Cannabis Magazine 240

105 En esa mitificada Grecia, el filósofo Sócrates fue condenado, en un juicio poco ético y con intereses que se apartaban totalmente del sentido de la justicia, a pena de muerte. También en la mítica Roma, de la que deriva buena parte de nuestros principios rectores en la aplicación del derecho (y que se consideran un avance con respecto a los códigos anteriores), la pena de muerte estaba a la orden del día para delitos de diversa índole. Tal es su impronta que en la religión mayoritaria en nuestro entorno (la cristiana) resulta esencial la ejecución, mediante crucifixión, de un hombre llamado Jesús. Hoy en día, dependiendo de en qué parte del mundo nos encontremos, podemos estar en lugares que decretan la pena de muerte por cuestiones como el adulterio por parte de la mujer (castigado con la lapidación o matarte a pedradas), ser homosexual, consumir o traficar con drogas, defender ciertas ideas políticas y toda una sarta de “motivos” que esos códigos penales encuentran suficientes como para que el castigo sea la muerte. Sin embargo, en Estados Unidos, a pesar de que matar a un ser humano es un fin que se puede provocar por diversas formas, la 8.ª Enmienda a la Constitución prohíbe los castigos crueles e inusuales, y esto afecta también a la pena de muerte. No al hecho de matar en sí, sino a la forma de hacerlo, para que el método no aumente el sufrimiento del condenado. De esa forma, se fueron incluyendo nuevas y “científicas” formas de aplicar la muerte, como la ejecución por electrocución o “silla eléctrica” (aplicada en 1890 por primera vez) o el envenenamiento mediante gas cianhídrico (conocido comúnmente como “cianuro”), que Estados Unidos pasó a aplicar en 1924, adelantándose unos años a los nazis y su uso en los campos de exterminio. Pero, con el paso del tiempo, los métodos que estaban vigentes (ahorcamiento, fusilamiento, electrocución y muerte por gas), empezaron a parecer crueles, cuando ya existían otras formas de matar, eficaces, Tiopental, más conocido como pentotal, que es el barbitúrico usado preferentemente tanto en eutanasia animal, eutanasia humana y, en el pasado, como droga esencial de la inyección letal “ “LA PENA DE MUERTE, COMO CASTIGO A UN SER HUMANO POR UNA ACCIÓN U OMISIÓN, ES TAN ANTIGUA COMO LA HUMANIDAD Y HABITUAL EN CULTURAS COMO LA GRIEGA O LA ROMANA, FUENTES DE NUESTRO MODELO DE ÉTICA Y JUSTICIA

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