Cannabis Magazine 240

Habíamos llegado a la Vila Aliaricii allá por enero de 2022. Volvíamos de Burgos, pues habíamos renunciado a nuestros trabajos en una universidad, privada y a distancia, de la ciudad burgalesa. La explotación y el acoso laboral son prácticas muy extendidas en algunos contextos universitarios de carácter privado. La Vila Aliaricii ya estaba como castro, contempló la llegada del mundo romano, del mundo musulmán, de la gobernanza sueva e, irremediablemente después, la goda. Pero aquí seguimos en las mismas que ya señaló Goytisolo: cercenamos ciertos restos de nuestro pasado para proyectar unas imágenes muy concretas. Si uno entra en la Wikipedia y consulta la entrada de Allariz, podrá consultar lo siguiente: “El topónimo de Allariz nos remonta al siglo VI cuando la presencia sueva en la comarca crea la Vila Aliaricii”. Ni rastro de la presencia musulmana que probablemente promovió el nombre de Allah Rex/Rix, que quedaría como Allahriz. Al margen de esto, era una auténtica “aldea gala” en un vasto contexto conservador, y nos enamoró. No conocíamos a nadie que viviese en Allariz. Paula, que es muy de hacer cosas sociales; cosa que me encanta y me impacta muy positivamente, comenzó a ir a clase de baile tradicional gallego: muiñeira. Comenzó en el Aula Cantarela. Lore era la directora de la escuela y profesora de canto. Pablete iba también a baile, era fisioterapeuta. Eran pareja. Aunque yo no iba, un día pasé por allí, a esperar a que Paula saliese. Al terminar la clase fuimos juntas a tomar algo a un café cercano. Comenzamos a hablar y a comentar diferentes aspectos de la vida. Llegó el momento de la mención a la ludicidad. Alguien hizo alusión a los juegos de mesa. Paula y yo dijimos que nos encantaban, y Pablete y Lore indicaron que tenían un gran Baúl lleno de juegos. Me emocioné, en ese momento me emocioné. 127

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