmoterio 128 negros del momento que al mirarte te hacían sentir inseguro respecto al modo en que vives. Son aquellos que se ríen de lo que valoras, como flotando por encima de las preocupaciones más mundanas. Son los verdes de aquel entonces, los que argumentan a favor de la naturaleza por sobre todas las demás cosas, dedicados al culto a la mente y cuerpo. Y, sobre todo, incomprendidos por despreciar el dinero, ¿a quién no le interesa el dinero? Procacidad, frescura e insolencia que acompañan a las habituales tarascadas con las que juegan y bromean, asumiendo una actitud que nos habla de un mundo en el que muchas, muchas cosas son oropel como cantan Garzón y Collazos. La Escuela Cínica posee un gran valor aún en la actualidad, y sus posturas y reflexiones han llegado hasta nosotras como la gota que atraviesa la piedra porosa, lo que nos puede hacer pensar que, seguramente, este corolario de actitudes, posturas, ideas y prácticas posea un valor invalorable para la esencia humana: ser cínicos nos ayuda a querernos más, a vernos con meridiana levedad y, por ello, a valorarnos. Antístenes solía decir algo así como: “no te vayas a creer que los demás tienen tantas ganas de escucharte como tú de hablar y ser escuchado”. Toda una píldora contra la vanidad de doxóforos y oropeleros, incluso de los que muchas veces destacan, pero se permiten tropezar, en alguna ocasión, a sabiendas de que admiten laudos no merecidos o viven situaciones, fruto de decisiones personales, que los imposibilitan para arrojar proclamas moralistas de mucho calado y poca congruencia personal. Quizá ese amor hacia los perros se relacione con una envidia, sana a veces y en ocasiones no tanto, del ser humano hacia los canes. Como quien, desde una postura de desconfianza, envidia a una persona ingenua por serlo. Hay, se reconozca o no, una auténtica admiración que es mutua, pero menos merecida, sin duda, por parte de los seres humanos. Referencias 1. London, J. (2015) Colmillo Blanco(Editorial Verbum), p. 146. 2. Ruiz-García, E. (trad.) (1988) Teofrasto, Caracteres. Alcifrón, Cartas: De pescadores, campesinos, parásitos y cortesanas (Gredos). denisovd (depositphotos)

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